Capítulo 33

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-Wooaw…amor…que hermoso estas…estos días he estado emocionado por escucharte…pero verte…verte es demasiado…no sabes lo feliz que me haces en este momento-le dije sinceramente.

-Sé perfectamente como te sientes Jongin…yo....yo me siento igual, he visto tu imágen en las fotos que me has enviado y debo admitir que no se compara a esto…la verdad es que la culpa me embargaba cada vez que veía tus ojos, esa sombra de dolor que tienen, sé muy bien que soy el responsable de ello.

-Shhh…bebé…no…este momento debe de ser de felicidad para nosotros…sin culpas, sin dolor mi ángel-le dije siendo sincero.

-Tienes razón, ya habrá tiempo para ello. Deja de mirarme de esa forma-mencionó con una sonrisa.

-Disculpa es solo que esto me parece tan irreal, aún no creo que te esté viendo-le dije embelezado con su belleza-En este momento no puedo pensar en otra cosa mas que en lo hermoso que eres, no podría ver a nadie más que a ti en este preciso instante.

-¿Ni siquiera a tus hijos?-me dijo con un brillo especial en los ojos.

-¡Hola Papito!-saltó de pronto frente a la cámara mi gatita.

-¡Princesita!, amor…que alegría verte. No puedo creerlo, ¡eres tú!, Dios que hermosa eres cielito-le dije con lágrimas en los ojos.

-Y tú eres muy guapo papito-me respondió mi gatita de vuelta.

-No gatita…no hay nadie mejor que tú-le dije mientras atrapaba una lágrima traicionera que corría por mi mejilla-Te Amo bebé, te amo mucho mi gatita y muero por abrazarte y darte muchos besitos.

-Papito no llores…yo también te amo mucho, mucho. Y ya le pedí a los reyes para que estemos juntos pronto-me dijo con emoción.

-Espero que ellos te oigan y puedan cumplir nuestro deseo, yo también muero por estar contigo.

-Papito…mi Papi me dijo que podíamos hablar contigo así todos los días, pero ahora tengo que dejarte hablar con Tae-Tae…Te amo papito, la próxima vez tenemos que hablar también con Aleesa-y con eso salió del foco de la cámara.

-Hola…papá-dijo dudoso mi campeón. Se veía que era mucho más tímido que mi gatita.

-Hola pequeño, ¿cómo estás?-le dije-Ayer vi un video que grabó tu hermana y pude verte interpretando su nana-le dije y sus ojitos se llenaron de emoción-Eres increíble campeón y estoy muy orgulloso de ti.

-¿De verdad crees que lo hice bien?-me preguntó inseguro. Eso debió heredarlo de Soo.

-Perfecto hijo, la tocaste mejor que yo-le dije sinceramente.

-Pero no pude encontrar los acordes para las nanas de Sunjai y Aleesa-me dijo contrariado.

-Los encontrarás Tae…no te preocupes cariño, estoy seguro que podrás hacerlo, los que estabas usando antes que te frustraras iban perfectos hijo-le dije y lo vi removerse emocionado en la silla.

-¿Eso crees?-me dijo esperanzado.

-¡Claro campeón!…Hijo…sabes…te amo mucho-le dije sinceramente, con él siendo tan parecido a mi, me costaba más comunicarme, era más fácil hacerlo con Kalani. Pero eso no quería decir de ninguna forma que lo amara menos-De verdad te amo, los amo mucho a los tres y estoy ansioso por conocerlos y tocar juntos, estoy muy orgulloso de ti campeón.

-Gracias papá…yo…yo también te amo, y quiero tocar pronto contigo-me dijo el pequeño y mi corazón estuvo a punto de explotar de tanta alegría, era la primera vez en la que me comunicaba de alguna forma con mi hijo y me decía que me amaba, estaba casi eufórico. Pude conversar un rato más con Kyungsoo. Le conté que este fin de semana hacíamos la mudanza y él decidió que durante el sábado no habría una videollamada, cosa que me decepcionó un poco, pero me aseguró que el domingo en la noche podríamos conversar de nuevo y que deberíamos pensar en una hora conveniente para todos los niños, así Aleesa podría intervenir en la conversación para conocerlo a él y a sus hermanitos. El sábado y el domingo Sehun, Luhan y yo trabajamos muchísimo en la mudanza, pero para media tarde del domingo ya estaba todo en la casa nueva y muchas de las cosas en su lugar, ya en la semana, con la ayuda de mi hermano y Tao estaría todo arreglado. El domingo casi al final de la tarde volvieron mis padres de su viaje de fin de semana y nos reunimos todos a cenar. Estábamos todos sentados en la mesa, sentía cuatro pares de ojos mirándome esperando el momento en el que le dijera a mi madre que a partir de hoy ni yo ni mi hija dormiríamos más en esta casa, por suerte Tao tuvo la previsión de hacer que los niños comieran en el jardín para que no se vieran atrapados en medio de una batalla campal. Yo la verdad no quería un enfrentamiento con mi madre pero no tenía otro remedio.

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