TREINTA Y TRES

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Observó  el cuerpo y luego se llevó el dedo índice  de su mano izquierda a los labios, analizando la situación.
—¿Qué ocurre? —le inquirió  Angie preocupada al ver la expresión del médico.
—Seré sincero con usted. Hay áreas vitales dañadas.
La castaña miró  hacia abajo, respirando profundo para intentar contener sus lágrimas.
—En este momento no puedo hacer nada para ayudarlo, pero quizás  más  adelante sí.
—¿Qué quiere decir?
—Tiene perforado el pulmón  izquierdo, una lesión importante en la columna lumbar donde una de las balas lo atravesó.
—É-Él no despertará, ¿v-verdad?
—Puede hacerlo. Si fuera un humano artificial, ya no habría más nada que hacer. Pero al ser un androide, esto se puede solucionar cambiando los órganos dañados.
—¿Entonces  cuál es el problema?
—Que no sólo hay que encontrar las "piezas" de reemplazo, si no también  que sean compatibles con su cuerpo. El tejido usado en ellos no es del todo humano, especialmente en estos modelos. Son creaciones sintéticas.
—¿Cuánto tiempo le llevaría  conseguir esas piezas?
—Conseguirlas será  imposible ya, solo me queda intentar reconstruirlas.
—¿Y eso cuánto le llevaría?
—Meses.
—¿Y qué hará  con Andrew hasta entonces? —le inquirió  mirando el cuerpo del muchacho.
—Por el momento sólo queda colocarlo en la CCC hasta tener sus piezas, y retrasar su deterioro. De lo contrario su cuerpo terminaría por descomponerse.
—De acuerdo —le dijo sin apartar la vista de Andrew.

-o-o-o-o-

Suspiró y abrazó a su pequeña hija entre sus brazos.
—Todo estará bien —murmuró, intentando creer en sus propias palabras.
No sabía a quienes su hermana se estaba enfrentando, o si incluso su vida o la de su hija estaría en peligro ahora.
Y mentiría si dijera que no temía, y el miedo no era por él, sino por lo que pudiesen hacerle a su bebé.
Escuchó que alguien tocaba el timbre de su casa, y se debatió internamente si debía abrir o no.
Tal vez es Angie, pensó mientras se dirigía a la puerta.
Su hermana había salido tan apurada luego de aquel llamado, que no sería extraño que hubiese olvidado las llaves.
Pero al tocar el panel de control junto a su puerta para ver de quien se trataba, su corazón dio un vuelco dentro de su pecho.
Hacía más de un año no sabía de él, habían cortado completamente comunicación luego de su ruptura.
Abrió la puerta sin dudar, sin saber porqué... o quizás sí.
El muchacho al verlo, abrió sus ojos sorprendidos al observar a la pequeña que cargaba en sus brazos.
—Tay —Pronunció Milo, sintiendo un sin fin de emociones en su interior.
Porque aunque el tiempo hubiese pasado, sus sentimientos seguían ahí.
—¿Vine en un mal momento? E-Es decir —dijo rápidamente, incómodo—. Lo lamento, por todo lo que les está ocurriendo, apenas supe lo que pasó, vine a verte, imaginé que Angie estaría aquí.
—Sí, su departamento se destrozó en aquella explosión, ella lo perdió todo.
—¿Y se encuentra bien?
—Sí, ¿Quieres pasar? No me siento seguro hablando en la puerta de mi casa luego de lo que ocurrió.
Taylor asintió con la cabeza, y entró al departamento.
No había cambiado mucho desde que se había ido, solo que ahora en las paredes, habían varios cuadros con fotos de la niña.
—Es una niña muy bonita, felicidades.
—Malika, ese es su nombre.
Sonrió levemente.
—Es lindo.
—¿Quieres cargarla? —le inquirió acercándose a él.
Negó con la cabeza, sonriendo incómodo.
—No creo que sea buena idea.
Milo desvió la mirada, y luego se dirigió a uno de los sillones.
—¿Y qué ha sido de tu vida?
—Pues... Yo he estado bien. Trabajando en una pequeña firma, nada importante comparada con la tuya.
—Sabes que no era necesario que renunciaras.
—No podía seguir trabajando contigo allí.
Miró a su hija, intentando contenerse.
—Y... ¿Te está yendo bien?
—No me quejo, las personas son agradables.
—Que bueno.
Lo miró a los ojos, sintiéndose tan deshecho por dentro.
—Taylor, yo-
—Creo que mejor será que me vaya —se apresuró a decir—. Yo solo... Pasaba a ver como se encontraban.
—Quisiera hablar contigo.
—Milo, no hay nada más que hablar.
—Sí, sí lo hay. Yo no he dejado de pensar en ti, desde que todo acabó... No he podido hacerlo.
—No lo hagas más difícil. Nuestros caminos se separaron, y fue lo mejor para ambos.
—¿Lo mejor para ambos? ¿En serio... sientes eso?
—Tú tienes a tu hija, y yo —murmuró mirando hacia abajo—... Tengo a alguien más.

-o-o-o-o-

—¿Sabes lo qué eres?
El niño de cabello oscuro, y ojos azules asintió con la cabeza.
—Soy un humano artificial.
El médico frente a él sonrió.
—Así es, eres el primer humano artificial, tu nombre es Noah.
—¿Noah?
—Sí, aunque es probable que en unos meses no lo recuerdes.
—¿Por qué? —preguntó confundido.
—Porque todo recuerdo de tu infancia, será borrado.
—¿Y eso me dolerá? Yo no quiero que me duela —pronunció con suma inocencia.
—Intentaremos que no, o que al menos no puedas recordarlo luego, como a ésta conversación.

-o-o-o-o-

—Mírala mi amor, es hermosa, perfecta.
—Así es señor Phoenix, su hija ha nacido muy sana, perfecta.
Tessa sonrió al observar a la pequeña niña que Josh había tomado segundo antes en sus brazos.
Era muy pequeña, de mejillas sonrosadas y muy escaso cabello castaño en su cabeza.
—Es hermosa.
—Y nuestra Tess, nuestra hija —le dijo emocionado—. Hola bebé, papá y mamá están muy felicidades de finalmente conocerte.
—¿Cómo la llamaremos?
—Me gusta como suena Becca.
—Rebecca Phoenix, me gusta también —le dijo ella sonriendo.
—Señor Phoenix, solo basta que firme unos últimos documentos para que pueda sacar a la niña de éstas instalaciones. Sé que debe encontrarse muy ansioso de poder llevar a la pequeña a su nuevo hogar.
—Por supuesto, la hemos estado esperando por semanas —le aseguró con una gran sonrisa.
Y le hubiese gustado compartir aquel momento especial con su mejor amigo.
Pero sabía que para Aiden y Ann, sería muy difícil aquello.

-o-o-o-o-

—Ven —pronunció en un tono serio, pero tranquilo, calmo.
Ella se acercó a él, y el joven rubio la abrazó.
—¿Qué ocurre?
Intentó hablar, pero el nudo en su garganta se lo impedía.
Y no hacía falta que dijera algo, él podía sentirlo.
Acarició suavemente su espalda, besando su cabeza.
—¿Quieres llorar? Hazlo Ann, yo estoy aquí contigo.
—L-Lo extraño tanto —le dijo antes de comenzar a sollozar—. Lo necesito, necesito a nuestro hijo... Q-Quiero a mi bebé, Aiden.
Respiró profundo, y la acunó entre sus brazos.
—Yo también quisiera poder tenerlo.
—T-Tú nunca lloras.
—Eso no quiere decir que no me duela. Y uno de los dos debe ser fuerte, para poder continuar. Así es como funciona esto Ann, somos un equipo. Sí los dos estamos mal... ¿Cómo saldríamos adelante?
—Quiero comprarle algo, llevárselo.
—De acuerdo, lo que tú quieras —le dijo en un tono bajo, continuando abrazándola.
Ya no sabía si aquello estaba bien, Ann necesitaba continuar adelante, no seguir aferrándose al dolor.
Pero era tan difícil verla cada mañana despertar, llevarse sus manos a su vientre, y que comenzara a llorar.
Porque allí ya no estaba su bebé... Se lo habían arrebatado.

...

¡Hola! Lamento la hora, y la demora en actualizar.
Si han leído el último capitulo de la secuela de mdc, sabrán que se me rompió el celular y la compu 💔😢
Pero... ¡Ahora tengo celu nuevo! Yei!!! ❤❤💕
Trabajar al final tiene sus beneficios jajaja
Espero les haya gustado el cap, nos vemos en la próxima actualización 😉😘❤

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