CUATRO

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—¿Sigues molesta conmigo? —le preguntó antes de darle un sorbo a su té.
—Preferiría no hablar de eso madre.
Jenny suspiró y tomó una tostada.
—De acuerdo. Debo salir, hay algunos asuntos que tu padre dejó inconclusos, si quieres, luego de eso podríamos salir, conozco una tienda-
—Prefiero quedarme aquí.
—Hija, quiero pasar tiempo contigo.
—Quiero estar sola por ahora, llorar a mi padre...
—Está bien, solo recuerda que él ya no está, pero yo sí.
Como si fuera difícil notar eso, especialmente por la actitud de su madre.
Se puso de pie y se acercó a Angie, depositando un beso sobre su frente.
—Te amo, volveré a la tarde.
—Está bien, no me iré de aquí.
Sonrió al escuchar eso.
—Gracias hija.

-o-o-o-o-

—Milo.
—¡Coockie! ¿Cómo estás? —preguntó preocupado.
—¿Cuándo vendrás?
—No lo sé Angie ¿por qué?
—Ya no quiero estar sola aquí.
—¿Por qué? ¿Qué ocurre?
—Las cosas con mamá... No están bien y ya no quiero estar aquí.
—No lo entiendo ¿por qué no te vas entonces?
Negó con la cabeza.
—No puedo hacerlo.
—¿Ella te lo impide? Sé clara Ángela —le pidió en un tono serio.
—Claro que no, pero no podemos hablar de esto así, quiero que estés aquí.
Vio a su hermano pasarse una mano por el cabello, suspirando.
—De acuerdo, veré si puedo ir en una semana.
—¿Lo harás? ¿Lo prometes?
—Lo intentaré Angie, no te prometo nada.
—Okay —murmuró.
Continuaron hablando un rato más, Angie realmente no quería terminar con la vídeo llamada, pero su hermano tenía que salir para su trabajo.
Dejó su tablet sobre el sofá y se recostó, cerrando los ojos.
Fue entonces que lo recordó, no había visto a Andrew en toda la mañana, tampoco había salido con su madre.
—Penny —pronunció saliendo de la sala, buscando a la chica del servicio doméstico.
—¿Sí señorita Ángela?
—Solo dime Angie, ¿Sabes dónde está Andrew?
—No, no lo he visto desde ayer.
—Okay, gracias —pronunció preocupada.
Y lo recordó, él le había dicho que a Jenny no le gustaba que saliera de la habitación, lo más seguro era que se encontrara allí.
Pero si Penny no lo había visto desde el día anterior, eso significaba que no había cenado, ni desayunado aun.
Apretó sus puños con molestia, su madre ya se estaba pasando con su trato.
Volvió a la cocina y tomó una bandeja, preparándole un sándwich, jugo, y frutas. No tenía idea de los gustos del muchacho, pero si nada de eso le gustaba, bajaría nuevamente para buscarle algo que si comiera.
Subió con cuidado las escaleras, recordando cuando le llevaba el desayuno a su papá. No era común que su padre pasara tiempo en la casa, pero cuando lo hacía, a Angie le gustaba atenderlo, poder pasar cada instante con él, por más pequeño que fuese.
Llegó a la habitación de su madre, y al intentar abrir la puerta, notó que ésta estaba cerrada.
Frunció el ceño, confundida, ¿Lo habría dejado encerrado?
—Andrew ¿estás ahí?
Esperó a que le respondiera, pero al no escuchar nada, tocó la puerta una tres veces.
—Soy Ángela, ¿estás ahí? Sabes... Puedes hablar conmigo.
Los segundos pasaron, pero nada se oyó del otro lado de la habitación.
—Okay, iré por las llaves abajo —pronunció antes de dejar la bandeja en el suelo y girarse para salir del pasillo.

-o-o-o-o-

Le había costado conseguir la llave de la habitación de Jennifer. Penny tenía prohibido darle la copia a cualquier persona, pero Angie le había asegurado que solo entraría a la habitación de su madre a buscar algo y saldría rápidamente.
La abrió, y observó que todo se encontraba en su lugar, perfectamente acomodado... Y él no estaba allí.
Suspiró frustrada, seguro se lo había llevado sin que ella se diera cuenta.
Se dio la vuelta, y sin quererlo, pateó la mesa de noche. tirando al suelo una lampara, la cual por fortuna no se quebró al caer sobre la alfombra.
—Jenny ¿Estás ahí? Déjame salir por favor.
Al escuchar su voz se giró rápidamente, él estaba allí, solo que no podía verlo.
—Andrew ¿dónde estás?
—¿Angie? —Preguntó confundido.
—Sí, ¿dónde estás? —inquirió caminando por la habitación, buscando de donde podía provenir la voz.
Cerró los ojos y se hizo hacía atrás, si Jenny lo había castigado, había sido por hablar con ella.
—Háblame ¿dónde estás?
Abrió las puertas del armario, encontrando solo los abrigos de su madre.
—Andrew, si no me hablas, no podré ayudarte.
—Vete, ella no quiere que hable contigo —pronunció bajo.
Miró confundida los abrigos.
—¿Estás del otro lado del armario?
Y no esperó que él respondiera, sabía que no lo haría.
Los corrió con dificultad, ya que al ser muchos, no se lo permitían.
Vio una pequeña puerta de madera y su corazón se encogió.
No, su madre no sería capaz de tenerlo allí.
—Andrew ¿estás ahí? —preguntó golpeando la puertita.
—Vete...
Vio la cerradura, la llave de ella no debía tenerla Penny, ni siquiera debía saber de su existencia.
—Escucháme, buscaré la forma de sacarte, ¿lleva a otro lugar? ¿hay otra puerta?
—Aquí no hay nada, vete por favor... Ya no quiero problemas con Jenny, vete.
—Pero-
—Si quieres ayudarme vete, si ella te encuentra aquí, será peor.
—No puede tenerte encerrado, mi madre se ha vuelto loca.
—Vete Angie, por favor.

-o-o-o-o-

El doctor Aleksei tenía razón, el aprendería nuevas cosas y emociones al ser comprado, solo que todas negativas.
Se sentía humillado, frustrado, impotente.
Casi un día encerrado en aquella habitación, en pleno verano, y lo único que quería era poder beber un vaso de agua.
Su garganta dolía de lo seca que la sentía, y a ella... No le había importado en lo más mínimo.
Sus palabras fueron claras y contundentes, si quería agua, primero tenía que ganársela.
Porque según ella, nada era gratis, todo tenía un costo a su lado, y él de Andrew, era satisfacerla.
Miró el vaso de agua sobre la pequeña mesa junto a su cama, ya que él no dormía con Jenny, sino en una habitación a parte, y lo dejó allí.
Quizás ella no lo sabía, o simplemente no le importaba, pero él tenía orgullo también... Dignidad.
Jenny solo lo denigraba con su trato, la única que se mostraba compasiva con él era Angie, y ella solo lo conocía hacia dos días.
Escuchó la puerta abrirse y se sorprendió de ver quien era.
—Angie.
Ella sonrió y se llevó un dedo a los labios, para que no hablara.
Dejó la bandeja que traía en sus manos sobre la cama y cerró suavemente la puerta.
—¿Qué haces aquí? —murmuró él.
—No he visto que bajaras a comer, tampoco que mi madre te trajera algo.
—Debes irte, Jenny-
—Ella se fue Andrew, pero no quiero que nadie me escuche o sepa que yo estoy aquí tampoco —habló bajo.
Se acercó a la bandeja y la destapó.
—No sé que te gusta, te traje una pata de pollo, un filete de cerdo, carne de vaca, pescado —le dijo mientras iba señalando los platillos.
—Angie.
—Sí no te gusta nada de todo esto, puedo traerte verduras.
—Lo que trajiste está bien, gracias.
—De nada —le dijo sonriendo.
—¿Por qué lo haces?
—¿Y por qué no? —pronunció con una suave sonrisa.
Miró hacia abajo y suspiró.
—¿Qué quieres a cambio?
—Nada Andrew.
—No puedo acostarme contigo.
—Yo no quiero eso, solo ayudarte, lo juro.

...

¡Nuevo capítulo! 😍❤💞 ustedes que creen, ¿deberia actualizar tres veces por semana o más?

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