Capítulo 1

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El reloj marcaba las 22:00 horas, y mi celular sonaba nuevamente, miré el identificador, era Tiffany, de nuevo; sé que mi madre estaba preocupada por mí, pero por más que quisiera no podía atender esa llamada en estos momentos, pues mi madre notaría que estaba derrumbado.

Como todas las noches, después de darle el beso de buenas noches a mi hija, me refugiaba en la oscuridad de mi cuarto. En esa oscuridad, solo, aferrándome a lo único que me queda de él, su foto, lo único que quedó en nuestro departamento cuando decidió irse, cuando decidió dejarme; la foto de nosotros juntos, felices, abrazados, mirándonos a los ojos con amor y pasión, ese amor y esa pasión que solo sentí, siento y sentiré por mi Ángel.

Tenía también la foto de ellos, esa que me mando él por correo electrónico, la foto de nuestros hijos, de nuestros trillizos, de esos hermosos pequeños, fruto de nuestro amor, a los que nunca he visto, a los que me muero por tener a mi lado, besarlos y arroparlos cada noche, dándoles todo el amor que tengo guardado para ellos.

Aquí estoy, ahogándome en mi maldito sufrimiento, como cada uno de los días de estos últimos seis años. Todo por ser un maldito imbécil que no tuvo el valor suficiente de darle a Soo el lugar que se merecía en mi vida y delante de todos. Hoy estaba más hundido, más destrozado y más deprimido que nunca y apenas era el inicio de lo que tendría que sufrir en las próximas horas.

Estoy seguro de que en todo este tiempo lo he herido con mi ausencia, dejándolo solo con su dolor, con nuestro dolor. Lo he herido una y mil veces; uno de mis más grandes anhelos es encontrarlo, poder pedirle perdón, aunque es algo que no merezco, pues han sido tantos los errores que cometí con él, que entiendo que mi Ángel no pueda perdonarme nunca, él ha sufrido tanto por mí que debería desear que haya encontrado en su camino a alguien que lo ame y le dé el lugar que se merece, pero de solo pensar en otro hombre tocando su cuerpo, recorriendo esa suave y hermosa piel que me enloquece, diciéndole cosas al oído, haciéndolo gemir su nombre, enloquezco y muero de celos, siento que mi parcialmente muerto corazón termina por romperse en un millón de pedazos.

La verdad es que aunque yo sufra, aunque me duela, aunque termine de morir por dentro, él se merece ser feliz y yo merezco perderlo, porque al final él no fue mío, nunca lo fue de verdad, nunca lo reclamé como mío ante los ojos de los demás, no porque él no lo quisiera, no porque no fuera lo que más anhelaba en su vida, sino porque yo ciego, orgulloso y estúpido no le di su lugar, y a mi hermoso Ángel le tocó conformarse con estar en la oscuridad, con estar en la sombra, con tener que esconder nuestro amor de todo y de todos (salvo de mi hermano), a Soo, mi único amor, le tocó conformarse con ser mi amante...con ser "El Otro".

"El Otro"...maldita sea, él nunca fue el otro, él para mi era todo, él y mis hijos para mi lo son todo, son mi vida, mis ganas de respirar, de caminar, de vivir.

Amo a mis hijos, son mi motor, creo que por ellos todavía logro levantarme de la cama y pasar por esta media vida prestada que me ha tocado vivir, desde que él se fue, desde que no pudo soportar más estar en la sombra, esperando por las migajas de tiempo que le daba, aunque con ese poco tiempo le entregaba todo mi amor, le entregaba todo de mi, sé que no era suficiente, lo entiendo y me arrepiento de ello con cada latido de mi corazón.

"El Otro", ese era el título de su novela, ese era el titulo de su best seller, ese libro que lo estaba convirtiendo en un escritor famoso, premiado y reconocido, y cuya copia reposaba justo ahora entre mis manos, sobre mi escritorio.

Estaba tan orgulloso de Kyungsoo, de sus logros, siempre supe que llegaría tan lejos como quisiera, porque es sencillamente maravilloso. Se merece todo y más, y yo como el estúpido que soy no pude o no quise darme cuenta de que mi amor incondicional no era suficiente para mantenerlo conmigo eternamente.

EL OTRODonde viven las historias. Descúbrelo ahora