—Sarah, ¿Me puedes alcanzar aquellas perchas?
Con un movimiento de cabeza asiente y camina en dirección a las perchas, las toma y vuelve hasta donde estaba su compañera acomodando la ropa en el estante. Cada acción que hacía seguía una pauta: repetir la acción en su mente varias veces para no olvidarla. Desde hacía unas semanas le pasaba a menudo, parecía no controlar su mente dañada, las cosas se le olvidaban con facilidad, los ataques de ansiedad se hicieron más frecuentes y había dejado de dormir, cosa que había aprendido a disimular con mucho maquillaje con ayuda de Jazel.
—Hola, ¿Le puedo ayudar en algo?
Su compañera se acerca a un cliente, un chico joven con pelos blancos y ojos azules, él se queda mirándola por unos segundos para luego mirar a Sarah, quien al sentir aquellos ojos clavados en ella se estremeció.
—Quiero que me atienda ella.
Señaló a Sarah, su compañera asintió confundida, en su mente se decía ser mejor que el resto de trabajadoras, Sarah lo sabía y la dejaba creérselo, en realidad no le importaba nada. El chico caminó hasta ella y cuando estuvo cerca fue suficiente para que ella le reconociera.
—¿Busca ropa elegante, informal? ¿O algo en concreto?
No lo miraba, Sarah evitaba hacer contacto con sus ojos.
—¿Dependienta en una tienducha? Dime Sarah ¿Cómo has acabado aquí?
Sarah carraspeó al sentir su voz fallar, pensaba que lloraría en cualquier momento.
—Tenemos unos conjuntos de la colección de verano que podría gustarle.
Siguió hablando, su voz estaba quebrada, miraba la ropa colgada en los estantes y se repetía mentalmente que delante de personas y cámaras él no podría hacerle nada. Siguió hablando, pero él la interrumpió cogiéndola del brazo.
—¡Sarah!
—¡Déjame Jack! — todos la miraron —¿Qué quieres? ¿Por qué no me dejas en paz?
Sentía las lágrimas acumularse en sus ojos, sentía la felicidad brotar del cuerpo poseído por Jack mezclado de su desesperada necesidad de molestarla.
—Tu corazón, puedo sentir el miedo que refleja sus latidos, al igual que el amor que sigues teniendo por ese...cazador.
Sus palabras salen con odio, odiaba a Dean por cegar a Sarah de esa manera, y, sobre todo, odiaba que él tuviera alguna posibilidad, aquella que él no podía tener.
—Sarah ¿Todo bien?
Su compañera otra vez, se acercó a ella y esta asintió para no preocuparla, aunque ella parecía ya hacerlo, Jack le dedicó una última sonrisa y se marchó con pasos calmados de la tienda.
...
—Sam y yo hemos progresado en nuestra relación, él sigue teniendo miedo, pero...parece que le estoy empezando a convencer.
Sonríe, a pesar de que Jazel tenía algo que ella no, no sentía odio ni envidia hacia ellos, Sammy siempre fue bueno con ella, y Jazel desde que la conoce no hace más que ayudar. Pero en el fondo se preocupaba por Sarah, y le dolía saber que no estaba bien.
—Dean...él quiere saber cómo estás. Está preocupado por ti Sarah.
—Debería preocuparse más por salvarse él mismo. A mí ya no puede hacerlo.
—Él no sabía nada Sarah, pensaba que....
—Que estaba muerta— le corta, suelta un suspiro y mira a los ojos a Jazel —Lo sé, me lo dijo muchas veces, pero ¿Y yo? ¿Acaso no importa lo que sentí yo? Me sentí traicionada Jaz, él me prometió que nunca me dejaría sola, y cuando me fui no movió ni un dedo por ayudarme.
Jazel se quedó callada, sabía que esa conversación no la llevaba a ningún lugar, así que cambió el tema sin pensarlo.
—¿Qué tal con el psicólogo?
...
—Hola, hoy llegas puntual.
Los ojos azules de Sarah seguían a Charlie hasta que éste se sentó delante suya en la mesa.
—No tenía nada que hacer— le responde ella cruzándose de brazos por el frío, mentalmente agradecía que llegara por fin el calor dentro de poco —¿Vamos?
Asiente, juntos se levantan y empiezan su paseo por el parque mientras tenían su sesión de psicología.
—Dime Sarah, ¿Qué tal con tu medicación?
—Nada, nada cambia Charlie, todo sigue igual.
—Bueno, tendré que darte algo más fuerte, necesitas dormir— le dice —¿Algo nuevo que contar?
Sarah niega, postrando su mirada en el suelo bajo sus zapatos, no creía que contarle a Charlie lo de los repentinos encuentros con Jack, un demonio, le ayudara en algo. Sarah sentía confianza en aquel chico, pero no tanta como para contarle aquello, entonces solo buscaría que la ingresara en un Psiquiátrico.
—No, nada.
Su tono de voz era casi inaudible, mientras caminaban por el parque oscuro por la noche, el sonido de sus pasos que inundaban el aire cambió a solo escucharse el de los pasos de ella, en cuanto Sarah se gira a ver a Charlie, este tiene los ojos completamente negros, y la miraban con frialdad.
—Vuelve conmigo Sarah, vuelve al infierno.
No era la voz de Charlie, ni siquiera era la de Jack, era una voz que nunca había escuchado, grabe y áspera.
—Nunca podrás librarte de nosotros —Sarah empezaba a retroceder— Te seguimos a donde vayas.
Empieza a correr, corre como si su vida dependiera de ello, aunque eso no hacía que aquella voz se alejara.
—No sirve de nada correr, estamos dentro de ti, dentro de tu mente.
Lloraba y corría, casi no podía respirar, pero no podía detenerse, y no lo hizo hasta que llegó a la puerta de su casa, donde estaba su compañera de trabajo y dos hombres vestidos de enfermeros, quienes al ver a Sarah se abalanzaron sobre ella y la sostuvieron, para luego inyectarle algo. Su vista se fue tornando borrosa rápidamente, podía ver a su compañera mirarla preocupada y a su lado, a Charlie con los ojos negros sonreír diabólicamente.
...
—Somos del FBI. Necesitamos ver las pruebas.
—Perdone, pero eso es privado.
Aquel médico se levantó de la silla con firmeza, él y Dean mantenían una postura amenazante, pero ahí estaba Jazel para calmar los humos.
—Venga musculitos, dejad la pelea de gallos para luego, esto es importante— el hombre la miró como si acabara de darse cuenta de su presencia —La chica que tienen retenida puede ser una criminal que llevamos meses buscando ¿No querría interferir en una investigación del FBI y la INTERPOL?
El hombre relajó sus músculos y asintió tecleando algo en el ordenador.
—Me encanta cuando tomas el mando.
Susurró Sam en el oído de Jazel disimuladamente, esta intentó disimular la sonrisa que aquellas palabras entraron en su mente.
—Estas son las imágenes de las cámaras de su trabajo.
El hombre señaló la pantalla del ordenador, donde se podía ver a Sarah hablando sola en medio de la tienda. Los ojos de Dean se clavaron en la pantalla, viendo a aquella chica que adoraba como un pequeño animalito indefenso en medio de un mar de tiburones.
—Es suficiente— habla Dean agobiado —¿Dónde está? Necesito interrogarla.
Jazel y Sam seguían de cerca los pasos de Dean y el doctor en dirección a la habitación de Sarah. Una vez allí, desde la pequeña ventana de cristal que había en la puerta se podía ver a Sarah sentada en la cama blanca, con la mirada fija en un punto cualquiera de la pared. No se movía, y aquella imagen hacía que las piernas de Dean perdieran su fuerza, parecía muerta....
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Cazadores |Dean Winchester
Fiksi Penggemar✘EN EDICIÓN ✘ «Sarah es mi razón de vivir, ella se convirtió en todo aquello que me hacía querer seguir luchando. Se coló en mi cabeza y mi corazón sin permiso, y aún sigue siendo la dueña y señora, la reina de mi alma. Ella es, sin duda, mi reina» ...