Capítulo 40

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Decir que estaba impaciente era poco, no recuerdo ver tanto el reloj como en los últimos minutos, creo que en mi vida he estado tan impaciente por algo como ahora, conversaba con Jihoon, cuando de pronto sentí su mirada en mí, giré un poco mi rostro y mis ojos se conectaron con la espléndida mirada de Kyungsoo, luego de unos segundos bajó su mirada mordiéndose sensualmente el labio y ese hermoso sonrojo adornó sus mejillas…de pronto mi ansiedad empezó a trasladarse a otras partes de mi cuerpo y tuve que pensar en algo que me enfriara rápido si quería terminar con la velada, tenía que concentrarme, solo faltaba una hora, mis hijos habían estado correteando por todo el salón de un lado a otro, alegres, pero ya empezaban a dar señales de que el sueño y el cansancio comenzaban a hacer mella en ellos…pronto estarían dormidos y yo no podría estar más feliz por ello, el que mis hijos estuvieran profundamente dormidos significaba que tendríamos mayor privacidad y es que hoy sería la gran noche, hoy le pediría a Soo que volvamos a estar juntos, como una familia.

Mientras Jihoon me conversaba sobre cosas fascinantes del viñedo, ofreciéndose a llevarme a hacer un recorrido por las bodegas donde se produce el vino, yo seguía con la mirada a Kyungsoo por todo el salón, justo ahora se encontraba sentado en el sofá contándole una historia a nuestros hijos, estábamos en invierno y el frío en los últimos días había sido despiadado, pero los Nonos se ocuparon no solo de subir la calefacción, sino también de encender la chimenea del salón y ya les había agradecido no menos de diez veces el detalle porque nos sentíamos increíblemente a gusto y estábamos disfrutando mucho de la velada.

De nuevo me encontraba mirando el reloj y rogando porque los minutos pasarán. Me encontraba embelezado admirando la hermosura de Kyung, cuando Jihoon interrumpió mis pensamientos.

-¿Es muy hermoso, no es cierto?-dijo señalando a Soo, con la copa que sostenía entre sus dedos.

-Mucho más que hermoso, es todo un Adonis.

-No entiendo como con el amor que se tienen dejaron que les pasarán todas esas cosas-me dijo a modo de reflexión…creo que más para él que para mi.

-No sabes cuantas veces me he preguntado yo lo mismo en estos últimos años, pero ya perdimos demasiados años como para perder tiempo valioso haciéndonos preguntas, lo único que quiero es poder rehacer mi vida a su lado, donde él quiera, ya sea aquí o en Chicago, lo único que me importa es que estemos juntos.

-Eso va a suceder hijo, no tienes que ponerlo en duda-me dijo él, agradecí sus palabras, yo confiaba que eso sería así, pero necesitaba continuamente confirmación de terceros-Supongo que se irán a Chicago.

-No puedo asegurarlo.

-Yo si Jongin, ¿crees que alguno de ustedes podrá seguir separado del otro?-yo me limité a negar con la cabeza-¿Y crees que ustedes podrán estar lejos de Sunjai?-volví a negar con la cabeza-Sobretodo porque mi niño ha pasado todos estos años lejos de la pequeña, solo la dejó ahí por ti, cuando llegó a Busan, estaba increíblemente triste, solo los pequeños lograban sacarlo de la cama, Jongdae y Minseok, hacían todo lo que podían y más para poder animarlo, pero nada parecía poder colocar esa hermosa sonrisa en su rostro, su dolor por la pérdida de su mariposita era infinito, además de que se encontraba terriblemente deprimido por como te dejó en Londres, creo que en más de una oportunidad se planteó buscarte, le desesperaba saber cómo te encontrabas, pero creo que el dolor hacía que colapsara de nuevo.

Mi corazón se oprimía mientras Jihoon me contaba esos días de la vida de Kyungsoo que aparecen como páginas en blanco en su historia, no podía quitarle los ojos de encima, mientras lo veía con toda la tristeza que su dolor podía dejar en mi mirada y mi alma, como siempre nos ocurría él se percató de mi mirada y levantó su vista que inmediatamente se enganchó con la mía. Al notar mi estado de ánimo hizo ademán de levantarse, pero le hice un gesto con la mano pidiéndole calma a la vez que negaba con la cabeza y le regalaba una pequeña sonrisa que esperaba lo tranquilizara, él me correspondió con una deslumbrante sonrisa.

EL OTRODonde viven las historias. Descúbrelo ahora