Tenía que encontrar el valor, la fuerza para poder abrir su libro, y sumergirme en nuestra historia, en esas palabras que iban a darme una imagen de las emociones y sentimientos de Kyungsoo. Tenía que encontrar la fuerza para poder desenmarañar su historia y encontrar alguna pista que me pusiera en el camino correcto para encontrarlo...para encontrarlos, tenía que concentrarme en su punto de vista de la historia para poder encontrar los hilos que me ayudaran a desenredar toda esta locura y abrirme un camino hacia su perdón. Si algo necesitaba en esta vida para encontrar un poco de la paz perdida hace seis años, además de él, además de su amor, además de nuestros hijos, era su perdón y el de mis pequeños.
Tenía suficiente castigo con no poder perdonarme nunca por lo que le hice, por no perdonarme nunca el no estar con mis pequeños, el perderme la oportunidad de conocer a mi mariposita, de estrecharla entre mis brazos, de poderle decir en vida cuanto la amo, el no poder perdonar a Tiffany.
No podía perdonarle a mi madre el que me hubiese obligado a permanecer al lado de Leesa y Krystal, mientras ésta estaba ingresada en el hospital tras el accidente, sé que en parte mi madre lo hizo por Alee y se lo agradezco, porque mi muñequita me necesitaba a su lado, pero también me necesitaban Soo y mis pequeños y era a ellos a quienes más les había fallado; también sé que la otra razón para que mi madre no me permitiera salir a Londres como lo había planeado era por las malditas apariencias, que ella tanto se empeñaba en seguir.
A pesar de que mi madre es una excelente mujer y una madre abnegada y amorosa, está demasiado cómoda en esta sociedad hipócrita, llena de lujos y mentiras a la cual está tan orgullosa de pertenecer.
Y no podré perdonarme tampoco el haberle obedecido, por no querer complicar más las cosas, agregando un disgusto con mi madre.
Unos golpes en la puerta interrumpieron mi línea de pensamiento, de pronto mi madre asomó su cabeza por la puerta.
-Mamá te pedí que nadie me interrumpa.
-Lo sé hijo, pero me preocupas.
-Lo sé mamá, y lo siento-suspiré pesadamente, no quería contestarle mal, no quería seguir sumando culpas y remordimientos a mi dolor-Pero necesito esto, necesito estar solo, necesito entender muchas cosas, y si eso implica quedarme encerrado todo el fin de semana en mi estudio, es precisamente lo que haré-me miró no muy satisfecha con mi respuesta, y trató de jugar bien sus cartas.
-Si hijo, pero Aleesa tiene una pesadilla, ella te necesita-mi corazón se contrajo de dolor, pero tenía que hacer esto, y tenía que hacerlo ahora.
-¿Ella esta bien?-le pregunté a mi madre.
- Si, logré calmarla, tu hermano le dio un té y se durmió de nuevo.
-Perfecto entonces, controlaste la situación tan bien como siempre mamá-mi rabia comenzaba a crecer peligrosamente dentro de mi pecho-¿Por qué demonios me interrumpes, cuando te dije que no quería que nadie, ni siquiera Leesa me interrumpiera?. ¿Acaso es tan difícil para ti escucharme, y respetar mis deseos y mis necesidades por una maldita vez?-le dije elevando mi voz, mi madre se sobresaltó, pero no perdió su oportunidad de responder.
-Tienes que sobreponerte de una vez por toda, ya es suficiente, llevas seis años pareciendo un muerto en vida, no vives más que de la casa al trabajo y del trabajo a la casa, las veces que sales a hacer otra cosa es para buscarle cosas a Aleesa o llevarla a algún lado, eres la sombra de lo que eras hijo, entiéndelo.
-¿¡QUÉ DEMONIOS QUIERES QUE ENTIENDA MAMÁ!?, ¿¡POR QUÉ NO ME ENTIENDES TÚ A MÍ DE UNA MALDITAS VEZ!?-mis gritos debieron resonar por toda la casa, porque a los pocos minutos estaban en el estudio, mi padre abrazando de forma protectora a mi madre, quizás temiendo lo peor de mi, junto a mis hermanos y cuñados, no sabía que estaban todos en casa.

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EL OTRO
FanfictionKim JongIn era un reconocido y brillante arquitecto en la ciudad de Chicago, su mayor felicidad es haber encontrado y conocido al amor de su vida, a su alma gemela, a su otra mitad, a su todo. Uno de sus más grandes logros fué concebir tres maravill...