Capítulo 71

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En cuanto Nick regresó, decidieron tomar un bocado rápido e irse a la cama cuanto antes. Para empezar se entretuvieron en travesuras lujuriosas que encantaban a Nick y que _______ calificaba como propias de burdel, aunque siempre acababa confesando que no conocía pasatiempo más delicioso para avivar la pasión.

Después de hacer el amor, Nick giró de costado con ella en los brazos y permanecieron entrelazados.

—¿No estás cansado? Ha sido un viaje muy duro.

—Me hacías mucha falta —confesó jugando con su pelo.

—Y tú a mí. —Sonrió besándolo en la mejilla—. Te he echado mucho de menos.

Nick respiró hondo, giró para quedar boca arriba y la colocó sobre él.

—¿Ves esta cama? Es nuestro paraíso, ________. Tú y yo solos.

—Solo nosotros dos —reafirmó.

A Nick le hizo gracia su tono solemne.

—¿Y a los niños? ¿Los dejarás venir a esta cama? —preguntó _______.

—Bueno, a ellos sí —aceptó con media sonrisa—. Pero que no vengan mucho. Esta cama es solo para ti y para mí.

—Quiero llenar esta casa de amor y de niños —afirmó imaginando el futuro.

—Lo primero ya lo has conseguido tú, de llenarlo de niños me encargaré yo —susurró besándola en el cuello con deseo.

Rodaron entre risas sin dejar de besarse, para quedar de nuevo frente a frente.

—Soy muy feliz contigo —murmuró _________ acariciándole los labios con un dedo.

—Tus ojos me inspiran paz. —Ella sonrió encantada, pero Nick recordó lo sucedido en Denver—. Y a veces, inquietud.

—¿Por qué? —preguntó sorprendida.

—Me inquieta pensar que puedo perderte, que llegue a casa un día y tú no estés. Es como un tormento.

______ le acarició el cabello con una sonrisa irónica. Él la interrogó con la mirada y ella negó con la cabeza. No pensaba hablar de ello, carecía de importancia. _______ se había acostumbrado a los rodeos retóricos de que era capaz con tal de evitar llamar al miedo por su nombre. Sólo habla dos palabras con las que utilizaba ese tipo de atajos dialécticos, la palabra «miedo» y el verbo «amar».

—No vas a perderme —aseguró _______—. No pensaba decirte esto, pero si yo hubiese sabido que tu felicidad estaba al lado de esa mujer —Nick intentó protestar y ella se lo impidió—, me habría apartado de tu camino.

—¿Habrías antepuesto mi felicidad a la tuya? —Ella asintió—. Yo no sería capaz.

—Ya lo hiciste. —Él la miró extrañado—. El día que me facilitaste el dinero para que me marchara. Tú no querías que me fuera. —Nick sonrió para sus adentros al comprobar hasta qué punto sabía _______ leer en su interior—. Y, aun así, me diste libertad para hacerlo. Pero yo ya había decidido que no me iba a mover nadie de tu lado.

—Sí, eres testaruda.

—Tú también.

Los dos rieron. Mientras le acariciaba el rostro, ________ recordó algunas de las rarezas de su carácter obstinado.

—¿En qué piensas? —preguntó al verla sonreír.

—En que me gustas mucho con lentes.

—No sigas —gruñó girando la cabeza.

Dama de TrébolesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora