Capítulo 30

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Cómo en los últimos días (desde ese en el que leí la dedicatoria del libro de mi Dodo), dormí espléndidamente. Aunque solo fueron unas cuantas horas, fueron las mejores horas de sueño, me levanté completamente rejuvenecido. Luego de desayunar y llevar a mi muñequita al colegio, salí para mi oficina. Estaba revisando unos planos cuando decidí que debía poner a Sooman al corriente de toda la situación por la que estaba pasando mi vida en este momento, Sooman era el patriarca de la familia Jung y con quien comentaba asuntos relacionados con Aleesa por parte de su familia materna, no es que necesitara de su consentimiento para decidir o educar a mi hija, pero me gustaba contar con su apoyo y bendición; siempre he querido pensar que a su manera Krystal amaba a su hija y no quisiera que mi pequeña perdiera la esencia de su otra familia. Acudía a Sooman, quien era el Abuelo de Krystal y no a su padre porque el padre de Krystal murió el año pasado, luego de eso su esposa se fue a vivir a New York  junto con su otra hija y poco y nada le interesaba su nieta, en realidad cortamos todo tipo de comunicación.
Llegué a su oficina, siendo recibido por la insoportable de Joy, la que en un tiempo fue mi secretaria y a quien pedí que fuera transferida de puesto de trabajo porque no soportaba su acoso e intento de coquetería conmigo.

-Sr. Kim buenos días, que placer verlo por aquí-me dijo batiendo las cejas.

-Buenos días Srta. Joy-respondí tras inspirar profundamente-¿Puede por favor ver si Sooman esta disponible para atenderme?-le dije con seriedad.

-A ver, a ver...-dijo mientras hacia pequeños movimientos sobre su silla giratoria, por un intento de que me fijara en sus piernas, dándole vueltas a un mechón de cabello entre sus dedos y mordiendo la goma de su lápiz en un intento de ser sexy, mientras simulaba ver la agenda de su jefe-Si puede atenderte Jongin….Y yo puedo atenderte esta noche después de las seis…puedes pasar por casa y preparo el desayuno-me dijo y yo no pude más que soltar un bufido y hacer girar mis ojos hasta ponerlos en blanco.

-Srta. Joy limítese a decirle a su jefe que necesito hablar con él-le dije en tono serio demostrándole que estaba molesto-Le he dicho en muchas oportunidades que no estoy interesado en usted, por lo que le agradecería que no insistiera con ese asunto-me dio una mirada resentida y se comunicó con Sooman, dándome inmediatamente la indicación para que entrara.

-Buenos días Jongin, ¿qué te trae por aquí?-dijo él levantándose de su silla y aproximándose a mi para saludarme-¿Asuntos con la licitación del nuevo hospital?-me dijo preocupado por el nuevo proyecto.

-Para nada, eso está bajo control… Es más bien algo relacionado con Aleesa.

-¿Pasa algo con mi nieta?-me dijo haciéndome un gesto para que tomará asiento con él, en una de las butacas del apartado de su oficina donde tenía unos sofás y sillones, para lo que él llamaba reuniones creativas informales.

-No, ella esta bien, pero quería comentarte que encontré a Kyungsoo-le dije, hacía mucho tiempo que él sabía todo lo de mi relación con Soo y aunque al principio no lo entendió mucho, con el tiempo y por la manera que me vio sufrir lo aceptó y me brindó su apoyo.

-Eso es fantástico Jongin, ¿están aquí en Chicago?...¿o vas a ir en su búsqueda?-me preguntó.

-La verdad es que Kyungsoo y mis hijos están en Busan, pero vendrán en Enero-dije con el convencimiento pleno de que Soo aprovecharía lo del contrato con la revista para vernos.

-Busan, que ciudad más maravillosa…aunque no se compara con mi amada Incheon-dijo soñador.

-Si lo sé, una ves Minho y Kyungsoo hablaron de ello-le comenté-Pero no es solo eso lo que quiero decirte…Yo hablé con Aleesa, le conté de Kyungsoo y de sus hermanos-al decir eso se enderezó en la silla.

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