En la vida de María - Trilogía María parte 2

Decisiones

Su vida había sido fácil. Si, es cierto que los últimos dos años habían sido duros, un gran golpe, pero haciendo media, la vida se había portado bien con ella. Tenía dinero, una gran familia, belleza, era lista, tenía salud y no le había faltado de nada. Y suponía, no, más que suponer, sabía, lo había sabido una noche después de tanto llorar tras la muerte de sus hijas, que si ahora las cosas le iban mal, era porque cuando todo le iba bien no había sabido valorar nada. Igual que ahora. Si, la habían violado, una jodida mierda, pero estaba viva para contarlo. Había tenido un puñetero accidente de coche donde habían muerto las dos personas que más ha querido en su vida, pero ella estaba viva para sufrir esa ausencia... ¡Estaba viva! ¿Acaso ese no era motivo ya de celebración? Se había limitado a lamentarse por ello. Anda que no hay gente peor que ella saliendo adelante todos los días, con una sonrisa en la cara. Y ella iba a ser tía y quería estar bien por ese niño, por su hermano, y por Lorena que ya la quería mucho. Y luego estaba Adrián, al que había tratado de pena, que le había dado todo y mas y ella solo le había dado palos y le había negado la única cosa que le había pedido, que le escuchara. Y ahora pensándolo todo bien, se sentía mal, por haber sido tan estúpida, tan niña y tan ególatra.

Eran casi las 12 de la noche cuando llegaron a París, que recuerdos, la última vez estuvo aquí con Adrián, Diego y Dani.  Ella miraba por la ventana con los ojos iluminados. Pasaron justo por delante de la torre Eiffel que tenía las luces encendidas. La niebla no dejaba ver más allá de la mitad de la torre.

- Para por favor, quiero salir y verla bien - Diego al ver que no pasaban a penas coches, se echó a un lado de la calzada y paró y María se bajó del coche y se apoyó en el. Se quedó mirando embobada. Diego salió también y se puso a su lado - Dios... es tan bonita.

- No tanto como tú - María le miró y se mordió el labio.

- Puedes tener a la chica que quieras Diego, a la que quieras... ¿te has visto? Pareces sacado de una película de super héroes - Diego soltó una carcajada - ¿Porqué sigues a mi lado?- Pero Diego no le respondió. Respiró hondo, la agarró del hombro y la atrajo hacía ella para quedarse los dos abrazos mirando la torre Eiffel un ratito más.

Se alojaron en un Hotel próximo, el plan era pasar el día de mañana en París, luego el siguiente día ir a DisneyLand, María siempre había querido ir y nunca había ido y luego volver a casa. Diego se estaba duchando pasadas las dos de la mañana. María ya se había duchado y estaba sentada en la cama, como un indio, con el móvil en la mano y el pelo mojado, inquieta y pensativa. Se debatía consigo misma. ¿Lo hago? ¿Debo hacerlo? ¿Puedo hacerlo? Y lo hizo.

Adrián a esa misma hora estaba sentado en la barra de un bar solo, ahogando su rabia en una botella de whisky. Le había cedido su manera de liberar esa rabia a Nacho y ahora no sabía como sacarsela de encima. Se sentía mal. Todo se le había ido de las manos. Él que siempre lo tenía todo bajo control, y ahora no controlaba nada. Iba por la sexta copa, por lo menos, cuando una chica se le sentó al lado. La miró, era muy guapa, no tanto como María claro, no para él. Y la miró de arriba abajo, se notaba que estaba ahí sentada intentando llamar su atención.

- No soy buena compañía guapa - Le dijo de pronto y ella que así la estaban retando le entraron más ganas aún de intentar algo con ese desconocido sexy que tenía delante de ella.

- Yo tampoco - Adrián respiró hondo. Pensó, que si el nombre de la chica empezaba con M se acostaba con ella y se olvidaba de María, si empezaba con cualquier otra letra se levantaba y se iba a luchar por ella. Fácil. Dejaba la decisión al azar.

- ¿Cómo te llamas? - Y antes de que la chica le pudiera responder su móvil empezó a sonar y lo miró, era María y la chica fue a responder pero él con un dedo le tapó la boca. No quería saber su nombre, el destino ya había hablado. Salió fuera del bar y le cogió el teléfono.