16.- Ataraxia efímera

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Me volví a mirar al espejo, el vestido púrpura que Chibiusa había elegido para mí no estaba nada mal.

—¿Lista?— Chibiusa entró en mi habitación ya arreglada, llevaba un vestido rosado con varias capas, brillante y con un escote normal, sujetado en los dos hombros.

—S-si, ¿No debería estar recibiendo a los invitados?— le preguntó.

—No es necesari....— parece meditarlo un poco— ¡Rayos! Se me olvidó ¡Me voy, adiós! —Chibiusa salió corriendo de la alcoba—... ¡Y gracias!— partió hacia la entrando principal del Castillo a todo velocidad.

Me volví al espejo para contemplar nuevamente el vestido, me detuve pensando en que algo faltaba en mi voluminoso atuendo, un pinche, pero no cualquier pinche.

Me escabullí por los túneles secretos del Castillo para lograr llegar a mi antigua habitación. Toqué para comprobar que o había nadie dentro.

—¿Hola?— me asomé con cuidado por la entrada, mirando con precaución que nadie me viera.

Al comprobar que no hay nadie, entro a puntillas caminando, para no llamar la atención o hacer ruido.

Me aproximo a mi tocador para abrir una de los cajones, comprobando que las cosas que guarde hace ya tiempo aún estén ahí.

¡Eureka! Aún están ahí, intactas.

—A ver, a ver, querido pinche ¿Donde estás?— me digo mientras revuelvo la caja en busca de un objeto en particular.

Detengo mi búsqueda al percatarme de que ahí está, con forma de mi estrella, adornado con fragmentos del Silver Crystal, con pedazos de oro para darle la forma. Ese era el adorno de pelo que estaba buscando, un regalo que Mamo me había hecho en nuestro primer aniversario de bodas.

—Perfecto— me dije.

Volví al espejo para colocarmelo. En pocos minutos el adorno quedó puesto en mi pelo.

Me volví a aventurar por los estrechos pasillos secretos del Castillo, tratando de pasar desapercibida y no mostrar ninguna señal de haber deambulado por ahí. Al cabo de unos minutos ya estaba de regreso en mi habitación justo para el momentos en que Mamo llegaba a buscarme para ir a la fiesta.

—¿Hola? —dijo entre risas mientras golpeaba la puerta— ¿Ya está lista señorita?

Corrí donde él con una sonrisa en mi rostro. Estos últimos días habíamos pasado mucho tiempo juntos y eso me hacia feliz. Aún estaba con la esperanza de recuperar mi cuerpo real y poder estar al lado de Chibiusa y Mamo, peor por mientras me conformo con ser parte de sus vidas diarias. La memoria de Mamo, por otro lado, sigue sin regresar, por más esfuerzos y citas al doctor él no logra recordar nada, y estoy realmente preocupada por eso ya que si logró volver a mi forma real pero él sigue sin recordar de nada habrá servido todo pues no me reconocería. Pero voy a dejar de hablar de eso. Me pone triste.

—Por supuesto— dije llegando a su lado, le tomé del hombro y nos encaminamos mientras hablábamos o hacíamos bromas.

Sin darme cuenta ya estábamos a metros de llegar al salón de fiestas. La música se escuchaba a la distancia, el bullicio de la gente se hizo presente mientras seguíamos avanzando y mis ansias de querer ver a Chibiusa crecían. Entré junto a Mamo al salón. Estaba espléndido. Todo la habitación iluminada por los hermosos cristales y adornado con grandes telas rosadas que terminaban con adornos florales con rosas en cada encrucijada, el trono de Chibiusa y Helios estaban al final del salón sobre unas escaleras para llegar y habían asientos de honor a los costados para la corte y amigos. Los aperitivos estaban a un lado dejando espacio para bailar, la orquesta ya estaba casi completa y los invitados seguían llegando. Los criados trabajaban y corrían arreglando los últimos detalles o llevando la comida a las mesas. La gente vestía su mejor traje, las mujeres brillaban con sus vestidos ya fueran largos o cortos y los hombres lucían su terno mejor preparado para el evento. Todos parecían divertirse y disfrutar de la velada.

La Leyenda De Sailor Cosmos  [LDPSM 2.0]  / Sailor MoonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora