(Especial)

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Narra Andy.

Me encontraba mirando a Dora. Siempre tardaba media vida en terminar su papeleo por culpa de ser demasiado despistada. Interiormente me reí al recordar cómo el día anterior había tirado todos mis informes y cómo tubo que recogerlo mientras se disculpaba una y mil veces.

Esta vez parecía estar especialmente molesta y preocupada por no encontrar la hoja que se encontraba justo debajo de su escritorio. A pesar de que adoraba ver cómo su rostro se fruncía y su cabello cambiaba de color en descontrol, decidí levantarme de mi mesa para agacharme y tomar la hoja.

-¿Es esto lo que busca, señorita Tonks?-Pregunté con burla al ver cómo su rostro cambiaba a uno de alegría para después volverse uno de tedio.

-Sabías que lo hoja estaba ahí desde hace rato ¿Verdad?-Dijo arrebatándole de forma brusca la hoja de mis manos.

Lejos de molestarme su forma de actuar, sonreí de medio lado. Me encantaba verla molesta conmigo. Era demasiado gracioso verla enfadada.

-Sí, pero tenía la esperanza de que la encontrases. Lamentablemente sigues siendo demasiado despistada... Menos mal que estoy aquí.-Dije con burla.

-Que gracioso... ¿En serio que no tienes nada más en lo que perder el tempo?-Preguntó con una de sus cejas alzadas.

-No. Ya terminé mi trabajo de hoy. Además, dentro de dos minutos será la hora del almuerzo.-Respondí encogiéndome de hombros.

-Entonces tendré que dejar esto para después... Otra noche de trabajo.-Se quejó mientras se cruzaba de brazos para después apoyar su espalada en el respaldo de la silla.

-Que remedio... Te ayudo si me invitas a comer.-Dije mientras comenzaba a amontonar en un bloque todos los papeles desparramados que se encontraban en su mesa.

-¿De verdad?-Preguntó alegre.-No, espera... Este es mi trabajo y tengo que hacerlo yo sola.

En ese momento Tonks tenía el ceño fruncido mientras me arrebataba de las manos los informes que estaba organizando.

-Soy tu superior, y esto es una orden.-Terminé de decir volviendo a tomar de sus manos las hojas ignorando la corriente eléctrica que su tacto había producido en toda mi espina dorsal.

-De acuerdo.-Respondió con una sonrisa mientras dejábamos todo en su mesa y nos encaminábamos a la cafetería del ministerio.

-Por cierto, ¿Como lo llevas?-Me preguntó mientras subíamos al ascensor que nos llevaría a la planta tres.

-Como siempre. Mi familia no me habla y yo no quiero hablarles. El trabajo bien y jodido de ganas porque llegue el maldito fin de semana.-Respondí cansado mientras estiraba mis brazos.

-Eres un mal hablado... Decir menos palabras mal sonantes no te haría mal.-Dijo frunciendo el ceño.

-No intentes cambiarme mujer.-Respondí con media sonrisa para notar cómo su codo chocaba contra mis costillas.

-¡No me llames mujer! ¡Tengo un nombre!-Dijo levemente enfadada.

-Lo que tú digas... Mujer.-Volví a repetir para notar cómo volvía a golpearme pero con más fuerza.

Después de esto, el ascensor se abrió para dejarnos paso hasta le cafetería. Con rapidez, una mujer gruesa, con apenas cuello de unos cincuenta nos tomó nota para después marcharse velozmente a la parte trasera de la barra.

-¿Y tú que tal?-Pregunté observando fijamente a sus ojos.

-Bueno, últimamente están pasando demasiadas cosas, y ciertamente me encuentro intranquila, pero sé que todo irá bien.-Respondió con una sonrisa.

Perdonar nunca es fácil (2 temporada de ¿Volver a amar? Snape Y Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora