DOCE

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—Ah me siento tan estresada —suspiró sentándose en el sofá de la sala—. Que el trabajo, lo que está pasando con Milo... Mi madre. Se supone que estoy de vacaciones, y no parece.
—Puedo hacer algo por ti.
—Oh no, no hace falta cariño —le dijo sonriendo cansada—, estoy bien.
—No luces bien como dices.
—Solo estoy cansada.
—Por favor, déjame hacer algo por ti Angie.
—Okay ¿Qué quieres hacer por mi?
—Vamos a tu habitación.
Sus ojos se abrieron con sorpresa al escuchar aquello.
—¿Para qué?
—Te haré un masaje.
—Oh, claro —sonrió incómoda—, okay, vamos.
Se levantó del sillón, y Andrew la siguió por detrás.
—¿Qué debo hacer?
—Quítate la camisa y acuéstate en la cama boca abajo.
—Em... ¿Podrías girarte? —le pidió con algo de pena.
Asintió con la cabeza y lo hizo. No entendía porqué sentía vergüenza, no sería el primer hombre que la viera desnuda, y para él tampoco era la primera mujer.
Se quitó la camisa y se acostó en la cama, sintiéndose incómoda.
—Ya está.
Se giró y al mirarla, sonrió. Angie desvío la mirada, y luego miró hacia otro lado.
Cerró los ojos al sentir que él se subía a la cama, y se acercaba a su cuerpo.
—Ya... No sé si sea buena idea.
—Relájate —pronunció en un tono bajo que le erizó la piel.
Sintió sus manos sobre sus hombros, y más tensa se puso aun.
—No voy a hacerte nada malo Angie, relájate.
—No puedo.
—Háblame, se que eso te gusta —le dijo mientras masajeaba suavemente sus hombres.
Un suave jadeo salió de sus labios.
—Creo que tienes razón, eso se siente bien —murmuró la castaña cediendo poco a poco.
Sonrió una vez más, se sentía bien saber que podía hacer algo por ella, retribuirle de algún modo.
—Cuéntame algo de ti Angie.
—No sabría que decirte.
—¿Por qué decidiste ser abogada?
—No lo sé, mi hermano siempre dijo que era muy "justiciera" —rio bajo—. Quizás sea eso, mi deseo de hacer justicia, de poder ayudar a los demás.
Bajó sus manos por su espalda, su piel era tan suave. Y quizás... No había sido tan sincero con sus verdaderas intenciones al proponerle hacerle aquel masaje.
Rozó con la punta de su dedo su columna, ganando un nuevo jadeo por parte de ella.
—N-No hagas eso por favor —le pidió avergonzada.
Acarició suavemente su espalda, pasando ambas manos por los laterales de su abdomen.
—¿Por qué no? ¿No te gusta?
—N-No es eso... Solo, yo...
Ni sabía que decir, sentir sus manos, esa nueva sensación en su vientre, no la ayudaba mucho a razonar.
Y por primera vez, quiso que Angie fuera diferente, que le pidiera que la tocara, quería hacerlo.
—Andrew —susurró en un tono bajo, pesado, al sentir que sus manos pasaban hacia su abdomen.
—Angie, dime que lo quieres.
—¿De qué hablas?
Se inclinó hacia adelante, y el cuerpo de la castaña volvió a tensarse una vez más al sentir el pecho de él pegado a su espalda, y sus manos descendiendo lentamente hacia la parte delantera de su pantalón.
—Dime que quieres que te haga el amor.
Abrió los ojos desconcertada y su rostro rápidamente se puso rojo.
—Andrew, mejor... Sal de encima mio.
—Angie.
—Por favor —le dijo cerrando sus ojos con fuerza.
Se levantó con cuidado, sintiéndose confundido, frustrado.
Ella rápidamente tomó la manta y se cubrió, dándole la espalda.
—¿Hice algo mal?
—No soy como mi madre ¿Okay?
—Sé que no eres como ella.
—Yo jamás te pediría algo así, no te veo como un objeto, y lo sabes.
—Pero yo-
—Déjame un momento sola —pronunció en un tono bajo.
—Lo siento —le dijo arrepentido antes de irse de la habitación.
En cuanto escuchó la puerta cerrarse, respiró profundo, llevándose una mano al pecho.
Su corazón latía con fuerza aun, y podía sentir calor en su cuerpo.
Negó con la cabeza y se dirigió al baño que estaba en su habitación.
Necesitaba aclarar sus ideas.

-o-o-o-o-

Una hora después, salió de su recámara, encontrando a Andrew sentado en la sala, mirando hacia la ventana.
Se mordió el labio inferior, ni sabía como se dirigiría a él luego de lo que había pasado.
—Em... Oye, ¿Qué te parece si salimos a comer afuera? No tengo ganas de cocinar hoy.
—Está bien, yo no tengo hambre.
—Si no quieres salir, puedo pedir algo para comer.
—Puedes hacerlo, yo no tengo apetito realmente.
Lo miró, él seguía mirando hacia la ventana.
—Bueno... Podríamos ir a dar un paseo si quieres.
—Gracias, pero prefiero quedarme aquí.
¿Se había enojado?
—Okay, estaré en la cocina, me prepararé un licuado, si cambias de opinión, puedo hacerte uno también.
—Gracias, pero no.
Suspiró.
—Bien, si necesitas algo, estaré en mi habitación.
—Sí, quisiera poder hablar con el doctor Alekséi si me lo permites.
—Oh, claro que sí, sabes que puedes hablar con él cuando quieras, ahora mismo te traigo su número.
—Gracias.

-o-o-o-o-

Dio vueltas por su habitación, sí, sabía que estaba mal, que escuchar conversaciones ajenas era invadir la privacidad del otro, pero realmente tenía curiosidad de saber que hablaba Andrew con aquel tipo.
Se acercó a la puerta y la abrió solo un poco con suavidad.
Pero aun así, no podía escuchar nada, Andrew no estaba en la sala.
¿Dónde se habría ido?

-o-o-o-o-

"—¿Y cómo te sientes?"
—Frustrado —Suspiró—. No entiendo que hice mal, que la molestó. Pude escucharla, ella estaba excitada también, pero... No quiso que siguiera tocándola.
"—Las mujeres no son todas iguales Andrew, y recuerda que ella no te compró a ti por los motivos por los que fuiste creado."
—Pero solo quería que ella se sintiera bien.
"—Y quizás a ella no le pareció buena idea."
—¿Por qué no? Además... Yo también quería hacerlo —murmuró—. No lo había sentido antes, pero quería que me lo pidiera.
"—¿Quieres decir que esta mujer logró despertar algo en ti?"
—Yo quiero hacerlo con ella. Cada vez que toco su piel, quiero seguir haciéndolo, quiero escucharla gemir... Yo... No lo entiendo, no sé que es lo que siento.
"—¿Deseo?"
—Sí, yo la deseo. Yo quiero a Angie... Pero ella no a mi, y eso me frustra. Angie solo me ve como un androide.
"—Ella te ve como una persona también ¿no fue por eso que te compró? Recuerda porque lo hizo."
—Quizás sea como su hermano y le guste una persona de su mismo sexo —pronunció afligido.

...

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