40|Sueños hechos realidad.

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Nunca se había levantado tan emocionada por la mañana, ni se había esmerado tanto en quedar bien arreglada para ir al instituto. Se miró delante del espejo y se notó radiante sin duda alguna.

Aquella noche le había dicho a Dean que le quería besar, y la reacción que había tenido era sin duda la que ella esperaba. De alguna extraña manera significaba que en realidad él se sentía atraído por ella, sino no se hubiera puesto tan nervioso.

Sarah miró su reloj, aún quedaba más de media hora para entrar al instituto, como apenas había podido dormir se arregló muy pronto. Salió de la habitación y caminó hasta la de Dean y Sam, sabía que Dean no se habría despertado aún.

En silencio se metió dentro y se sentó en un lado de la pequeña cama de Dean, lo movió un poco- Dean, despierta, tienes que llevarme al instituto.

Dean abrió los ojos un poco y pegó un brinco cuando vio a Sarah allí tan sonriente, se levantó bruscamente y gracias a eso se golpeó la cabeza con la pared de forma bastante estúpida- ¿Sarah? ¿¡Qué coño haces?!

—Tranquilo Dean —susurró Sarah divertida— No voy a violarte, solo te vengo a avisar que tienes que levantarte o llegaré tarde. Tienes 10 minutos para estar listo. ¡Vamos!

Se levantó de la cama y salió de allí, directo a la cocina a por algo de comer, y mientras se comía una manzana de la encimera observaba a Dean coger la hamburguesa que había guardado del día anterior para desayunar. No podía evitar sonreír al verlo.

—Si sigues comiendo así serás Homero Simpson antes de lo que crees.

Dean alzó la mirada hasta ella, la vio sonreír engreída con su manzana en los labios, se imaginó levantándose de la silla y arrancándole la manzana para besarla salvajemente, casi al mismo tiempo sacudía su cabeza para alejar aquel pensamiento— Soy un hombre, necesito comer, no como las niñas que comen manzanas.

Sarah entrecerró los ojos y le dio una última mordida a la rojiza manzana antes de apoyarse sobre la mesa frente a él marcando su escote, y con un movimiento simple y sensual le robó una de las patatas y se la metió en la boca— Te espero en el coche, no tardes.

Cuando se marchó contoneándose Dean suspiró frustrado, dejó la hamburguesa y cogió las llaves antes de salir a la calle con mientras se acomodaba la chaqueta. ¿Qué iba a hacer? Sarah le estaba coqueteando sin dudas, ¿Debía corresponderle?

Se podría decir que todo esto era nuevo para él, el sentir algo que no fuera simplemente atracción sexual, nunca había llegado al punto de pensar en las consecuencias que podría tener estar con alguien, o incluso lo que a él mismo le pudiera pasar y aquello le aterraba.

Le aterraba enamorarse de Sarah.

Pero, ¿Y si ya lo estaba? Cuando sacudió su cabeza nuevamente borrando aquellos pensamientos se dio cuenta de que ya estaba conduciendo y de que no estaba prestando atención. Ambos estaban en silencio, y era realmente incómodo.

Al menos lo era para él, porque Sarah no paraba de revivir en su mente cada segundo del sueño del Djinn, y sus pelos se erizaban de solo recordarlo. Aquel maldito monstruo había jugado con ella, le había dado la vuelta a toda su vida y la había hecho sufrir, pero también le demostró que todo aquel "odio" hacía Dean se resumía en una sola palabra.

Amor.

Sonrió al pensar en aquello, ella no era una chica de las que se enamoran, sino más bien de las que rompen corazones, por su mente nunca se le habría pasado enamorarse de un cazador, y menos de un Winchester, pero no le daba miedo admitirlo. Sí, estaba terriblemente enamorada.

Cuando Dean detuvo el coche delante de su instituto ella se preparaba para bajar, pero él la detuvo cuando habló- ¿A qué viene todo esto Sarah? Tu nueva actitud me está confundiendo.

Sarah sonrió, se quitó el cinturón de seguridad y se inclinó peligrosamente sobre él— La gente suele llamarlo hacer las paces —miró sus ojos y luego sus labios, para luego lamerse los suyos— Gracias por traerme, Dean —se acercó más, llevando su boca casi rozando su oído— Piensa en lo que te dije anoche.

Dijo para luego dejar un beso en su mejilla, un beso pequeño, pero lento que le alteró el pulso a Dean. Cuando ella se alejó bruscamente y salió del coche sonriente él quiso detenerla, pero no lo hizo. Estaba asustado, aquella niña lo estaba volviendo loco.

Sarah por otra parte solo tenía algo en la mente; recordaba el principio de aquel sueño, cuando supuestamente se reencontraba con los Winchester y ella veía en el maletero del Impala aquella cadena con la matrícula del mismo coche. Aunque no era real, aquello era un regalo hermoso que sin duda a él le iba a gustar.

—¡Sarah! ¡Dime que ya te has tirado al chico del Impala!

Sarah sonrió ampliamente al ver a su amiga allí, aunque verla después del sueño le resultaba más extraño de lo que pensaba.

—Hola, Jaz. Y no, no me lo he tirado.

Rió, Jaz por otra parte frunció su ceño— ¿Entonces por qué no os escuché gritar cosas cuando has salido del coche?

Sarah soltó una carcajada, era verdad, ellos tenían la costumbre de pelear siempre, incluso delante de mucha gente, les daba igual y ese día era totalmente diferente.

—He dicho que no me lo he tirado, pero eso no significa que no tenga planeado hacerlo.

—¡Lo sabía! Pedazo de zorra, cuéntame todos los detalles —la tomó del brazo para acompañarla a entrar— Por cierto, ¿No tenía un hermano o algo así?

Sarah sonrió, en su sueño se veían perfectos juntos, una pareja hermosa— Ahora que lo dices, creo que tengo una idea....

(...)

Estaba decidido, después de una larga charla con Sammy, y de una especie de terapia mental en conjunto con Bobby Dean se dio cuenta de lo que tenía que hacer.

—Déjate de gilipolleces Dean, ve y dile la verdad —le había dicho Bobby— Pero como la hagas llorar te mataré, no lo dudes.

Allí estaba, moviéndose desesperado queriendo poder hablar con ella, pero no la veía salir, entre tantos alumnos no la veía. Y no fue hasta que la vio pasar por la puerta mostrando su sonrisa que se dio cuenta de lo nervioso que estaba.

—Oye no te rías más y respóndeme, por favor —aquel chico no había parado de atormentarla, era uno de los jugadores de football y claramente uno de los populares del instituto, pero aquello no significaba que Sarah pudiese tener algo con él— Sale conmigo, aunque sea un día, si no te gusta ya te dejo en paz.

—Es tentador, Brandon, en serio, pero no, gracias.

El chico no tenía pensado rendirse, así que se puso delante de ella cortándole el paso— Oh, venga Sarah, te prometo que yo no....

—¡Sarah! —aquella voz la hizo pegar un brinco, el chico, Brandon, se apartó dejando que Dean se pudiera parar delante de ella, ni siquiera sabía que estaba pasando— Sarah mira, no sé cómo te sonará esto, pero tengo que decírtelo, ¿Vale? Mira, le he dado vuelta y sí, vale, me vuelves loco. Me gustas.

Sarah se quedó estupefacta al escucharlo, ni siquiera pudo pronunciar una sola palabra— ¿Qué? Oye chaval, ponte a la cola, yo estaba primero.

Dean miró a Brandon, como si fuera un pequeño mosquito molesto que revoloteaba a su lado, Sarah lo alejó con un movimiento de su mano, sin apartar la mirada de Dean— Sigue.

Le ordenó, Dean reaccionó y se dispuso a seguir hablando— No sé por qué no me había dado cuenta de lo que sucedía, quizás porque nos pasamos el tiempo discutiendo, pero ¡Joder! Me encanta, me encanta cada segundo que discutimos, cada mirada incluso si parece que nos odiamos yo simplemente....

—¡Alto ahí! No te puedes declarar si yo lo estaba haciendo prime...

Se cayó la boca gracias al puñetazo que Sarah le acababa de dar— No vas a arruinar mi momento, inútil. ¡Lárgate! —Dean sonrió al verla— Sigue por favor.

—Te quiero, Sarah. Eso es todo.

No hubo respuesta más que el beso tan ansiado por parte de ambos. Un beso que superó todas las expectativas de ambos. Incluso para, Sarah que en sueños lo había besado y había sido maravilloso, este beso llegaba a superarlo, sentía que se desmayaría de un momento a otro.

—Joder, yo también te quiero, Dean.

Cazadores |Dean WinchesterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora