Capítulo tres: El novio falso.

401 23 0
                                    

Era un bonito día, donde el sol acompañaba de las mejores maneras. Pero, ella no despertó por los armoniosos rayos de sol que se colaban por su ventana. No. La alarma sonaba irritablemente como todos los días, precisamente, a las siete de la mañana.

Mei con su mano, sin ver lo que hacía, aún en estado zombie, golpeó la alarma para que parase; pero no. La alarma era rebelde y seguía con el jodido sonido. Tititi, tititi, tititi. Dos golpes más y nada. Levantó su cabeza y de un golpe que hizo que la alarma callese al suelo, dejó de sonar.

—¡Gracias!—Musitó.

Se levantó y miró la hora; había demorado tres minutos en parar la tediosa musiquita chillona.

Y la rutina diaria había comenzado; hacer sus necesidades, bañarse, vestirse, tomar desayuno, lavarse los dientes y finalmente, marcharse a su calvario todos los días.

—¡Buenos días, Mei!—Le saludó Harry a penas esta puso un pie en la escuela. Ella le ignoró—¡Buenos días, Mei!—Insistió.

—¿Qué quieres?

—Saludarte.

Siguió su camino normal, con el chico rizado a su lado como si de una lapa se tratase. Iba sonriendo a las chicas que emanaban deseo, amor y locura por él. Y, ¿Quién no?, Harry Styles era un dios griego en personificación humana. Aquéllos ojos esmeralda acompañado de un rostro hermoso, fino, cautivaría hasta la más asexual. Mei lo encontraba muy lindo; sí. Pero no andaría de lapa-babosa-come-hombres por el chico de los hoyuelos irresistibles. No.

—¿Me seguirás hasta la sala?—Le preguntó de forma tranquila.

—Te estoy acompañando...—Contestó con las manos en los bolsillos—No siguiendo.

—¿Esa es tu lógica?

—Hm... Sí.

—Ya veo.

—¿En qué sala vas?

—2-B.

¿Cómo es que sonríe incluso cuando no está haciendo nada?, pensó Mei.

—Por cualquier cosa—Dijo él—, voy en la 2-A.

—¿Cuántos años tienes?

—Dieciséis. ¿Echo más?

—Sí—Asintió—, sobre todo con tu altura.

—¿Cuánto?

—Diecisiete.

—Bueno, en poco tendré esa edad.

—¿Reprobaste un año?

—Sí. Primero de secundaria. Tuve muchos problemas que afectaron mi estadía en la escuela. ¿Y tú?

—Quince.

—Los representas.—Le guiñó un ojo.

—Aquí es.

—Adiós, nos vemos luego, Mei...

Su vista se fijó en sus ojos. Verde contra café, interactuando tímidamente sólo a través de sus iris junto con las pupilas. Harry transmitía una calidez sorprendente, que en Mei sólo causaba nerviosismo y más timidez de la que ya tenía normalmente.

—Señorita Swan—Le llamó la profesora a final de clases—, antes de que se marche a su hogar, vaya a la biblioteca y dígale a María que me envíe el listado de libros de este año, por favor.

—Claro.

Tomó su bolso y se dirigió a la biblioteca a hacer lo que le habían pedido. Ahí encontró a Harry. Pero este no la vio debido a que estaba  espaldas leyendo un libro. ¿Un chico popular... leyendo!?, el verbo «Leer.» hizo énfasis en sus pensamientos. Se escondió detrás de un estante de la sección «Historia y geografía.», y, cuando vio que Harry finalmente se marchó, sin verla, fue a la sección en la que el ojiverde había estado. «Hobbies.», y se dio cuenta que el libro de Harry era el único que sobresalía levemente de la perfecta hilera de libros.

Dos Palabras | HS.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora