Estaba sentada en el sofá de la sala, mirando hacia la puerta, y luego una vez más, su celular.
Andrew se había ido hacía más de cinco horas, y aunque lo había llamado media hora atrás, solo le había dado el contestador.
Suspiró y se abrazó las piernas. Él dijo que volvería, él sabía que ella iba a estar esperándolo.-o-o-o-o-
Río bajo, divertida.
—Eso es, buen chico amor, ponte de pie ahora.
El moreno lo hizo, sintiéndose tan impotente por dentro, aunque su rostro no lo demostrara.
Aplaudió riendo.
—Wau, si hubiese sabido este truco antes, todo hubiera sido más fácil para ambos.
Observó el control que ella tenía en sus manos.
Alekséi le había asegurado que ya no existía ningún dispositivo que pudiera controlarlo, que pudiese ponerlo una vez más en ese maldito modo autómata.
Thais observó con diversión lo que Andrew miraba, y negó con la cabeza, sonriendo.
—¿Quieres esto cariño? No, no puedes tenerlo —le dijo guardándolo dentro de su camiseta—. Tú y yo nos iremos muy lejos de aquí, y seremos muy felices.
¿Cómo una muchacha tan jovencita podía terminar en ese estado de locura? No lo entendía.
Alekséi siempre le había dado todo lo que ella quería, siempre la había cuidado, amado... Y estaba seguro que la sangre en su ropa, no era suya.
—Pero antes de irnos, debo cambiarme de ropa.
Sus ojos se aguaron por un momento, y miró hacia abajo.
—Papá no quería aceptarlo, él quería irse sin ti... ¡Y eso no era justo Dominik! —gritó acercándose a él.
Lo tomó del rostro con una de sus manos, clavando sus uñas en la mejilla de él.
—Nosotros somos una familia, o vamos juntos, o yo no me voy a ningún lado sin ti —pronunció con rabia, llorando en silencio.
Lo soltó y se secó las mejillas, antes de sonreír y acariciarle el pecho con una de sus manos.
—Me cambiaré, guardaré algunas de tus cosas, y luego tú y yo nos iremos cariño —pronunció con una sonrisa.
Rozó sus labios suavemente, y luego se marchó de allí.
Apretó sus dientes con rabia, sin poder moverse, sin poder hablar o hacer algo por cuenta propia.
Mientras ella tuviese ese control, no era dueño de sus acciones.-o-o-o-o-
Su pecho dolió horriblemente, no quería creer que Andrew se había ido sin decírselo, o que algo malo le hubiese ocurrido.
Pero ya eran muchas horas sin saber de él. Ni siquiera había podido contactarse por teléfono.
Respiró profundo y se dirigió a la cocina, guardando en el refrigerador la cena que había preparado para ambos.
A juzgar por la hora, él ya no vendría.-o-o-o-o-
—Dominik, ven aquí amor —lo llamó Thais desde una de las habitaciones.
Caminó hacia la recámara de ella, y miró sintiéndose horrorizado el cuerpo inconsciente de Koslov tendido en el suelo, y rodeándolo del lado izquierdo, un gran charco de sangre casi seca.
—Ayúdame a llevar a papá abajo, tenemos que ponerlo en el auto, yo sola no pude hacerlo.
Se agachó y tomó por debajo de los brazos al médico. Para suerte de él, su cuerpo aún seguía laxo y tibio. Estaba vivo.
—Lo sacaremos por la parte trasera del hotel, he visto que a esta hora, no suele haber mucha vigilancia. Debes tomarlo por debajo de los brazos, y llevarlo parado. Si alguien pregunta, solo se desmayó.
Andrew hizo lo que ella le pidió, sintiendo como el lado derecho de su cuerpo se humedecía al estar en contacto con el cuerpo manchado de sangre de Alekséi.
La primera en salir fue Thais, y detrás de ella iba Andrew, casi arrastrando el cuerpo del médico.
Se sintió afligido, deprimido. No quería que Angie creyera que le había mentido, que la había engañado.
Su pecho dolía horriblemente, aunque sus facciones no pudiesen demostrarlo, se sentía muy mal internamente.
Solo quería irse de allí, solo quería estar con Angie, decirle cuanto la amaba."Besó sus labios, estando sobre su cuerpo, piel contra piel, sintiéndola por primera vez de ese modo.
Y por primera vez también en su existencia, se sintió completo, feliz, sin miedo o dudas.
Se sintió en casa, porque ella era su hogar, y suyo. No como objeto, sino como compañero.
Él era suyo, y ella era de él.
La castaña ahogó un jadeo en su garganta, y se separó de sus labios, solo para tomarlo del rostro, y mirarlo a los ojos.
Su miraba brillaba, sus mejillas sonrosadas, y esa cálida sonrisa en sus labios, solo la hacían ver más hermosa aun, si es que eso era posible.
—Te amo Andrew —pronunció en un tono extasiado."—Coloca a papá con cuidado en el asiento trasero —le ordenó Thais abriendo la puerta del auto.
Cuando él lo hizo, ella la cerró nuevamente y se dirigió al asiento del acompañante, adelante.
—Vamos Andrew, sube al auto y conduce. Debemos irnos de la ciudad, llevar éste coche a la finca, deshacernos de todo lo que tenemos puesto ahora, y luego irnos.
Se dirigió hacia la puerta del conductor y lo puso en marcha.
¿Qué se suponía que haría con Alekséi? Porque si ella creía que él aguantaría mucho tiempo de ese modo, luego de toda la sangre que había perdido, estaba confundida, muy confundida.
Su estado era crítico, y necesitaba ser atendido con urgencia.
Cada minuto que pasaba, bajaba las posibilidades de salvarlo.
Koslov ya era un hombre mayor, y su condición física, no ayudaría en un momento así de crucial.-o-o-o-o-
—Señor Miyamoto, hay un hombre que quiere hablar con usted.
El tipo de aspecto asiático, de alrededor de unos cuarenta años, observo con seriedad al muchacho frente a él.
—¿Quién es y cómo llegó aquí?
—Dice que es algo urgente señor, me dijo que él fue uno de los compradores de los modelos de la señorita Yuki.
Asintió con la cabeza, y se cruzó de brazos, esperando que lo hicieran pasar.
Luego de unos minutos, un muchacho rubio de ojos azules, entró a su oficina.
—Gracias por aceptarme, mi nombre es James Wilson.
—¿Qué quiere?
—Hace nueve meses asesinaron a mi mujer. No fue tarea fácil encontrar a otro de los compradores, pero ahora que lo hice, estoy aquí para advertirle.
—¿Advertirme? ¿Qué cosa?
—Mi Bell era una A.N.N cero noventa y ocho, y la asesinaron por estar embarazada. Queda en usted si quiere creerme o no. Pero si ama a su mujer, le aconsejo que desconfíe de todos, y jamás la deje sola. No confíe siquiera en técnicos de la empresa, fueron ellos quienes tuvieron contacto con mi mujer... Antes de asesinarla....
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Juguetes para ellas
Science FictionÁngela Dufour es una joven de veintiséis años que regresa a la casa de sus padres luego de estar estudiando en el exterior. Al llegar a su hogar, no solo se encuentra con la triste noticia de que su madre ha decidido deshacerse de todos las pertenen...