CAPÍTULO 35

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A la mañana siguiente, ________ fue la primera en despertar. Sin moverse, se recreó en prolongar los últimos minutos antes de levantarse. Poco a poco, fue abriendo los ojos y se encontró por primera vez abrazada a él. Trató de quedarse todo lo quieta que pudo, en parte por la sorpresa y también con el deseo de alargar la agradable sensación que le producía el calor de su cuerpo desnudo. Se percató de que tenía una pierna entrelazada con las de Nick. Él dormía boca arriba y, a su vez, la retenía por la cintura con un brazo. Pensó que no había en el mundo mejor almohada y se deleitó frotando su mejilla contra el vello de su pecho. Le acarició la suave piel desde el costado hasta encontrar el vello más duro en su muslo, disfrutando de una variada gama de tactos. Posó la mano entre sus piernas, lo tanteó movida por la curiosidad y comprobó que crecía con sus caricias. Giró la cara para besarle el torso y aspiró su aroma. Lo volvió a besar, esta vez casi sin rozarlo, y trazó una senda sinuosa de besos hasta la base del cuello.

—Ese es un juego muy peligroso —murmuró Nick somnoliento.

_______ intentó incorporarse, pero él se lo impidió reteniéndola con el brazo que la tenía agarrada. Con la otra mano le alzó la barbilla para poder ver su rostro. Se había ruborizado y lo miraba con los ojos muy abiertos. Por un momento dudó, pero los vaqueros estaban al caer y para su primera vez necesitaba tiempo para disfrutar de ella sin límite, así que ejercitó una voluntad férrea para posponer la ocasión. Acercó su cara a la de _______ y la dejó desconcertada con un beso en la punta de la nariz.

—Me gustaría tomar café antes de irme —le dijo con una sonrisa.

_______ bajó la vista azorada, de un salto se levantó y salió dándole la espalda en dirección a la cocina. Él se demoró un par de minutos estirándose en la cama, no quería empezar el día exhibiendo una erección.

Desperezándose, se incorporó para vestirse mientras la oía desenvolverse por la cocina. Cuando salió con la toalla al hombro, vio que ________ lo miraba de reojo mientras apartaba la cafetera del fuego.

________ oyó accionar la bomba de fuera y aprovechó para servir el café, cortó un poco de bizcocho y batió un par de huevos. Cuando él entró de nuevo, la encontró todavía de espaldas revolviendo los huevos en la sartén.

Todavía estaba sirviéndolos en un plato cuando regresó a la cocina remetiéndose una camisa limpia por dentro del pantalón.

—¿No te sientas conmigo?

—Todavía no me he lavado ni la cara —contestó sin mirarlo.

Mientras Nick atacaba el plato de los huevos, ella aprovechó para salir y asearse. Volvió a la cocina y se quedó un momento mirándolo desayunar. Él no le quitaba los ojos de encima.

—No hay como una visión exquisita a primera hora de la mañana —comentó observándola como un ave de presa.

Ella vio que el camisón se le transparentaba al trasluz, dejando a la vista su cuerpo desnudo, y corrió a vestirse. Cuando volvió anudándose la trenza, Nick apuraba su café con cara de diversión. _______ le retiró el plato y al llegar hasta el fregadero se sintió como una tonta porque apenas había dicho un par de palabras.

Nick se acercó a ella y la rodeó por detrás. Ese gesto hizo que se relajara. Él lo notó y la giró para tenerla de frente.

—La mujer seductora y decidida que conozco de repente se vuelve tímida como un ratón.

—Trato de comportarme como una esposa juiciosa.

—Ah, pero ¿sabes hablar? —bromeó.

Aquello arrancó una risita de __________ que lo miró con adoración.

—Prefiero a mi guerrera a lomos de un mustang con su cuchillo en la bota. La primera vez que te vi, no te imaginé tan valiente.

—Me casé contigo. ¿Te parece poca demostración de valentía?

Entonces fue Nick el que rio, le acarició la espalda y empezó a jugar con su trenza.

—Juiciosa no significa tímida, y menos conmigo. ¿Por qué te muestras tan vergonzosa esta mañana?

________ respiró hondo un par de veces. Hablar de ello le resultaba muy embarazoso.

—Nick, carezco de experiencia. Yo no sé lo que es correcto o no. —Temerosa calló por un momento—. Mi cuerpo me pide cosas que mi cabeza… Dudo si mi comportamiento es el adecuado.

—No tengas miedo de mostrarte como eres —dijo él con tono de complicidad tomándola por la barbilla—. Entre nosotros, los límites los ponemos tú y yo.

Él la ayudaría a adquirir la seguridad que le faltaba. Todavía dudaba entre lo que le dictaba su corazón y las absurdas ideas sobre la moral que durante años embutió en su cabeza aquella arpía.

—Lo intento. Esta mañana por fin me he atrevido a disfrutar de ti —murmuró.

—Aún no me he comido a nadie. ¿Todavía me tienes miedo?

—Ya no.

—Entonces, ¿serás capaz de despedirme como me merezco? —la invitó con voz seductora.

Ella se aferró con ambos brazos a su cuello y apenas con un roce lo besó en los labios. Poco a poco, lo atrajo con más fuerza para profundizar el beso e introdujo la lengua en sus labios entreabiertos, arrancando un gemido de la garganta de Nick. Lo besó durante largo rato, con una seducción lenta y ociosa, recreándose en su disfrute. Era la primera vez que tomaba la iniciativa de besarlo de un modo tan íntimo, pero gozó tanto con ello que supo que no sería la última.

Cuando se separó de él, Nick la tenía agarrada por las mejillas con ambas manos. Ella apoyó las manos en sus hombros, lo miró a los ojos y, por la expresión que vio en ellos, fue consciente del poder de su feminidad.

—¿Vendrás a comer? —le preguntó sin dejar de mirarlo.

Él asintió con la cabeza. La soltó con lentitud, le dio la espalda y tomando el sombrero salió por la puerta sin mirar atrás. Solo se oyó el ruido de sus espuelas.

_______ salió tras él para contemplar su partida. Por el camino se aproximaban tres de los cinco peones. Nick se unió al grupo, pero antes de imprimir más ritmo al caballo le envió desde lejos una mirada que la hizo estremecer.

Entonces tuvo la certeza de que necesitaba más que nada en el mundo ser de él y que Nick fuese suyo.

Dama de TrébolesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora