Capítulo 44

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-Buenas noches precioso-dije ni bien conecté la llamadas.

-Buenas noches caballero, no sabes lo feliz que me hace escuchar su voz, la verdad es que estaba extrañando enormemente a mi sensual prometido.

-Pues yo estaba extrañando un montón a mi hermosísimo y muy sexy futuro esposo. ¿Qué tal ha estado el día cielo?.

-Bien vida, cada minuto extrañándote más-me dijo y juro por Dios que en ese momento estaba mordiéndose el labio, no era difícil adivinarlo por su tono.

-¿Y que es lo que más extrañas?-le pregunté, queriendo entrar en tema. La verdad es que tanto extrañarlo empezaba a hacer estragos en mi cuerpo.

-Extraño todo de ti mi vida-me dijo, pero hizo un pausa-Pero justo ahora, lo que más extraño es sentir tus dedos recorriendo suavemente el borde de mi camisa, deslizándose suavemente por los botones hasta mi cintura, para luego subir con cuidado por mi costado y deslizar mi suéter con delicadeza por mis hombros, dejando caricias en mis brazos copiando el recorrido de la prenda mientras abandona mi cuerpo-
me dijo, con esa voz seductora y suave que tanto amaba.

-Mientras dejo suaves besos por tu cuello, tu mandíbula y ese sitio que tanto te gusta detrás de tu oreja-un suave gemido de los labios de mi Kyungie me indicó que iba por buen camino.

-Mientras arrancas suspiros de mis labios, con los tuyos pegados en mi piel, voy recorriendo con mis manos tu torso, a través de la franela blanca que usas para dormir y cuando llego al final comienzo a jugar con el elástico de tu pantalón, dándole pequeños jalones, pero sin hacer ningún intento por quitártelos haciéndote gemir de deseo y de frustración-me dijo mi muy travieso y adorable prometido, travesura que le fue recompensada con un fuerte gemido de mi parte.

-¿Intentas matarme de deseo?...así voy abriendo uno por uno los botones de tu camisa, dejando suaves roces con mis dedos y humedeciendo lentamente la piel que va quedando descubierta suave y lentamente con la punta de mi lengua, voy dejando pequeños soplidos que logran estremecerte-le dije haciéndonos gemir a ambos, a los pocos minutos ya eran nuestras manos las que recorrían nuestros propios cuerpos, con intensidad, con la pasión impregnada en nuestras voces, en nuestros jadeos, en los gemidos, en la fuerza de nuestras caricias y por ese camino recorrimos hasta alcanzar la cumbre soñando que eran las manos del otro las que nos provocaban tan inmenso placer en nuestros cuerpos a pesar de la distancia, en definitiva mi precioso es el más sexy, provocativo y maravilloso de todos. Mi Soo era simplemente perfecto. Una vez cuando se medio normalizaron nuestras respiraciones pude encontrar voz para hablarle-Vas a matarme un día de estos, eres demasiado perfecto mi Dodo, no sabes el poder que tienes sobre mi cuerpo, aún con la distancia que nos separa.

-Que queda para mi bebé, que la mitad de las veces que pienso en ti desde que te fuiste lo hago con tus manos y tus besos recorriendo en mí, con tu cuerpo fundido en el mío-decía ganándose un gruñido de desesperación y deseo de mi parte.

-Dodito no sigas por ahí, si es que quieres dormir algo hoy-suspiramos al mismo tiempo-Vida no sabes como te extraño, me muero por tenerte entre mis brazos y poder abrazarte.

-Tranquilo amor, dos días más y podrás hacerlo.

-Si amor, pero luego regresas y tendremos que esperar a vernos de nuevo-le dije entristecido.

-No te deprimas amor, no nos hace bien seguir por ese camino...Vamos a estar bien, te lo prometo.

Conversamos por un rato más de cómo había estado mi reunión, me contó de sus avances para poder emprender el viaje, ya mañana su amigo Minseok llegaría a Busán para que emprendieran el viaje juntos, cosa que me daba algo de celos. También hablamos sobre el almuerzo y le pregunté si sabía donde estaba enterrado nuestro hermano, él no estaba muy seguro, pero me confirmó que antes de mudarse a Corea su madre vivía en China, por lo que seguramente estaría allí. Después de un poco de plática el sueño venció a mi Soosie, le dejé un mensaje de texto y me puse a trabajar a pesar del cansancio y un poco del sueño. Ya muy tarde me refugié en mi cama, tranquilo porque en un par de días estaría rodeado por mi ángel, y estaba seguro que cada mañana me despertarían los dulces mimos de mi gatita hermosa.

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