Él dormía.
A su lado pero ya no era lo mismo. Se preguntaba qué había pasado con todas esas noches, con esas promesas de amor eterno. ¿Qué sucede con todo lo vivido? ¿Simplemente se va? Se desvanece como si nunca hubiera existido.
Como si los sentimientos hubieran sido una simple fachada. Abrazarse, besarse por puro compromiso.
Pero no iba a creer eso. A pesar de tanta indiferencia, a pesar de no tener la misma última mirada antes de apagar las luces; esa que le aseguraba que todo, al otro día, seguiría igual de bien.
No, ya no más... Yuri sólo le daba la espalda.
Y Víctor se había propuesto caer de rodillas si era necesario para recuperarlo. Algo así, en alguien como él, era demasiado.
Realmente era demasiado.
"Sí..., está bien dentro de lo que se puede".
Eran las ocho de la mañana.
Un día más, con las mismas nubes, con el mismo frío de cada maldito día. Sin embargo estaba parado frente al ventanal con su pijama, porque sinceramente, ¿a quién le importa que se enfermara? No a él, al menos.
"Es una pena que no se quedaran más tiempo..., lo siento".
No sabía cómo es que podía hablarles. Cómo no rompía en llanto en medio de la llamada, pero es que... dos meses. Dos meses le habían dejado insensible.
Ya no era él. No, el Víctor Nikiforov que deslumbraba al público, que brillaba por su carisma, había muerto de un balazo. Por un balazo había muerto él.
"Deberían volver" dijo mirando a la puerta que daba a la habitación. "Sé que a Yuri le gustaría". Pero aquella mujer, aquella amorosa mujer que le trataba como a un hijo, le dijo que era mejor que pasara el tiempo, en un tono que le rompió el corazón.
Porque, "Víctor, el tiempo cura las heridas".
Y él se preguntó si realmente sería lo mismo para él. O si era mejor que el tiempo lo consumiera. Quizá, lo que sucediera primero.
Desayunando un simple té, vistiéndose con lo primero que encontró; aquél sacón largo, una remera x, unos vaqueros viejos. O nuevos. Quién sabe, tenía tanta ropa que al fin y al cabo ¿realmente importaba? Mas..., allí entre su ropa, estaba la de Yuri colgada, y fue como si su cuerpo se paralizara por un momento.
Tomando una de esas prendas, la acercó a su cuerpo, entre sus manos que se sentían extrañas al tocar algo tan simple como su ropa. ¿Cómo podía ser? Incluso su perfume estaba grabado en la tela.
No..., no sólo en la tela. No sólo en su ropa. Yuri estaba grabado en cada jodido pero bendito lugar de ese apartamento. Yuri estaba en los cuadros, estaba en los patines, estaba en el café que tomaba todas las mañanas y hasta en Makkachin. Estaba en su cama, estaba en las sábanas, pero lo peor... Lo peor de todo es que Yuri estaba grabado en su piel.
¿Cómo quitarlo de allí? ¿Cómo diablos pretendía quitar a su marido de su piel? ¿Arrancándola? ¡No seas ridículo!
Tú vives con ella, vives en ella. Y eso era Yuri para él, así que Chris o cualquiera podía ir a golpearse contra un muro si pensaba que lo mejor sería dejar esa relación en el pasado. Que "continuara". Uno simplemente no puede.
Víctor no era la excepción.
Así los días pasaban. Pasaban entre desayunos silenciosos y miradas que él buscaba, aunque su corazón se sintiera a punto de estallar del dolor. Parecía dar un paso adelante y luego mil hacia atrás; su mente no le jugaba a favor. Pero ese día..., ese día en que lo invitó a caminar esperaba que sólo fuera.
Nada más que caminar a su lado.
¿Qué tan enamorado debe estar un hombre para sentirse satisfecho con algo así? ¿Qué tan loco? ¿Qué tan... desesperado?
Y eran ellos dos caminando a la par, en una ciudad tan fría pero que alguna vez había encontrado la forma de ser simplemente perfecta. Ellos dos hasta que Víctor comenzó a hablar y con ilusión, de alguna manera, recordaba en voz alta la primera vez que Yuri llegó a la ciudad, y le contaba cómo se sintió. El cómo sus ojos brillaron cuando pasearon por primera vez en esa primavera.
Para cualquiera hubiera sido humillante seguir después de tanto.
Pero ten compasión si lo ves hablando solo en las calles. Aun cuando la gente pasa a su lado y lo miran extrañados.
Él está tratando de sobreponerse a lo inimaginable.
Al final, justo antes de regresar a casa, Yuri tomó su mano.
••••
Las últimas líneas en cursiva son partes de la canción: "It's Quiet Uptown" del Musical de Hamilton.
Espero les haya gustado el capítulo de hoy. La verdad que fue un día de locos, y cada vez que tenía tiempo me sentaba a escribir, lol. Recuerden dejar la buena estrella si les gustó ♥ también sus comentarios que leo con mucho amour.
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He aquí otra imagen promocional, que quizás o puede que no, hayan visto.
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HE • A VICTURI FANFIC
Fiksi Penggemar• Una muerte, un asesino. La pregunta es: ¿quién mató a quién? • ❝Lo bueno no dura; eso escuchó Víctor alguna vez. Y ahora se encuentra tratando de rescatar una relación que comenzó a desmoronarse desde luego del accidente. - Ya no hay fo...