CAPÍTULO 16

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El verano estaba resultando muy caluroso. Después de cenar, cuando la temperatura bajaba, apetecía sentarse en el porche a disfrutar de la noche. Cuando _______ regresó del granero con una enorme canasta entre los brazos, encontró a Nick reclinado en la mecedora con los brazos detrás de la cabeza y los pies apoyados en la barandilla. Al verla subir los escalones, se enderezó de golpe.

______ no había olvidado el incidente del cuchillo. Desde entonces, hablaba solo lo justo y evitaba encontrarse con él. Pero la soledad le resultaba insoportable y necesitaba compañía, aunque fuera la suya. Se sentó a su lado y comenzó a deshojar una mazorca de maíz.

—¿Piensas desgranarlas todas? No son horas —comentó Nick al ver el canasto rebosante.

—Me mantiene entretenida.

Nick, incapaz de limitarse a mirarla de brazos cruzados, cogió una mazorca de mala gana y le entregó a ella el desgranador de madera. _______ introdujo la primera mazorca pelada en el hueco dentado del desgranador, y con un movimiento rotatorio fue soltando los granos de maíz.

—He visto varios libros en el cuarto de las cuentas —comentó ella sin dejar de desgranar.

—¿Los has ojeado? —_________ asintió sin mirarlo—. Tu libro de hadas ya debes de sabértelo de memoria.

—Casi de memoria. No he tenido otro, salvo la Biblia, claro.

—Claro, cómo no.

_________ empezaba a ser inmune a su sarcasmo.

—Me gusta mucho ése de Swift, el que narra la historia de un hombre que llegó solo a una isla.

—No me extraña, Swift es irlandés —aseguró con orgullo—. Veo que has hecho algo más que ojearlos.

—No he descuidado el trabajo —se apresuró a excusarse.

—Ni yo lo he sugerido —sentenció lanzando la mazorca al canasto—. Mi preferido esMoby Dick. Siempre soñé con surcar los mares como el capitán Ahab.

Nick, pensativo, guardó silencio.

—Parece que te sientes encadenado a estas tierras. Es curioso, yo que siempre viví de un lado para otro, lo único que deseo es atarme a este lugar.

—Nunca te habías mostrado tan locuaz. —La observó con curiosidad. ______ se encogió de hombros—. Y sí, me habría gustado viajar.

—No creas que no te entiendo, yo también me sentí prisionera en casa de Cordelia.

—En cambio aquí te sientes libre —añadió sin dejar de contemplarla—. ¿Por qué?

—Porque es lo que quiero. Por primera vez en mi vida, he podido decidir por mí misma.

Nick la observó durante largo rato. Aquélla no era la joven huidiza que tanto lo irritaba con sus prolongados silencios. _______ trató de no mostrarse inquieta, aunque lo cierto era que sentir su intensa mirada sobre ella la agitaba por dentro.

—Me has entendido mal. No me siento prisionero en mi propia casa. —Respiró hondo—. Fueron sueños de muchacho.

—¿Soñaste también con volar por los aires?

Dama de TrébolesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora