Sin miedo a nada

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A Lorena le dieron el alta dos días después. Y María se pasó todo ese día en casa con ella, Pablo y Julen para ayudarla en todo lo que necesitase. Quiso irse, para dejarles estar solos con el bebé, pero ambos insistieron en que se quedara. Y ella encantada se quedó. La ayudó mucho con el tema del pecho. La ayudaba en cada toma a poner a Julen en buena posición para que mamara bien y Pablo se las miraba a ambas emocionado. María no podía evitar a la vez que emocionada tener también esa nostalgia al recordar a sus hijas y esa tristeza al tener presente que ya no estaban. Esa mezcla de sentimientos la hacían llorar cada dos por tres. Se sentía más bipolar que en el embarazo y eso ya era decir. Porque durante su embarazo estuvo bastante trastocada en cuanto a eso. Bipolar total. Le daba tanto por llorar como por reír.

Entró en su casa pasadas las diez de la noche, estaba agotada y sin siquiera comer nada se metió directamente en la cama. Una hora después la despertó una llamada a su móvil y sin abrir los ojos lo cogió.

- ¿Diga?- Dijo con voz adormilada.

- ¿Estabas dormida mi niña? - María dijo que si casi susurrando y Diego sonrió al imaginarsela medio dormida, con esa cara que suele poner, con la cara hundida en la almohada, tan guapa, tan ella - Descansa... - María dejó ir un gemido como respuesta, estaba más dormida que despierta - te quiero - Le susurró Diego al teléfono y luego colgó. María se quedó dormida con el teléfono pegado a la cara.

Se despertó por la mañana pasadas las 10 sudando. Sintió a alguien en la cama con ella que la abrazaba y al no recordar haberse metido ayer con nadie a dormir abrió los ojos y miró. Diego estaba tumbado boca abajo a su lado, con todo el pelo a la cara. Ella le apartó el pelo y lo miró. Que guapo era. A rabiar. Rubio, ojos azules, labios gruesos, complexión fuerte, muy fuerte, alto, nariz respingona, sensible, amable, seductor, ¡BOMBERO! María suspiró. Joder que cachonda estaba. Se levantó de la cama sin despertarlo, fue al baño, orinó, se lavó los dientes y volvió a la cama. Se metió bajo el nórdico. Diego se había movido y ahora estaba boca arriba. Y María empezó a besarle todo el pecho hasta llegar a su entrepierna y besar también su polla. Y Diego se despertó. Levantó el nórdico y al verla ahí abajo sonrió.

- Menudo despertar cariño - ¿Cariño? Era la primerísima vez que Diego la llamaba así, y le había gustado y mucho. María le miró mientras se metía lentamente la polla en la boca y Diego la miró a ella también, cuando María la tuvo toda dentro Diego suspiró y se volvió a tirar atrás mirando al techo - Joder María - Soltó.

María se puso a cuatro patas sobre la cama, se tiró el pelo a un lado y lamió, chupó y succionó la polla de Diego un buen rato mientras él jadeaba y respiraba agitadamente. Las manos de él de vez en cuando iban a la cabeza de ella y con un instinto animal la llevaban a lo más profundo de su garganta. Y se corrió. Y cuando lo hizo María se aseguró de abrir bien la boca y de que Diego lo viera en primer plano. Y se lo tragó todo. Diego entonces se sentó la cogió del culo, la sentó encima de sus piernas y la miró.

- Eres tan sexy mi niña... - Hizo ver como si le diera un escalofrío y María se mordió el labio y él se abalanzó sobre sus labios y la besó. Se besaron mientras él la estrujaba contra su cuerpo. Y Luego giró sobre su cuerpo y la tumbó en la cama quedando él sobre ella, encajado entre sus caderas. Y empezó a besarla por todo el cuerpo mientras María jugaba con el pelo le Diego. Le encantaba su pelo. Diego levantó la cabeza de entre los pechos de María y se lo recogió en un moño. Jo- der, que sexy era Diego haciendo eso.

Y entonces llegó hasta la entrepierna de María, ella ya estaba más que lista, mas que húmeda, y Diego al sentirla su polla volvió a ponerse bien dura. Y la lamió de arriba abajo. Y María se retorció de placer clavando sus uñas en el colchón. Diego de vez en cuando la miraba y eso le daba mas placer aun a ambos. La respiración de ella empezó a agitarse y entonces él introdujo un par de dedos en la vagina de ella sin dejar de estimular el clítoris con la lengua y a los 10 segundos María gritó de placer y no tardaron en llegar los espasmos. Diego paró, se relamió los labios, se tumbó encima de María abriendo sus piernas con sus rodillas, apoyó la punta de polla en la entrada de María y la miró a los ojos.

En la vida de María - Trilogía María parte 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora