39|De vuelta a la vida.

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Lo recordaba todo, sí. Incluso cuando tuvieron sexo lo recordaba con claridad, se puso roja al instante, y aunque no la miraba ninguno se tapó el rostro avergonzada. Quería que la tierra la tragase, que después de todo si pasaba no le iba a parecer tan irreal, a esas alturas ya nada le sorprendería.

—Estás muy callada, Sarah —le dijo Sam girándose desde la parte delantera del coche para verla, ella se encogió de hombros— No te ofendas, pero como siempre te estas peleando con Dean.

—Bien dicho hermano, es ella la que siempre empieza.

Dijo este dedicándole una mirada algo graciosa a Sarah. Esta, quien todavía tenía media cara tapada con sus manos hizo su mayor esfuerzo para ignorarlo. Ella sabía que le gustaba, pero todo aquello le había revuelto miles de sentimientos en su interior. Joder, se sentía como un pez fuera del agua.

—Sarah, me empiezas a preocupar —Sam frunció el ceño— Sigues sin decir nada. ¿Qué pasó en la pesadilla?

Sarah abrió los ojos asustada, no quería tener que responder a aquella pregunta así que hizo su mayor esfuerzo para dejar de pensar en todo eso.

—Estoy bien, relajaos —Sam de todas formas no dejaba de fruncir su ceño— A mala hora quise ayudar en esto de la caza. No es lo mío definitivamente.

—¡Al fin me das la razón! Te dije que te quedaras en casa y mira, casi mueres.

Sarah le sacó el dedo del medio a modo de respuesta, y luego sacó el móvil de su bolsillo. Lo desbloqueó y miró la fecha y hora, eran las diez de la noche, y el día seguía siendo el mismo que cuando aquel genio la había secuestrado, era increíble lo que el veneno de esos monstruos podía llegar a hacer.

En cuanto se detuvo el coche ella salió de este y caminó hasta la casa que tenía delante. Tardó unos segundos en darse cuenta de que era la casa de Bobby. «Bobby» gritó su mente, salió corriendo y en cuanto abrió la puerta casi se echa a llorar al verlo allí.

—¡Sarah! ¡aquí estás! ¿dónde te habías metido?

Se tuvo que aguantar para no llorar, estaba vivo, claro, esto era la vida real.

—Bueno, no te va a gustar —rió nerviosa— me colé en el coche cuando ellos fueron tras el Djinn.

Bobby le dedicó de inmediato una mirada de desaprobación. Ella sabía que aquello no le iba a gustar nada— No me lo puedo creer, Sarah, sabes que no dejaré pasar esto por alto, podrías haber muerto.

—Lo siento, de verdad.

Ella mordió su labio, nerviosa, la había cagado en grande la verdad, y ahora tenía miles de emociones ligadas en su interior. Escuchó la puerta abrirse, sabía que Sam y Dean habían entrado en la casa.

—Y tanto que lo sentirás, tendrás un castigo —iba a protestar, pero no lo hizo— Dean irá a buscarte durante un mes entero a tu instituto. Espero que eso sea suficiente para que te arrepientas.

Sarah sonrió, sabía de sobre que antes de lo del genio no podía ni ver a Dean. Todo de él le caía mal, le parecía un estúpido creído y mujeriego al cual no soportaba y se pasaban el día discutiendo. Pero en estos momentos la idea de tenerlo cerca tanto tiempo de pronto no le disgustaba. Aunque sabía que si lo demostraba cambiarían de castigo y sospecharía.

—No, Bobby por favor, eso no.

Puso su tono de voz mejor fingido.

—Oye Bobby yo no tengo culpa, castígala a ella sola, no a mí también.

Se quejó Dean casi al mismo tiempo que Sarah— Cállate Dean, tu debías haberla traído aquí, y no lo hiciste. Así que te aguantas, idiota.

Sarah suspiró "cabreada" y puso sus ojos en blanco, después de todo pelear con él tenía su punto divertido— Me cortaré las venas en cuanto pueda.

—Ja ja, muy graciosa mocosa.

—Ya lo sé, abuelete.

Dean puso su cara de ofendido.

—De vuelta a la normalidad.

Dijo Sam antes de irse a la cocina. La verdad era que todos pasaban de ellos, cuando empezaban a discutir era realmente cansado, aunque para ellos dos, era adictiva. Y Sarah se dio cuenta de que en realidad adoraba sus discusiones infantiles.

Aquella noche no pudo dormir, se levantaba seguidamente gracias a las imágenes que se colaban en su mente. No podía dejar de recordar todo con respecto a aquel sueño.

Sarah se levantó y salió directo a la cocina en busca de algo de comer, su estómago rugía con fuerza. Se asustó en cuanto entró en la cocina y se encontró a Dean allí sentado devorando una tarta de manzana.

—¿Te estás comiendo mi tarta? —preguntó ella algo indignada, Dean puso su cara de sorpresa al verla, la verdad no esperaba ser pillado— ¿Cómo te atreves?

Pero ella no se la quitó, solo cogió otra cuchara y se sentó frente a él comiendo también de la tarde, aquella reacción fue lo que verdaderamente sorprendió a Dean— ¿No me vas a quitar la tarta o algo?

Sarah sonrió y negó. Recordó cuando en aquella especie de mágico sueño ella le daba tarta y al final terminaban haciéndolo toda la noche. Se sonrojó sin poder evitarlo.

—No tenemos por qué pelear siempre, ya sabes, una tregua de unos cuantos minutos.

Le dijo Sarah mientras llevaba la cuchara cargada de tarta a sus labios, se percató de que Dean siguió el recorrido de sus movimientos y se lamió sus labios al ver los de ella— Vaya, eso es... sorprendente.

Sarah se lamió los labios, se preguntó si los labios de Dean sabrían tan bien como en aquel sueño. Se moría por probarlos.

—Sí, supongo que si —Dean volvió a centrarse en su tarta— ¿Pero sabes que es más sorprendente?

Dean la miró a la espera de una respuesta, ella sonrió traviesa— ¿El qué?

—Las ganas insoportables que tengo de besarte —Dean empezó a toser fuertemente atragantándose con el pedazo de tarta al oírla, Sarah se echó a reír.

—¿Que has dicho?

—Lo que has oído —dijo esta, Dean seguía sorprendido— Tu reacción ha valido la pena.

Lamió la cuchara por última vez antes de irse de nuevo a la cama. Dean se quedó allí, con los ojos como platos y con el estómago cerrado. Aquella había sido una confesión demasiado directa y fuerte para él.

Sarah, la niña insoportable y terriblemente sexy que no aguantaba acababa de decirle que se moría por besarle, ¿Eso era bueno o malo?
Por si las dudas, corrió a despertar a su hermano.

—Sammy, ¡Sammy!

Lo sacudió, esté abrió sus ojos poco a poco medio dormido, suspiró para luego protestar— ¿Que sucede Dean? ¿Por qué me despiertas?

—Sammy, no sé qué acaba de pasar —Sam se sentó en la cama e hizo su mayor esfuerzo para atender a su hermano y no quedarse dormido— Es Sarah.

—¿Que ha pasado ahora? ¿Os habéis vuelto a pelear?

—No, me ha dicho que quiere besarme —Sam se quedó observándolo unos segundos y luego se volvió a acostar en la cama, realmente pasaba de las tonterías de su hermano— No seas capullo, despierta esto es importante.

—¿El que Dean? Seguramente lo dijo para incomodarte.

—¿Y si lo dijo en serio? ¿Sabes los problemas que me traería que se enamorase de mí? Bobby me mataría.

Sam pasó sus manos por su pelo volviendo a sentarse— Dean, ¿Sabes lo que creo? Creo que Sarah sólo se está riendo de ti, y tú estás aquí todo ilusionado porque te mueres por ella.

La sonrisa de Sam enfadaba a Dean. Este frunció el ceño— Yo no estoy ilusionado.

—Lo que tú digas, Dean. Ahora déjame dormir. Tú deberías dormir también, mañana tienes que llevar a Sarah al instituto.

Casi se le olvidaba. Pero a pesar de las palabras de su hermano Dean no podía evitar asustarse, ¿Y si Sarah lo decía en serio? Solo imaginarse estando con ella le ponía nervioso, era como la niña de Bobby, quien lo mataría sin duda de solo saber que alguna vez había tenido sueños húmedos con ella.

«Deja de pensar en eso Dean» Se dijo a sí mismo. Soltó un suspiro largo antes de tirarse sobre su cama y quedarse dormido.

Cazadores |Dean WinchesterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora