5|Ayúdame... Crowley

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Nunca pensó que ir en el Impala con aquellos dos chicos fuera a incomodarla tanto, sentía que el espacio se reducía poco a poco y el aire le faltaba. La necesidad de desparecer la consumía y la volvía loca. Las imágenes y recuerdos de antes de entrar al infierno la envolvían y apenas la dejaban pensar. El dolor en el pecho se intensificó cuando se topó con la mirada verde de él por el retrovisor.

—He estado investigando sobre las brujas.

Pegó un grito cuando vio a aquel hombre con gabardina sentado a su lado. Este giró su cabeza hacia ella con tranquilidad y la ladeó

—No hagas eso Cas.

Le dijo Dean con cansancio, Sam se giró para mirarla.

—Tranquila, es un amigo nuestro. Castiel, ella es Sarah, Sarah, él es Castiel.

—Oh, eres Sarah, ¿La chica de Dean?

Esta respiró profundo y negó.

—No.

Dijeron Dean y ella al mismo tiempo, el chico de la gabardina, Castiel, los miró a ambos y habló sin cambiar la expresión de su rostro.

—¿Sabéis que eso demuestra que mentís? ¿No?

Asegura y ella protestó apartando la vista de él.

—El listillo aquí es Sam, no quieras quitarle el puesto.

Él sigue mirándola con la misma expresión, mientras Sam se reía divertido.

—Cas es...algo especial.

—¿Autista?

Preguntó Sarah.

—Ángel —Le respondió Cas— Soy un Ángel.

Concluyó y está lo miró asombrada, nunca había visto uno, y no pensó verlo junto a los Winchester. Se revolvió incomoda en su lugar, mirando por la ventanilla.

—Cojonudo.

Dijo Sarah en un susurro sin pensarlo, era algo que se le había pegado del cazador de mirada penetrante.

—Eso es de Dean.

Habló el ángel y ella lo miró mal.

—¿Que decías de las brujas Cas?

Le dice Dean frunciendo el ceño y apretando las manos contra el volante del coche, haciendo que Castiel reaccionara.

—Sí, están con Crowley, trabajan para él, solo que no sé qué trama.

—¿Crowley?

Preguntó Sarah y los hermanos suspiraron frustrados, el ángel asintió.

—Sarah será mejor que tú no te metas en este caso.

—¿Que? Ni lo sueñes, no me vas a detener.

Le aseguró esta, Dean aparcó el Impala a orilla de la carretera y se giró para verla.

—Sarah no pienso dejar que te pase nada.

Sus verdes ojos la miraban fijamente y la hacían perder el control por un segundo, el cual recuperó.

—No eres nadie para impedirme nada, tuviste tiempo de salvarme, y no lo aprovechaste.

Le reclamó y le vio cerrar los ojos frustrado.

—Sarah... —intentó hablar Sam.

—La familia es lo primero, y no te dejaré participar.

Interrumpió Dean a su hermano.

Cazadores |Dean WinchesterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora