Capítulo cinco: Acosadora.

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Luego de que Harry fuese a dejar a Mei –Ya que hoy no trabajaba– aprovechó de tirarse a su cama a pensar. Pensar... Pensar... ¿Qué pasaba con estos cambios tan repentinos en su vida?, todo estaba dando un giro de 360°, un giro que estaba asustándola mucho. Sobre todo por el rizado de ojos verdes.

Beso sin sentimientos. ¿Cómo él podría llegar a verla a ella como algo más?

Suspiró y se cambió de ropa. Estaba cansada, cansada de la nada. No sabía si quería seguir interactuando con otras personas.

***

Otro día más. Jueves. Mei se levantó y estiró sus extremidades hasta que estas aflojasen. Y la rutina diaria comenzó; igual que la de Harry.

Necesidades.

Bañarse.

Cambiarse de ropa.

Desayunar.

Irse.

7:45 en la escuela. De todas maneras, había una diferencia. A Harry se le tiraban –quizá literalmente– cuarenta chicas a hablarle, alagarlo e invitarlo a salir a diferentes partes. En cambio, Mei sólo hace una casi ya semana, sólo le hablaba Harry. Hasta hoy.

—¡Holaaa, Mei!, mira lo que he comprado. ¿A que son tiernos?—Dijo Jessica estirando su mano dejando a ver dos bolitas de felpa; una rosada y una celeste—, ¿cuál quieres?

—¿Para... mí?, no debías molestarte...

—¡oh no!, eres mi nueva amiga.

—Pensé que estabas enojada por lo de ayer.

—¿Lo de ayer?, ¿Qué sucedió ayer?, sólo recuerdo que te fuiste porque Harry te insistió mucho. Está bien, ¡no pasa nada!, anda, ¿cuál?

—Hm, el celeste.—Y sonrió.

—Ten. Ponlo en tu celular; yo lo pondré en el mío.

Mei giró su vista. Ahí estaba Harry conversando animadamente con una chica guapísima que parecía de revista.

—¿Quién es ella?—Le preguntó Mei a Jess como si nada.

—Es Ainara, la ex-novia de Harry. Ella lo dejó por un chico mucho más alto con sólo una neurona.

—Harry, ¿hoy salimos al Mary's?

—¿El restaurante?—Preguntó él y ella asintió—, bien.

—A las 19:00.

—Bien.

¿Habrá vuelto con ella?, se preguntó Mei y entró a clases.

***

Después de clases, Mei se dirigió al baño, encontrándose con Jessica acorralada por dos... Dos chicas que si fuese por ellas venderían su cuerpo... Más bien gratis.

—¿No te avergüenzas?, tus pechos son como camiones. Asqueroso. ¿¡Cómo podrían fijarse en ti!?

—Yo creo que hasta a los chicos les da asco. Mucho asco. Son como deformaciones gigantes.

Jess mantenía su vista baja, aguantando el llanto.

—Déjenla en paz.—Dijo Mei. Ellas se giraron. Oh no.

—Eh, bicho raro, no te metas donde no te llaman.

Una de las chicas con kilos de maquillaje se acercó a Mei y le plantó una bofetada; dejándole una marca rojiza en su mejilla derecha. Finalmente, se fueron.

—¡Mei!, ¿estás bien?

—Sí, gracias. ¿Cómo estás tú?

—Bien.—Ella sonrió.

Dos Palabras | HS.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora