Parte 26

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Decidimos prepararnos. Estábamos en el hotel, preparándonos para la bruja. Me había puesto una blusa roja y un short de mezclilla y unos tenis del mismo color de mi blusa.

Yo estaba en la cama. Me sentía mal, me sentía mareada. Y mi estómago no paraba de rugir. Karen se me acerca y me pregunta si estaba bien. Le respondí que sí. Aunque lo oculté creo que ya estaba empezando a tener ganas de comer sangre. Llegamos a la casa de Denisse. Listos para que pase. Denisse ya estaba lista. Ella estaba en su cuerpo de dieciséis años, desnuda. Y en eso salió la luna llena. Miguel se transformó en un hombre lobo. Denisse lo hipnotiza y Miguel se vuelve de su equipo. Sólo quedaban yo, Sheila, Karen, Zac y Lulú. Puse a Lulú detrás de mí.

Pero perdí el control. Al ver que Denisse con su telequinesis empujo a Sheila. Parecía que la había matado. Pues choreaba sangre de su cabeza. Toqué su sangre. Y la olí, me dio un ataque y lo que estaba en el suelo lo comencé a tomar. Me aventé a Denisse y la comencé a atacar. Denisse hizo todo para luchar con su vida. Me alzó y me golpeó con el techo y me dejó caer bruscamente. Yo le empujé contra la pared. Enloquecida de dolor. La estuve azotando en esa pared muchas veces. Y luego la dejé caer en cuchillos. Ella se levantó y tenía un cuchillo clavado en su estómago. Pero eso no la detuvo. Se quitó el cuchillo y comenzó a reír. Ella me lanzó ese mismo cuchillo y me hice para un lado. y el cuchillo le terminó cayendo a Karen en su estómago. Ella cae y me acerqué a ella. La toqué y tomé su sangre que estaba derramada en el suelo. Cada vez tenía más fuerza. Le lloré a Karen por un momento y cuando alcé mi cara había un espejo alado mío y vi que mis ojos se tornaron rojos y luego a su color original. Cuando vi detrás de mí estaba Denisse y Miguel. Me aventé a Miguel y le empecé a arrancar su gran pelaje negra. Y le rompí una pata, y me lo comí. Sólo estaba a la vista Denisse.

–Ven chiquita. Ven conmigo, y seremos felices las dos.

–No soy tú –le dije con una voz muy áspera y ronca.

--Mírate ¿qué eres entonces?

Me aventé a ella le comencé a rasguñar el estómago. La desnuqué y me la comí. Mientras estaba usando su sangre como vestimenta, me vino un olor a sangre pura. Miré a mi costado con cara de loca y los dientes llenos de sangre me levanté y me comencé a quitar la ropa.

–No Danna, no hagas eso. Tú no eres una bruja –me dijo Zac mientras él intentaba hacer que no me quite la ropa.

–Danna murió –dije con una risa enloquecida.

Salí corriendo a la puerta. Y me escapé de la casa de Denisse. Comencé a recorrer el bosque. Hasta que encontré la casa de mis abuelos. Donde estaba toda mi familia. Cuando entré cerré la casa, ventanas puertas, todo. Y ahí estaba mi mamá tan radiante como siempre. La miré con una sonrisa diabólica y me le encimé. Le arranqué un pedazo de cuello y eso mismo hice con todos ellos. Con todos los que estaban en la casa. Y no sé cómo, pero Zac estaba adentro de la casa. No sé cómo me siguió, pero ahí estaba.

Me miró con un poco de esperanza.

–Ahora me toca a mí. Cómeme a mí y acabemos con esto.

Pero Zac estaba con Lulú, recuerdo que yo sentía un alma pura que realmente amaba, pero no podía distinguir si era Lulú o Zac.

–No, no, no –le dije espantada– Alma pura, siento un alma pura. No puedo comer a las almas puras. Aléjate de mí.

Zac se acercó cada vez más a mí. Y me atrapó en una esquina. Se me acercó tanto. Me agarró de las mejillas y me besó. No le importó si tenía sangre. Encontró un cuchillo y se cortó la mano. Me lo pasó por mi boca e hizo que ese sabor me gustara. Me le encimé y me lo comí, despacio. Cuando me acabé de comer su sangre. Mis manos comenzaron a temblar, pero sólo eso, no pasó nada, sólo quedaba Lulú.

Zac no era quien me iba a curar, sino Lulú, por la cantidad tan grande que amo a esa niña. Por ser una niña linda, era valiente, segura, atrevida, era noble y aceptaba muy rápido su destino, se acercó a mí, se hincó y me dijo que se la comiera para poder acabar con esto.

--No te quiero hacer eso nena.

--Tía, tienes que hacerlo, para el bien de todos.

Se hizo una cortada en su brazo de diez centímetros y dejó caer su sangre, haciendo que la quisiera comer. Me aventé a ella y ella cerró sus ojos y sacó una lágrima. Y me la comí. Después de eso un aire amarillo recorrió todo mi cuerpo me sentí limpia. Toda la sangre que había en mi cuerpo desapareció. Y ese mismo aire recorrió el cuerpo de mis amigos y mi familia. Y sus heridas, su sangre desaparecieron. Cuando me senté en el suelo. Vi a Lulú, ella estaba muerta. Pero sin sangre en su cuerpo o una herida abierta.

Cuando alcé mi cara una figura de humano, pero transparente apareció en mis narices. Era una figura conocida. Y me di cuenta que era Aaron. El amor de Denisse. Él le pasó la mano en el pecho de Lulú.

–Te la debía. Gracias a ti y a Lulú estoy con el amor de mi vida. Las habilidades de Denisse ahora son tuyos. Unos se irán y nuevos aparecerán.

En eso volteé a ver a Lulú y ella estaba respirando. Volví a alzar mi cara y Aaron ya no estaba.

Los cuatro amigos se volvieron a reunir. Los abracé y les dije que ya todo había pasado. Cuando toda mi familia despertó les conté sobre lo que había pasado. Todos dijeron que ya lo sabían y que no decían nada por miedo a que Denisse hiciera algo.

Regresamos a Ciudad del Carmen y festejamos mi cumple años al día siguiente. Era algo en grande, las luces, la bebida. Todo estaba muy alocado. Invité a Henna y dije que había que hacer las paces entre nosotras. Ella aceptó y ya no había rencores, odio, ni nada malo. Me quedé a vivir otra vez en ciudad del Carmen. Pues ahí estaba mi vida. Mi familia. Mis amigos y mi novio. Mis habilidades las seguía usando como autodefensa.

Y al fin todos estábamos en paz...o eso creí.

La Maldición De La Bruja DenisseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora