—Hazme un masaje Andrew, estoy muy estresada.
Asintió con la cabeza y se acercó a ella, depositando sus manos en sus hombros.
—¿Es por tu hija?
—Sí —suspiró cerrando los ojos, sintiendo las manos de él—. Imaginé que Angie reaccionaría así, después de todo, era muy unida a su padre.
—Pero él ya está muerto.
—Eso mismo pienso yo, ya está muerto, no sé porqué exagera tanto las cosas, y cuando le cuente a Milo... Dios, otro drama más.
—¿Su hijo también vendrá?
—Te dije que no me trataras de usted —pronunció con rabia.
—Lo siento, ¿tu hijo también vendrá?
—Seguramente cuando Angie se lo diga.
—Ya veo, ¿hay algo qué pueda hacer para hacerte sentir mejor?
Sonrió divertida.
—Mm sí, quiero un masaje más íntimo.-o-o-o-o-
Cerró los ojos y se meció en la hamaca, aquella que su padre, junto a si tío Daniel, le habían hecho.
Su papá no era muy bueno en las tareas del hogar, pero siempre que llegaba su hermano, Daniel, terminaban haciéndoles algo para ella o Milo.
Amaba las cerezas, y sus árboles eran aun más hermosos, es por eso que le habían preparado un jardín especial para ella, quizás de lo único que su madre no se había deshecho.
—Es un lugar muy bonito.
Abrió los ojos y lo observó, sentía tanto reconcor, pero no podía dirigirlo a él, después de todo, su madre lo había comprado.
Ni siquiera era un hombre que había decidido estar con ella porque quería.
—Sí, mi padre lo hizo para mí.
—¿Son cerezas verdad? —preguntó tomando una.
—Sí.
Lo miró, él lucía tan vacío, sus ojos apagados, su color no era uno vivo.
"Quizás porque solo es una máquina" pensó, pero eso no quitaba la sensación de pena al observar al muchacho.
—¿Hace cuánto estás aquí que no conocías este lugar? —le inquirió curiosa.
—Dos meses, a Jenny no le gusta que salga de la casa.
—¿Y qué haces aquí entonces?
—Ella salió, y yo quise buscarte para disculparme contigo.
—No debes disculparte por nada, es mi madre la que actuó mal, no tú.
—Yo no sabía que ella tenía hijos.
—Está bien Andrew, no es tu culpa, pero... Creo que deberíamos entrar a la casa, a mi madre no le gustará verte aquí.
Asintió con la cabeza y se volteó, comenzando a caminar hacia la gran casa.
Era horrible aquello, lo tenía encerrado como a un animal.
Lo siguió por detrás, él en ningún momento se detuvo o la miró, hasta entrar por la cocinaba que daba en la parte trasera de la casa.
—¿Quieres contarme algo de ti? —le preguntó Angie sonriendo levemente, sentándose en un taburete.
—No hay mucho de mi, fui activado un mes antes de que Jenny me comprara.
—¿Activado? ¿A qué te refieres?
—Nos crean cuerpos artificiales, y activan nuestro sistema cuando van a comprarnos.
—Eso quiere decir que no conoces nada.
—Tengo conocimientos básicos de algunas cosas, pero... Nuestra función es otra, ¿por que un acompañante debería ser inteligente? Con solo saber como satisfacer a nuestras dueñas, es suficiente.
Frunció el ceño al escucharlo hablar de eso.
—Es horrible eso que dices. Sí, quizás eres artificial, ¿pero no sientes? ¿piensas o deseas?
La observó, con aquellos ojos negros y vacíos. ¿sentir? ¿desear?
—No, yo no puedo hacer esas cosas.
—¿Eres una máquina? ¿jamás sentiste nada?
—A veces... Pero son sintimientos negativos.
—Negativos o no, sientes, y eso te diferencia de una máquina.
—Quizás.
—¿Puedes comer?
—Claro que sí, fisiológica y anatómicamente, mi cuerpo es como el de un humano.
Sonrió y se puso de pie.
—Bien, sientate aquí entonces —le pidió mientras se dirigía al refrigerador.
Él lo hizo, y Angie rápidamente se acercó con una fresa en la mano.
—Prueba esto.
La tomó y se la llevó a la boca, masticándola un par de veces antes de tragarla.
—Ahora, dime que sentiste.
—¿Qué sentí? —preguntó confundido.
Ella rió bajo al ver su expresión.
—Ves que puedes sentir, no eres un simple acompañante.
La observó y luego miró hacia abajo, poniéndose de pie.
—¿A dónde vas?
—Jenny llegará en cualquier momento, debo irme a su habitación.
—Pero-
—Gracias por eso Ángela —le dijo antes de marcharse.
La joven suspiró y negó con la cabeza, cruzándose de brazos, no estaba bien lo que su madre estaba haciendo.-o-o-o-o-
—Que lindo que hayas aceptado mi invitación cariño.
—Mamá, háblame de Andrew.
Borró la sonrisa de sus labios y la observó seria.
—¿Qué te hable de él? ¿Por qué? —inquirió recelosa.
—Solo tengo curiosidad ma.
—La curiosidad no es buena hija —pronunció colocándose los lentes de sol y recostándose en su reposera, junto a la gran piscina.
Se mordió el labio, molesta, un gesto muy típico de ella cuando algo no le gustaba.
—¿En dónde se encuentra ahora?
—Te encuentras muy curiosa de él, si quieres, te regalo uno para tu cumpleaños, pero él es mio, mi juguete.
—¡Deja de hablar de ese modo!
Giró su rostro y se quitó los lentes para mirarla molesta.
—No me hables de ese modo, recuerda que soy tu madre.
—Hablas de él como si fuera un simple objeto.
—Es un androide —exclamó desinteresada, tomando su vaso con jugo.
—¿Y qué tiene madre? Él también puede sentir.
Rodó los ojos.
—Por supuesto que no, solo emulan emociones, simplemente eso, no sienten hija.
—¿Y tú que sabes? ¿Le preguntaste acaso?
—Ya te estás pasando Ángela, no seguiré hablando de esto contigo.
—Solo contesta, ¿Le preguntaste que quería?
—No, y no necesito hacerlo, lo compré para que cumpla mis deseos, no para preguntarle que quiere, o que se niegue.
Tomó una toalla y la envolvió en su cuerpo.
—Angie ¿A dónde vas?
—Lejos de ti Jennifer, escucharte hablar me enferma. Llegué aquí buscando a mi madre, y solo encontré... Una mujer más fría de lo que recordaba, ahora entiendo porqué Milo no quiere venir.-o-o-o-o-
Jenny se había enojado con él, diciéndole que por su culpa, su hija ahora no quería hablarle.
Y Andrew no comprendía que había hecho para que eso ocurriera. Quizás se había enterado que habían hablado, y por eso ella se había enojado.
Suspiró y recostó su cabeza contra una de las paredes. Cuando Jenny se enojaba, lo encerraba en una habitación donde no había nada, ni siquiera una ventana donde entrara un poco de luz, nada.
Estaba en medio de la oscuridad, recostado contra la pared, preguntándose cuantos días lo dejaría allí.
La última vez lo había encerrado tres días, luego de que una de las mucamas le sonriera, segun Jenny, de una forma atrevida.
A la chica la había echado, y a él "castigado", culpándolo una vez más de todo.-o-o-o-o-
Giró en la cama, no podía dormir, quería irse de allí, ya no quedaba nada, pero no podía hacerlo.
Pensar en Andrew, y en la forma que su madre hablaba de él, le encogía el corazón.
¿Cómo podrían hacerle a alguien algo así? Andrew era consciente de todo lo que pasaba a su alrededor, no era una máquina como su madre quería hacerlo sonar....
¡Hola! Sí, adelante la actualización un día antes 🙊
espero les guste!!! 😘❤❤
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Juguetes para ellas
Science FictionÁngela Dufour es una joven de veintiséis años que regresa a la casa de sus padres luego de estar estudiando en el exterior. Al llegar a su hogar, no solo se encuentra con la triste noticia de que su madre ha decidido deshacerse de todos las pertenen...