Parte 2

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En una tarde, eran como las 3:00 de la tarde, salí a tomar algo con Sheila. Y se nos hizo de noche. Donde estábamos era una calle peligrosa después de las 6:00, y eran las 7:00 de la noche, yo no tenía miedo pues sabía cómo defenderme, pero volteé a ver a Sheila, ella estaba aterrada, podía verlo en sus ojos, podía sentir como ella se sentía. ¿Acaso era otro poder? Podía sentir como ella se sentía, podía saberlo, sus ojos estaban llorosos, ella estaba pálida y estaba sudando y era raro que alguien sude pues hacia un poco de frío. Era claro, ella estaba aterrada. Seguimos caminando y para tomar el camión tuvimos que pasar por un callejón solitario, Sheila me agarró de la mano, en realidad se aferró mucho a mi mano, con demasiada fuerza. Cuando la miré pude ver que tragó saliva, jamás la había visto así.

Mientras que íbamos caminando. Nos encontramos con unos hombres, ellos estaban fumando. Y estábamos muy provocadoras ese día, yo traía un short corto color blanco y una ombliguera negra. Tenía puesto unos tenis negros con blanco. Sheila se había puesto un vestido que era de arriba de su rodilla color morada con flores negra y rosas y tenía puesto unas sandalias negras.

Los muchachos comenzaron chiflarnos y a decir cosas pervertidas. Sheila comenzó a temblar la abrasé y le susurré en el oído que todo iba salir bien. En un descuido uno de los muchachos me sujetó el brazo y me jaló para darme un beso.

Le metí una patada en su entre pierna. Y los muchachos nos comenzaron a rodear eran como siete personas. Sheila comenzó a llorar. Me dirigí a ella y la protegí. Tres hombres sacaron un arma y nos dijeron que les demos nuestros bolsos. Yo me negué en eso uno de los hombres dispara, estaba enfrente mío. Levanté mi mano y con mi telequinesis detuve la bala. Los hombres se pusieron pálidos y comenzaron a disparar, Sheila se agachó e hice un campo de fuerza con la telequinesis. Con mis dos manos y con fuerza levanté a todos los hombres y los empujé. Salieron corriendo y comenzaron a gritar que estaba loca, que era una bruja. Sheila con los ojos llorosos y tirada en el suelo me hizo una pregunta.

–¿¡Qué acaba de pasar!? –me dijo tapándose su boca y desesperada.

–No es buen momento –le dije mientras me sentaba en el suelo junto con ella.

–¡Dime de una vez lo que acaba de pasar Danna! –me dijo gritando.

–Está bien te diré – tomé aire y lo saqué despacio. – soy una híbrida, tengo habilidades que ninguna persona tiene. Es muy raro, todavía no sé, el por qué los tengo, pero sí­ sé que con el paso del tiempo vendrán más habilidades. Tengo la telequinesis, soy vidente, puedo sentir los sentimientos de otras personas, soy muy veloz.

–¿Por qué no nos dijiste? ¿Por qué no me dijiste? ¿Acaso no confías en mí?

–No es nada de eso. Lo que pasa es que tenía miedo del cómo iban a reaccionar, me iban a ver como un monstro.

Sheila me abrazó y me dijo que era su mejor amiga y que jamás me vería como un monstruo. Me dijo que es genial tener una amiga así. Ella me hizo sentir que era especial, como siempre. Sheila era la única que lo sabía. Y creo que ella será sólo la única y nadie más quien sabrá mi secreto.

­­­Estaba con Karen, Miguel Ángel y Sheila. Estábamos comiendo en el campo de la escuela. Cuando de repente el ruido de la alarma lastimó mis oídos. Para mí fue un ruido insoportable. Me comencé a revolcar en el pasto. Sí que dolía. Los tres me comenzaron a preguntar qué era lo que me pasaba. Me comencé a poner roja de tanto esfuerzo. Y al fin la alarma dejó de sonar. Me sentí aliviada. Pero preocupada al mismo tiempo. Había hecho un drama con una alarma que suena siempre.

Miguel Ángel, Karen y Sheila me estaban preguntando qué era lo que me estaba pasando. No sabía que decirles. Así que agarré mi mochila y les dije que ya nos fuéramos a nuestro salón. Nos sentábamos juntos, era yo en la primera fila, atrás de mi Karen, y alado de mí Sheila y atrás de Sheila se sentaba Miguel Ángel. Era los cuatro en todos los salones, hablamos demasiado que en matemáticas nos separaron. Pero Miguel Ángel y Sheila se sentaban juntos y Karen y yo estábamos muy lejos de ellos. Pero en las demás materias nos sentamos juntos. Miguel me veía preocupado, como si el supiera que algo me pasaba, ¡Maldición! No quiero que nadie más lo sepa. Sé que son mis mejores amigos, pero me daba pena. En la salida Miguel me habló

–Danna ¿Qué fue lo que te paso hace rato? –me dijo mientras me agarraba el hombro.

–Nada... –le dije mientras quitaba su mano de mi cuerpo

El me miró a los ojos y me dijo que tenemos que hablarlo sea como sea los cuatro. Fuimos a la plaza a comer un helado. Ahí me preguntó qué era lo que me pasaba. Volteé a ver a Sheila nerviosa.

–¡Sólo dilo! ¡Somos tus amigos! ¡No te haremos nada! –dijo Sheila mientras golpeaba la meza.

–Te violaron, te acosaron, te robaron algo... bueno es solo una suposición –dijo Karen con sarcasmo mientras se comía una cucharada de su helado.

Ella hizo que me sacara una sonrisa, pues es divertido cuando dice cosas así. Es tan santa que se ve adorable cuando dice cosas como esas. Tomé aire, y lo saqué de golpe.

–Soy una híbrida. Tengo poderes que nadie en esta vida tiene y de seguro nunca tendrán. Tengo telequinesis, soy muy rápida, soy vidente y puedo sentir lo que los demás sienten. Tengo esos y puede que vengan más.

Karen y Miguel Ángel me miraron con la boca abierta, como si pensaron muchas cosas menos esto que les dije. Hicieron que me pusiera nerviosa. Estaba sudando. Sheila estaba alado mío y ella me abrazó.

Karen volteó a ver a Miguel Ángel y luego volteó a ver a Sheila. Karen preguntó si Sheila lo sabía. Ella asintió como la cabeza. Y luego miró hacia Miguel Ángel. De repente a Miguel le nace una sonrisa que no pudo aguantar y comenzó a dar unas carcajadas. No sé qué rayos está pasando, pero se ve que parece que lo está tomando como juego. Me comencé a poner roja, pues Miguel se estaba riendo mucho.

–¡Ya deja de jugar, Danna! ¿Cómo crees que nos vamos a creer eso? –dijo Miguel con sus carcajadas que me estaban cayendo mal.

Sheila golpea la mesa y se levanta. Gritando muy molesta
–¡Miguel no es juego! Así que deja de reírte como menso y mira lo que puede hacer nuestra amiga.

Con mucho cuidado me concentré en una cuchara de plástico que estaba en mi helado y lo comencé a mover alrededor de todo el contorno del envase.

Luego lo levanté. Mientras flotaba lo llevé al helado de Miguel y de nuevo a mi envase. Miguel estaba confundido y Karen sorprendida. Pero no los culpo también fue mi reacción cuando lo descubrí. Miguel comenzó a gritar la palabra "Increíble" mientras se levantaba de su silla. Le dije que se callara pues mucha gente nos quedó viendo. Tenía vergüenza, me había puesto roja. Se sentó y se calmó. Le dije que tenía que guardar el secreto, que mis poderes no sé de donde salieron, que para no hacerla más larga no sé nada de mis poderes salvo que vendrán más.

Él me prometió que iba a guardar el secreto. Karen sólo estaba sentada. Y ella también prometió que no iba a decir nada. Ese mismo día un chavo nos saludó. Era de ojos azules, piel clara. Era alto media uno setenta y tres, muy simpático, su nombre era Zac. Los tres me voltearon a ver, pues a ese chavo yo le gustaba. Pero a mí no me gustaba. Él era un año mayor que yo, iba en 3F.

La Maldición De La Bruja DenisseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora