La gente estaba en caos, el salón estaba en ruinas y los gritos de auxilio se escuchaban por todas partes. La mitad de la estructura había caído por uno d ellos ataques del monstruo y la otra mitad se encontraba en ruinas, el lugar parecía un verdadero infierno. Los llantos desgarradores remecían mis oídos, la gente tratando de salir de los escombros y las demás personas inconscientes por sus heridas. Chibiusa hacía lo que podía, junto a Helios trataban de sacar las piedras y tener sobrevivientes. Aún no entendía como de un momento a otro un día tan perfecto se podía volver en una devastador y cruel. Cuando uno gozaba de la más dichosa alegría está era esfumada y vilmente arrebatada por personas malignas.
Volví a mirar mi pie. El tobillo sangraba y parecía hinchado, cuando trataba de moverlo me dolía, era insoportable. Estaba sentada —O más bien, tirada— a los lados del trono de Chibiusa, lugar en el que me encontraba gusto antes del ataque de Cimnus al Palacio.
Ese ser despreciable...
Había aprovechado el gran evento para convertir esto en una masacre. Nunca debí dejarme llevar. Las cosas siempre empeoran cuando mejor parecen estar. El destino es un juego engañoso, lleno de encrucijadas difíciles, donde el mejor de los casos puede cambiar drásticamente por una sola decisión.
Y yo tomé la peor de todas.
Mentir.
Pensé que si todos creían que solo era una niña de cuatro años, todo estaría bien, no habrían problemas y podría compartir felizmente con las personas que aprecio, pero la vida me jugó una mala pasada.
—Quiero que esa presencia poderosa sea eliminada...— gritó Cimnus desde lo alto.
Chibiusa estaba tiesa, no se movía, probablemente en shock o confundida con lo que ocurría.
—¿D-de que estás h-hablando?— preguntó tratando de reaccionar— ¿D-de qué presencia?
«¿Que presencia que es tan poderosa como para atemorizar a Cimnus?» me dije.
Mentí.
Nuevamente.
Yo ya sabía la respuesta.
—¡Tu madre!
Todo se derrumbo —literalmente—, Chibiusa no tuvo tiempo de reaccionar ante la sorpresa y, bueno, terminamos así. Con un desastre a gran escala.
Y todo por mi culpa.
La responsabilidad corría por mi cuerpo, la cólera de querer luchar y matar a ese maldito de Cimnus. Pero el universo no funcionaba así. Como si fuera poco mi castigo, ahora mi pie estaba doblado y vendado. Una rodilla sangrando y la otra rasmillada.
Ya no había tiempo para pensar, para nada, lo único que quedaba era decir la verdad a mi familia, a mis amigas. Que supieran que aquí estaba, que todo este tiempo las estuve apoyando. Que esta gran mentira acabara de una vez por todas pues ya había ido demasiado lejos y, quizá, si el destino lo quería así yo podría ayudar en la batalla contra Cimnus... como la ultima vez.
¡Agh! La última vez. Esa fue mi oportunidad, mi gran oportunidad de librarme de la garras de de monstruo, debí aprovecharla ya que además de haber recuperado mi forma original, Cimnus estaba ya débil y sin condición de querer seguir peleando, como si un solo golpe más lo fuera a derrumbar. Pero fui débil.
Lo dejé escapar. No aproveché la oportunidad que tenía y lo arruiné todo.
Otra vez.
Además de sentirme culpable, por no estar apoyando a mi hija, por mi mente rondaba otra incógnita:
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La Leyenda De Sailor Cosmos [LDPSM 2.0] / Sailor Moon
Fiksi PenggemarSailor Cosmos. Una palabra: Solitaria. Su larga vida en el Antiguo Milenio de Plata la ha hecho pensar mucho en su motivo de vida. Ve la Tierra y lo único que imagina es ¿Volverá a ver a su querido Mamo, a su hija, hijo y amigas? -Antiguamente era...