Oscuridad

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Principios de Agosto.

Dos días después María seguía dormida en el hospital. Las lesiones provocadas por el accidente la habían dejado en una especie de coma del que una vez se despertara, no sabían cómo quedaría. Tenía un brazo roto el que habían tenido que operar, el derecho, que ella había tirado para atrás en un intento de sujetar a sus hijas. Contusiones en toda la cara y heridas por todo el cuerpo, además de dos costillas lesionadas y un pulmón perforado que ya había sido reparado. Pablo desde el mismo momento en que le habían llamado no se había movido de ahí, dándole la mano.

- María, despierta por favor, despierta - Le decía cada poco rato.

La madre de María, Gloria, había llorado mucho, pero se había prometido no hacerlo más y ser fuerte para cuando su hija despertara. Porque despertará, se dijo. Estoy segura. Todos lo estaban.

Sergio había viajado desde Miami también, Carlota no había podido, pero Sergio no podía haber hecho otra cosa. Y ahí estaban todos, Nacho, Rubén, Lorena, Dani, Dunia, incluso Julia ya mejor y Diego que había venido desde Almería, todos en una pequeña habitación confinados esperando a que llegara la enfermera y les dijera que había acabado la hora de visitas para irse y pelear de nuevo para ver que dos personas se quedaban, porque a pesar de que solo una persona podía quedarse, decidir solo una persona era muy difícil y las enfermeras al verlos y tales súplicas habían aceptado que dos familiares de quedaran. La primera noche se quedaron Pablo y Gloria y esta vez Pablo que seguía sin querer irse, serían él y Sergio que hacía poco había llegado de Miami y así Gloria descansaba un poco. El resto volverían por la mañana o tras sus trabajos.

Esa noche a las 3 de la mañana María abrió los ojos y corriendo Pablo y Sergio llamaron a la enfermera. En sus ojos asomaba un grito desgarrador que no podía salir debido al tubo que tapaba su garganta.

- María tranquila, estás en el hospital, vamos a sacarte el tubo de la garganta - La doctora le quitó el tubo y miraron a María los ojos y sus constantes. María estuvo callada todo el rato aunque con lágrimas cayendo de sus ojos - ¿Te duele algo? - Ella dijo que no con la cabeza, aunque en realidad le dolía todo, tanto físico como emocionalmente. Pablo estaba junto a ella y Sergio mientras, escribía mensajes a todos avisando de que se había despertado e informando de su estado a medida que los doctores iban hablando.

- ¿María que recuerdas? - María miró alrededor y empezó a recordar. La noche con Adrián. Karina. El taxi. Pablo. Las niñas. El coche y el accidente.

- Mis hijas... - Dijo ella en un hilo de voz. Le dolía la garganta como si pasaran cuchillos por ella. Sergio y Pablo se miraron. Y Pablo tragó saliva. María le miró.

- María... - Pablo se quedó callado. Tenía miedo. Pablo respiró hondo y el doctor al verle empezó a hablar con Maria.

- María, dime ¿Te duele algo? - Preguntó el doctor.

- ¿Dónde están mi hijas? - A María le dolía la garganta, el pecho, las costillas, el brazo, la cabeza, pero más le dolía el alma y el corazón, porque conocía a su hermano, y esa cara, esa forma de no decir las cosas, decían mucho. Y entonces se puso a llorar. Sin consuelo. Las enfermeras le suministraron un calmante por la vía y Pablo a pesar de lo que pudieran decir o pensar se metió en la cama con ella y la abrazó y la consoló. Sergio salió fuera y habló con los doctores. No hizo falta decir nada. Pablo solo la abrazaba bien fuerte mientras ella se moría por dentro un poquito más.

- ¿Cuándo podrá salir de aquí? - Preguntó Sergio al doctor mientras la oía desmoronarse y temía caer él también ahí delante del doctor.

- Es pronto.

- Necesitamos enterrar a las niñas, y no lo haremos sin ella - Sergio respiró hondo. Él era fuerte, pero reconocía que tenía muchas ganas de llorar y gritar. Que injusta era la vida.

En la vida de María - Trilogía María parte 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora