18.- Redimirse

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Por más difícil que sea la verdad, está siempre es lo correcto qué hay que decir. Y por más necesaria que sea la mentira, por más que tratas de ocultar algo la verdad siempre saldrá a la luz. Pero al momento en que se revela la verdad, sientes que tu mundo se desmorona, al ver las miradas de desilusión de todos.

Yo me encontraba en esa situación.

Solo que en estos momentos no era desilusión lo que emanaba de sus ojos, si no que sorpresa, confusión y nostalgia. Sentimientos suficiente fuertes como para dejarlos en shock.

Mi cuerpo estaba congelado, como si el tiempo de no fluyera y eso momento fuera solo madre e hija. El cálido abrazo de Chibiusa y sus manos rodeando mi cuello bastaron para que todos mis sentidos se desconectaran en ese mismo momento. Mi mente olvidó su intención inicial y ahora todo mi cuerpo se resumía en la necesitad de responder al abrazo de mi hija.

La atmósfera cambio abruptamente.

El sonido chocante de los gritos de Cimnus hicieron que volviera a la realidad. A la cruel realidad.

Con pesadez mi cuerpo empezó a separarse de Chibiusa hasta quedar unos centímetros lejos de ella.

—¿M-mamá?— su voz se escuchaba quebrada, al borde del llanto.

No tuve el coraje para voltear mi cabeza y verla. Temía encontrarme con su mirada, con sus ojos, esos ojos que tanto tiempo me habían deleitado con las maravillas de ser madre.

—Yo me encargaré de el— le contesté en voz baja audible solo para ella. Apreté mis puños antes de saltar a la batalla, aún sin poder voltearme.

***

El poder de Cimnus había incrementado bastante desde la última vez que lo enfrenté en las Catacumbas. De alguna forma u otra se encontraba más poderoso.

Pero no lo suficiente.

Puede que me la hiciera un cuanto difícil, pero yo no me quedaría atrás para defender a quienes me necesitaban en esos momento. Todas esas personas que me habían hecho reír, llorar, preocuparme, alegrarme. Quienes me mostraron lo hermosa que puede ser la vida. No dejaría que salieran lastimados de esta batalla. Ellos merecían de mi protección y sacrificios.

Mi familia. Aquellos que ya habían sufrido lo suficiente como para seguir luchando. Ahora era mi turno de protegerlos.

Volví a correr rumbo a la dirección de Cimnus pero sus reflejos fueron los suficientes para apartarse a tiempo de mi ataque.

—¡Agh!— gruñí, este era el quinto ataque que evadía. Ese cobarde lo único que hacía era huir. Además de burlarse por cada ataque que había fallado.

—Que ocurre, Sailor Cosmos ¿Acaso no eres lo suficientemente poderosa?— se burló mientras se transportaba de un lugar a otro.

Mi cólera incrementaba a cada segundos. Y más aún con los insultos que soltaba de su bastarda boca. Conté hasta diez en mi mente y me aproximé a golpearlo.

Con mi cetro le lancé un rayo que impactó en su estómago. Cimnus se quejó del dolor. Estaba vez no fallé y le logré hacer daño.

—Creo que ya has hecho demasiadas cosas, Cimnus— empiezo a aproximarme hacia su posición para poder darle el golpe final.

El que decidía todo.

Cimnus me miró con furia. Se levantó de una y me empujó, provocando que volara y chocara con una muralla de un edificio cercano, soltando más e un quejido de dolor por el golpe. Entre los escombros vi como Cimnus se aproximaba a mi con un gran esfera de energía oscura en su mano. Con un hábil movimiento segundos antes que la energía fuera lanzada en mi dirección, agarré mi cetro y creé escudos que me evitaron ser afectada por el ataque. Este rebotó y se perdió en el cielo.

La Leyenda De Sailor Cosmos  [LDPSM 2.0]  / Sailor MoonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora