Capítulo 32

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Sin esperar un minuto más, me adentré en la chimenea del despacho de Dumbledore.

-¿A donde vas?-Preguntó Caelus ligeramente preocupado.

-A hablar con Rufus Scrimgeour. Quiero que nada más irme tú te dirijas a mi habitación. Se encuentra en las mazmorras justo detrás de un cuadro de Phineas Nigellus Back. La contraseña es Sirius Snape. Mi chimenea está conectada  a tu casa, por lo que allí estaréis a salvo.

-¿Y cómo hago para que nadie nos vea?-Preguntó preocupado.

Con rapidez revolví entre los cajones de Albus para encontrar la copia del mapa del merodeador que había hecho hace tres años.

-Este mapa indica quién y donde está todo el mundo en el castillo además de sus pasadizos y atajos. Con él podrás llegar más rápido que cualquiera y no encontrarte con nadie.-Respondí con seriedad.

-De acuerdo. De todas formas, si alguien me ve puedo decir que es el hijo de Dora.

-Bien, pero si puedes lograr que nadie te vea, mejor. Ambos sabemos que la más mínima sospecha ya lo pone en peligro.

Al escuchar mis palabras, Caelus asintió para tomar en uno de sus brazos a Sirius mientras que con el otro sujetaba firmemente el mapa.

-Según esto, hay un pasadizo que me dejaría a la vuelta de esquina de donde tengo que ir.-Comentó pensativo.-Creo qeu no será difícil.

Después de desearle suerte, me adentré en la chimenea después de con un patronus avisar a McGonagall de que yo me encargaría de avisar al ministerio de lo ocurrido.

Cuando el fuego verde de los polvos flu se apagó, salí de una de las chimeneas para encaminarme al despacho de Scrimgeour. Por el camino, podía notar como todos los que se encontraban todavía en el ministerio me miraban sorprendidos a causa de mi ropa ligeramente rasgada. En cualquier otra circunstancia, hubiese arreglado mis ropas y me hubiese avergonzado de haber llegado así a un lugar tan importante, pero esta vez todo era diferente. El asunto a tratar era demasiado importante como para pararme dos minutos en arreglar mi ropa.

El motivo encubierto para hablar con Rufus era el lugar de sepelio de Dumbledore, pero la auténtica razón por la que lo hacía era para asegurarme de que a pesar de que Severus y yo estábamos prometidos (o lo habíamos estado ya que la reconciliación no era pública), Rufus no dudáse de mi fidelidad a la orden del Fénix y mi animadversión por Voldemort.

-Justo cuando me acababa de subir al ascensor que me llevaría hasta allí, una figura color rosa chillón entró para ver cómo ambas nos quedamos encerradas en el ascensor hasta que una de nosotras pulsase el botón de la planta a la que deseábamos ir.

La apariencia de Umbridge era de todo menos agradable. Su lazo negro de raso estaba donde siempre, y su traje rosa acolchado de punto llevaba un alfiler en forma de gato en la solapa para decorarlo. Este estaba completamente cubierto de brillantes blancos a excepción de los que representaban los ojos, los cuales eran de color verde.

-Hermoso alfiler.-Dije con burla.

-Gracias querida. Si es tan amable, ¿Podría decirme a qué se debe su visita?-Preguntó mostrando con confianza sus puntiagudos dientes sin darse cuenta de que podía observar el miedo en su mirada.

-Me temo que eso sólo concierne a el señor ministro.-Respondí con media sonrisa.

-Querida... Lamento que no sepas las nuevas, pero tu tío ya no es el ministro.-Dijo con suficiencia intentando indicarme que no podría hablar con él.

-Oh, lo sé, no se preocupe. Vengo a hablar con mi antiguo amigo RufusScrimgeour, ¿Sabía que mi hermano fue su mejor y más prerciado discipulo?-Pregunté a sabiendas de que era un tema completamente desconocido para ella.

Perdonar nunca es fácil (2 temporada de ¿Volver a amar? Snape Y Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora