Capítulo 11

3.1K 312 34
                                        

Abrí el libro y busqué la foto de Kyungsoo, me quedé observando unos minutos esa imagen de mi ángel, del amor de mi vida..."Te Amo mi amor"...le dije, mientras acariciaba suavemente su imagen..."Te Amo y te voy a encontrar, voy a ganarme tu perdón...ya pasamos por demasiadas cosas, nos merecemos ser felices"...no tenía dudas, lo encontraría, y sería pronto.

Estoy seguro que tengo tres buenas oportunidades en mis manos para poder encontrarlo, la primera sin lugar a dudas, la más confiable de acuerdo con las pistas con las que contamos es asistir a las sesiones de apoyo a padres de la fundación en Londres, claro que nuestro primer encuentro después de todo este tiempo sería en una sala llena de otras personas inmersas en su propio dolor y que se encuentran allí en busca de consuelo y de apoyo, por lo que sería un poco incómodo y solo me daría la oportunidad de acercarme a él hasta el final de la sesión y eso si es que me permite permanecer en la sesión o si me permite acercarmele. La verdad no tengo ningún tipo de garantía pero sinceramente no tengo ninguna intención de darme por vencido, así tenga que asistir a mil sesiones haría que Soo me escuche de cualquier forma.

Otra de las opciones sería encontrarlo en Corea, esta opción me daría la oportunidad de acercarme de una forma más privada, personal y directa, lo ayudaría a estar más cómodo, ya que estaría en su ambiente, en su espacio...Pero primero habría que conseguir una dirección, por más que pienso y pienso en ese asunto de Corea, siento que hay algo muy importante respecto a ello...en algún lugar de mi cerebro, algo me dice que hay una información que estoy pasando por alto, pero no sé que podría ser, para ello debía averiguar donde estaban mi ángel y mis hijos, al menos en el caso de la fundación contaba con una dirección a la que podría ir.

La otra opción sería contactar a Minseok y contratar una presentación, firma de autógrafo o cualquier cosa aquí en Chicago, podríamos usar de fachada la empresa de Tao o la de Luhan, el problema es que me imagino que si mi Ángel ve el nombre de cualquiera de nosotros en el contrato no lo aceptará, así que deberíamos involucrar a alguien más, aunque no sé a quién. El socio de Luhan, era yo, así que ninguno de los dos podríamos firmar ese contrato, por lo que la idea quedaba descartada, lo que me lleva entonces a la empresa de Tao, era más apropiada en muchos sentidos, puesto que mientras la tienda de Luhan, como es fácil imaginar se dedicaba a la ropa y la moda, la de Tao, era una publicación, una revista, que si bien se concentraba en la moda, también lo hacía en todo lo que se consideraba "IN"...según la descripción de ellos, y entre sus cosas "IN" estaba una sección literaria y en cuanto a eso, si algo estaba de moda en este momento era la obra de Kyungsoo. El problema, como siempre (para nosotros siempre hay problemas e inconvenientes), es que Tao tenía dos socios...y la dificultad, era precisamente que alguno de sus socios aceptara firmar el contrato de promoción del libro de Soo aquí en Estados Unidos, porque ciertamente el dinero no era el problema, ya me encargaría yo de financiar el proyecto, el problema es quien firmaría el contrato...Tao no podría hacerlo.

A Kris (uno de los socios), no podría pedirle el favor, porque sencillamente Kyungsoo no aceptaría un contrato con él, en primer lugar por ser un Kim, segundo por ser un lacayo incondicional de mi madre y tercero porque él mismo siempre fue lo suficiente arrogante y pedante con mi Ángel, siempre intentando hacerlo sentir mal, es más, estoy seguro de que mi madre se enteró de mi relación con Kyungsoo, por culpa de él.

Así en medio de mis reflexiones me perdí en mis recuerdos.

FLASHBACK:

Estaba con mi Kyung en nuestro departamento, habíamos pasado un momento extraordinario, después de una estúpida discusión por los celos que me embargaban siempre, porque el imbécil del vecino no perdía oportunidad de coquetear con mi ángel e intentar conquistarlo, eso me ponía de muy mal humor, los celos me hacían perder el juicio y la compostura, y sacaban lo peor de mi...lo único verdaderamente interesante que traían las discusiones eran las reconciliaciones. Hoy con cualquier excusa como siempre había salido del trabajo temprano, para intentar comer con mi ángel, para poder pasar un poquito de tiempo con él y no quitarle tiempo a mi muñequita. Era un esfuerzo plagado de una serie de mentiras que se entrelazaban las unas con las otras pero que bien valían la pena.

EL OTRODonde viven las historias. Descúbrelo ahora