DIECISIETE

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—Doctor Alekséi.
"—Andrew, que bueno saber de ti una vez más."
—Tengo un problema.
"—¿Cuál?"
Miró a Angie dormir en su cama, abrazando la almohada, y luego se dirigió a sala.
—Necesito saber sobre los nuevos avances que han hecho.
"—Sabes que eso es confidencial Andrew."
—He leído que saldrá al mercado un androide más real.
"—Sí, pero no para los mismos fines."
—¿Para cuales entonces?
"—Ellas son tres, y no puedo hablar de esto contigo."
—Lo entiendo, pero ¿Cree que hay la posibilidad de que pueda actualizarme a mi? ¿Hacerme ver más real?
"—Tú te ves tan real como un humano, incluso tu voz suena igual."
—Pero no es suficiente.
"—¿Hablas de tu nueva dueña?"
—A ella no le gusto.
"—Debes entender que no siempre le gustarás a la persona que tú quieras."
—No, no lo acepto.
"—Entonces háblalo con ella."

-o-o-o-o-

Se sentó en la cama, y suspiró observándola.
Si tan solo ella lo aceptara, lo que estaría abrazando en ese momento, no sería la almohada.
Extendió su mano, y colocó un mechón de su cabello atrás de su oreja, acariciando su mejilla.
—Despierta.
Entre abrió los ojos suavemente, y al verlo a él, se sentó en la cama, confundida.
—¿Qué hora es?
—Más de las siete.
—Mm, pensé que era más tarde —pronunció estirándose.
—Te traje algo.
Lo miró curiosa, y luego la bandeja sobre su mesa de noche.
Sonrió enternecida.
—No hacía falta Andrew.
—Quería hacerlo.
—Gracias, se ve bien, y huele muy bien —le dijo sonriendo, colocando la bandeja sobre sus muslos.
—Quiero hablar contigo Angie.
—¿De qué?
—Quiero que me cuentes de ti.
Se llevó un trozo de fruta a la boca y miró hacia arriba.
—Mm... ¿Cómo qué?
—Cualquier cosa, quiero conocerte.
—¿Conocerme? —preguntó confundida—. No entiendo.
—Fui activado un diecisiete de marzo. El primero en verme y explicarme para que fui diseñado, fue el dorctor Koslov Alekséi. Mi cabello es rubio y mis ojos azules, pero por pedido de mi primera dueña, fueron cambiados. Antes de ser vendidos, nosotros somos preparados para cumplir nuestra función. Una preparación que dura aproximadamente seis meses. No conozco a otro de mi tipo, o serie, que haya experimentado lo mismo que yo por su dueña. Angie, yo siento algo por ti... Cuéntame, lo que sea, quiero conocerte.
Miró hacia abajo, y revolvió con su cuchara las frutas en el tazón.
—No me gusta hablar de mi.
—Lo sé, pero necesito saberlo, por favor.
Suspiró y dejó la bandeja una vez más sobre la mesa de noche.
—Cuando tenía quince años, estaba enamorada de un chico, él era compañero de Milo, y no creí que él fuera a fijarse en mí, pero lo hizo —sonrió amargamente—. Lo hizo y yo me sentí especial.
—¿Que pasó?
—Un día me invitó a salir, mis padres no iban a dejarme si sabían que era un chico mayor. Así que mentí, le dije a mi mamá que iría a hacer unas tareas a casa de mi amiga Helen, y ella me creyó. Papá estaba de viaje, así que todo fue mucho más fácil.
—¿Y entonces?
La observó respirar profundo, flexionar sus piernas hacia su pecho y abrazarlas, mirando aun hacia abajo.
—Todo parecía muy bonito, una cita de dos enamorados, hablando, riendo. Me había comprado dulces, un oso de peluche, no lo sé, muchas porquerías que en ese momento me cegaron, creyendo que me quería también —pronunció mientras su voz se apagaba poco a poco—. Y cuando le pedí volver a mi casa, porque ya se estaba haciendo muy tarde, me dijo que antes me llevaría a un lugar especial.
—¿A dónde?
—No lo se —le dijo mirando hacia abajo—. Me distrajo hablándome, cuando me di cuenta, estábamos solos en medio de la nada, en su auto.
—Angie-
—Me besó —le contó interrumpiéndolo—. Y yo no supe como reaccionar, hasta me metió su mano dentro de mi falda.
Su voz se quebró, y apretó fuerte las sabanas bajo sus manos.
—Le pedí que se detuviera, que no quería aquello, pero él no lo hizo, dijo que se lo debía.
Y la observó con pesar, sin saber que hacer, si dejarla continuar, o acunarla entre sus brazos.
—Rasgó mi vestido de la parte de arriba, y empecé a llorar, empujándolo —sollozó recordándolo—. Le pedí muchas veces que se detuviera, pero a él no le importó nada. Continuó besándome y tocándome... Yo solo lloraba.
Se subió a la cama, y la abrazó a él, gesto suficiente para rompiera a llorar.
—Se burló de mi. Dijo que era una llorona, que yo lo había buscado, que si había aceptado ir con él, sabía lo que pasaría. Y... me dijo cosas horribles, asquerosas...
Negó con la cabeza y se cubrió el rostro con una de sus manos, llorando con angustia.
—Lo siento Angie. Lo lamento —le dijo acariciando su espalda suavemente, su cabello.
—Caminé hasta mi casa, con la ropa rasgada, y a nadie le importó si quiera. Nadie se detuvo a preguntarme si estaba bien.
—¿Qué pasó con él?
—No volví a verlo, sé que se mudó al poco tiempo, ya que me empezaba la universidad.
—¿Por qué no lo denunciaste? ¿Hablaste con tus padres? ¿Con tu hermano?
—No... Nadie lo sabe, solo tú ahora.
—Angie.
—Tuve miedo, mi madre me hubiese culpado a mi, diciendo que lo había buscado. No quise hablarlo con nadie, solo dejado en el pasado.
—Pero aun te afecta.
—Cada vez que un hombre se me acerca, que intenta besarme, o tocarme, recuerdo aquello, y... No puedo.
Y ahora comprendía un poco mejor el porqué ella actuaba así con él.
—¿Hay algo que pueda hacer por ti?
Negó con la cabeza, dejándose abrazar por él.
—No, solo quédate así conmigo.
—Está bien.

-o-o-o-o-o-

La observó, estaba sentada en el sofá, con un tazón de helado en sus piernas, riendo.mientras miraba una serie.
Angie ya se sentía mucho mejor luego de lo que había ocurrido.
Tenía un short y una camiseta de tirantes, con su cabello sujeto en una coleta.
La puerta sonó y Andrew se puso de pie.
—Voy yo.
—Okay —le dijo con una sonrisa antes de volver su vista a la televisión.
Frunció el ceño ¿Qué hacia ese tipo ahí?
—Hola ¿Andrew verdad?
—Sí, ¿qué quieres aquí?
Lo miró de arriba abajo y sonrió de lado.
—Pensé que a ustedes les enseñaban a ser educados con sus amos.
—No sé de que hablas —masculló con rabia.
—En serio creí que mal cuando Angie te presentó, pero luego Milo me contó de ti, solo eres, mmm, ¿cómo llamarte? ¿muñeco? ¿juguete? Un simple objeto por el cuan Angie sintió pena.
—¿Andrew? —Preguntó la voz de la castaña detrás de él—. ¿Quién es?
—Hola Angie, soy yo, Teoh —sonrió mirando al moreno, que bloqueaba su paso—. Creo que tu juguetito no me deja pasar.
Angie observo la pose tensa de Andrew y rápidamente se acercó a él, tomando uno de sus brazos.
—Andrew, ¿puedes dejarme un momento a solas con Teoh?
—No.
—Vamos, obedece a tu ama —acotó el muchacho.
—Yo no soy su ama, y él tampoco es mi juguete —aclaró con molestia.
—Oh, lo siento cariño, no quise ofenderte.
—Claro, sabes, mejor hablamos en otro momento.
—Pero Angie-
—No, no estoy de humor, y hay que cosas que debes saber antes, hablaremos en otro momento.
Y Andrew no espero que él, o Ángela, dijera algo más.
Simplemente le cerró la puerta en la cara.
—Andrew —murmuró mirándolo preocupada.
Seguía tenso, podía verlo.
—Ey, no sé que haya dicho, pero no le hagas caso, hay personas que-
—Él tiene razón.
—¿Con qué?
—Solo soy un objeto por él que sentiste lástima, por eso me compraste.
—No es verdad.
—Aun puedes devolverme —le dijo girándose para mirarla—. Aun puedes hacerlo, no te devolverán todo el dinero, pero te darán una parte de él.
—¡No digas estupideces! —le gritó molesta—. No te voy a devolver, no fue por lástima que te compré, y mucho menos te veo como un objeto, o mi juguete.
—¿No? ¿Entonces como ves?
—Como una persona.
Se acercó a ella, incomodándola por su cercanía.
—¿Cómo un hombre?
—S-Sí.
La miró a los ojos, varios segundos, sin decir nada ninguno de los dos.
—Entonces comienza a demostrarlo.

...

No se emocionen aun, pero si todo sale bien, hay un capítulo todos los días durante esta semana 👀❤
¡Celebrando que ya pasamos los 10k!

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