Capítulo XXXIV

2.2K 195 16
                                    

*3 días después*

Esta mañana llegó una carta de una persona anónima diciendo que tenía que tener mucho cuidado con mi prima porque ella no se iba a ir hasta que no se asegurará que yo sufriera de la misma manera en la que ella sufrió hace tantos años.

Mi padre murió al igual que su madre, en manos de reinos enemigos. Al parecer para ella el dolor de perder a mi padre fue en vano y no fue suficiente para ella. Entiendo que ella apenas era una pequeña niña pero yo también lo era, no tenía palabra ni opinión respecto a la ejecución de Marie York.

Fernando llega a la habitación y se acuesta en la cama exhausto.

-¿Largo día? –le digo tomando una hoja de papel y una pluma del escritorio.

-Nunca pensé que ser Rey fuera tan agotador. –suspira.

-Yo lo sabía desde que era una niña pero no puedes renunciar a tu legado. –le digo entre risas.

-¿Qué haces?

-Escribo una carta a Leonor y mis damas, iría yo misma pero debe ser secreto, no me puedo arriesgar a que alguien escuche.

-¿Por qué tanto misterio? ¿De qué se trata? –dice incorporándose y camina hacia el escritorio donde estoy sentada.

-Me llegó una carta en que me advertía de las malas intenciones de Leslie así que me voy a poner de acuerdo con las chicas para ver qué podemos averiguar. –susurro.

-¿Quién mandó la carta?

-No lo sé, no decía.

-Entonces prefieres creerle a un total extraño que a tu propia prima. –dice cortante.

-¡Esa prima mató a mi padre! –le digo viéndolo a los ojos desesperada.

-¡Ella solo vino a nuestra boda! Solo es una niña asustada con el dolor de haber perdido a su madre. ¡Por tu culpa! –me dice furioso mientras me mira con imponencia.

-Fernando...

-¡Tú mataste a su madre! ¡Ahora la culpas por querer hacer las paces contigo!

-¡Yo no maté a Marie! –me duele pensar que Fernando piense eso de mí, me cree una asesina.

-¡Tampoco hiciste nada para impedirlo! –me pongo de pie y golpeo el escritorio de madera con la palma de mi mano.

-¡Yo tan solo era una niña! Nadie me iba a escuchar.

-No tienes idea de lo que tuvo que pasar, perdió a su madre, tú nunca te molestaste en saber si ella estaba bien. Solo se fue de Suecia y ya nunca supieron de ella de nuevo.

-Hasta que mandó matar a mi padre. –lo interrumpo con un nudo en la garganta.

-¡Tal vez se lo merecía!

Mis mejillas se sienten calientes de lo enojada que estoy en estos momentos. Este no es el Fernando con el que me casé, con el que jugaba cuando éramos niños, con el que cabalgaba hasta el atardecer.

Este no es el Fernando que quiero en mi vida.

Él se sale de la habitación furioso y al cerrar la puerta detrás de él yo me siento de nuevo en la silla.

Una lágrima se escapa de mis ojos pero limpio mi mejilla de inmediato con desesperación. Él no se merece mis lágrimas.

Leslie lo está logrando, está poniendo a Fernando en mi contra.

Cambio de planes, ahora vamos a seguir a Fernando. Tengo que saber porque defiende tanto de Leslie antes que a mí.

Horas más tarde, junto con mis amigas, nos enteramos por una de las sirvientas del castillo que Fernando ayer fue a ver a Leslie por petición de mi prima.

Fernando está decidiendo creerle a ella antes que a mí.

La Próxima ReinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora