Volver a empezar

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Si hace unos años le hubieran dicho a María que a sus veinticinco años se encontraría en alguna de estas tesituras, se hubiera caído muerta. A ella que siempre se lo habían dado todo hecho y nunca le había faltado de nada y sus mayores preocupaciones eran sacar buenas notas en el colegio y ya las sacaba porque era algo que le gustaba. Las mentiras eran algo que a ella siempre le habían molestado mucho, algo que no soportaba, y ser ella quien las decía era algo que le estaba causando bastante tensión a la par que problemas, pero aunque se moría de ganas de contárselo a Nacho, sobre todo porque consideraba que Nacho merecía saberlo y porque para su propia salud mental creía que era lo mejor, por otro lado, temía que al hacerlo, ellas perdieran al único padre que conocían. Pero no decirlo también dañaba a Adrián, que aunque parecía o intentaba demostrar que no le afectaba, María que sabía leer dentro de él, sabía que en el fondo si... Sabía, que tomara la decisión que tomara alguien saldría perjudicado y sobretodo alguien acabaría molesto con ella.

Respiró hondo. Nacho seguía al teléfono, callado. Dándole espacio.

- Vamos pequeña - Le había dicho una vez más.

- Tienes que saber que hasta hace dos días yo no tenía ni idea - María tuvo que reprimir una lágrima y para ello respiró hondo. Nacho que la conocía bien lo notó, pero no dijo nada. Pensó que si tanto le costaba decirlo es que de algo gordo se trataba y estaba asustado - Cuando me lo dijeron me quedé en shock y si no te lo he contado es porque no he sabido como hacerlo, porque además no somos ni yo ni tú los únicos implicados - Nacho empezaba ya a desesperarse.

- Suéltalo ya María. Tengo que entrar a trabajar.

- Tendría que tener otro hijo con Adrián... - Se quedó callado esperando ver la reacción de Nacho. Él también se quedó callado. Esperaba haberlo oído mal. Esperaba que María dijera algo más que le hiciera ver que no era eso lo que había entendido.

- ¿Que quieres decir?

- Que hay un tratamiento experimental para la enfermedad de las niñas y sería utilizar células madres de un hermano sano. Y Adrián es el padre de las niñas...

- Me importa una mierda, ¿entiendes? - Nacho lo dijo más alterado de lo normal. María se quedó callada- Cien mil abogados va a necesitar ese hijo de puta para quitarme a mis hijas, ¿me escuchas María?... cien mil - Nacho automáticamente colgó.

El corazón le iba a mil. SUS HIJAS. Eran sus hijas. Le daba igual que mierda de tratamiento tuvieran que hacer, pero él había adoptado a Mía y a Leah y ahora eran suyas. Serían suyas, hoy y siempre. Se fue al trabajo maldiciendo a todo el mundo con el que se cruzaba. Estaba hasta enfadado con María. Por primera vez en su vida, había puesta alguien por delante de María y eran sus hijas. Ni ella me las va quitar. MIS HIJAS, dijo gritando en mitad de la calle y la gente que pasaba se le quedó mirando.

María se quedó mirando el teléfono anonadada. Le entró rabia y dio un grito al telefono. Adrián corrió hasta donde estaba ella y la encontró roja como un tomate.

- ME HA COLGADO EL MUY HIJO DE PUTA - le dijo María entre gritos. Adrián no entendía nada - ME HA COLGADO.

- ¿Pero quién?

- NACHO - María solo sabía gritar.

Cuando María se calmó le contó a Adrián lo que había pasado, él sabía que ella había tenido mucho valor al hacerlo pero creía que se había precipitado, pero eso no se lo diría. Solo se limitó a abrazarla y a decirle que todo iba a salir bien. Adrián entendía la reacción de Nacho pero, si quería luchar, iba a luchar, no ahora ni mañana... pero él algún día les diría a esas niñas quien era su padre de verdad y nadie iba a poder poner impedimento en eso. María metida entre los brazos de Adrián sintió miedo.

En la vida de María - Trilogía María parte 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora