Parte 22

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Al día siguiente salí a ver a la luna. Eran como las doce y media de la mañana, me quedé sentada en un puente. Contemplando la luna llena. De repente escuché un gruñido. Miré detrás de mí, y no vi nada. Volví a ver a la luna. De repente detrás de mí había una bestia. De cuatro patas, mucho pelo en todo su cuerpo, ojos amarillos. Y pude darme cuenta que era un lobo. Era un lobo muy grande para ser de la actualidad. Intenté usar mi velocidad para salir corriendo, pero no podía. Intenté usar la telequinesis, pero tampoco podía. Me paralicé de miedo. Mis piernas temblaban, estaba sudando. Y estaba segura que me había puesto pálida. Sus ojos amarillos se fijaron atentamente a mí. Y se me lanzó, me tiré al piso y quedamos frente a frente. Saqué unas lágrimas de mis ojos. Y me tapé la cara. De la nada el lobo deja su cara de enojo. Hace un pequeño aullido. Pone su cabeza en mis piernas. Y con mi mano izquierda y temblante le acaricié la parte de arriba de su cabeza. Se levanta y dijo que me levantara. No abrió la boca, solo le vi esos ojos y escuché eso.

–¿Quién dijo eso? –pregunté mientras miraba a mi alrededor, luego me di cuenta que sólo estábamos el lobo y yo.

–Yo bodoque, la única cosa que tienes enfrente, ya que no puedo decir humano o persona.

Cuando me dijo bodoque, recordé que solo esa persona me llama así para hacerme enojar.
–¿Miguel Ángel? –dije muy sorprendida– ¿Eres un lobo? ¿Cómo es que eres un lobo? ¿Qué te hizo esa bruja?

–Tranquila ya me acostumbré, si no es mucha molestia me tengo que ir, mañana te lo explicaré todo.

Me quedé impactada por un momento, me subí a mi carro y conduje lo más rápido que pude para llegar a mi casa. Entré a mi casa. Cerré las cortinas, las puertas. Y me encerré en mi cuarto, no pude dormir muy bien esa noche, tenía miedo.

En la tarde, Lulú me dijo que iba a ir al cine con sus amigos y en cuanto se fue Lulú llegó Miguel. Nos sentamos en la meza.

–¿Desde cuando eres un Lobo? –le pregunté decepcionada.

–Desde que me secuestró la bruja –dijo mientras agachaba su cabeza.

–¿Cómo fue que te hizo eso?

–Cuando me mordió el cuello, me dejó una herida muy profunda. Luego, le hecho un líquido, dolió demasiado, que me desmayé. Cuando desperté estaba amarrado. Denisse me dijo que ahora soy una bestia y llegó luna llena y me convertí en lo que viste anoche.

–¿Por qué no me dijiste?

–Tenía miedo a que, no sé, me dejaras y pensaras que iba hacer un peligro.

–Ay por favor, se lo estás diciendo a alguien que en siete días se va a comer a toda su familia y al amor de su vida.

–Tienes razón, no sé por qué pensé eso –me dijo sacando unas risas.

Empezamos a ver una película en lo que llegaba Lulú.

La Maldición De La Bruja DenisseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora