32|Conspiración.

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—¿A dónde me llevas, Sarah? —ella solo le dedicó una sonrisa traviesa mientras lo llevaba a la parte trasera de su bar— ¿Cómo no te había conocido antes?

—Me gusta pasar desapercibida —lo puso contra la pared y se acercó a él peligrosamente— Pero tú, querido Ned, no eres fácil de ignorar.

Las manos del chico se colaban por entre la falda de Sarah, y la pegaba a él con descaro, se volvía loco por besarla, no dejaba de repetirse que era imposible no haberla visto en su instituto, y cuando ella fue a besarlo sintió que un dolor inmenso le consumía.

—¡Aah! ¡Joder! —gritó, y Sarah se separó de él con una sonrisa— ¿Que cojones?

Se cayó al suelo casi sin poder moverse, y se dio cuenta de que al lado de Sarah había un hombre que la rodeaba por el hombro y sostenía una jeringuilla en la mano.

—Es asombroso lo que causa una buena dosis de sangre de muerto en un chupa sangre —dijo Dean— ¿No crees, Ned?

—¿Quién coño eres? ¿Por qué haces esto?

Y se fue a levantar, pero Dean le clavó otra jeringa llena de sangre de muerto haciendo que se retorciera.

—Veras, Ned. El problema es que te estabas enrollando con mi chica, y no lo podía permitir —miró a Sarah y la besó con una enorme sonrisa— Y, además, has sido un chico malo, y estamos aquí para hacer que lo pagues.

Sí, ya habían descubierto quién era el vampiro que faltaba, y habían montado todo aquello para cazarle. Dean no era fan de que Sarah tuviera que hacer tal escena, pero al final tuvo que ceder, aunque no aguantaría ver como otro la besaba.

—¿Cazadores? —articuló el chico con asco— Menuda zorra.

Y el zapato de tacón terminó estampado contra el rostro del chico con demasiada fuerza. Se quejó, y escupió sangre.

—Perdona, creo que no te escuché bien, ¿Que me has llamado?

Sarah puso su voz más inocente, y a Dean le encantó, siempre le había encantado la personalidad de Sarah, totalmente diferente a la de hacía unos meses.

—He dicho...que eres una zorra...pedazo de puta.

Sarah le quitó con un solo gesto el enorme cuchillo a Dean y le cortó la cabeza al chico de un solo movimiento. Suspiró.

—Creo que definitivamente me estoy volviendo sorda.

Y sonrió. Dean le devolvió la sonrisa y después de besarla se fueron de allí. Habían dejado a Sam y a Jaz fuera por varias razones; porque no los iban a dejar hacerlo todo ellos, y porque sabían de sobra que necesitaban tiempo a solas para arreglar sus diferencias.

—¿Crees que ya estén bien?

Le preguntó Sarah a Dean mientras se bajaban ambos del coche. Dean no tardó en rodearla con su brazo cuando estuvo a su lado.

—No lo sé, pero siendo sinceros, tengo miedo de lo que nos podamos encontrar.

—¿Por qué?

—Tenemos dos opciones, tu casa destrozada, o condones usados por todas partes.

Sarah le pegó en el brazo al imaginarse la escena mientras ponía cara de asco. Este en cambio se echaba a reír y la abrazaba.

—No lo sé, parecían realmente enfa...—se quedó callada cuando abrió la puerta y vio un camino echo de ropa por todo el suelo hasta la habitación de invitados— Oh Dios mío. ¿Lo han arreglado?

—Averigüémoslo —ni siquiera le dio tiempo a Sarah de detenerlo, él ya tenía la puerta de la habitación abierta— Sammy, me alegro mucho de...Oh.

Cazadores |Dean WinchesterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora