Parte 17

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Ese día cada quien se fue a su casa. Yo lloré como nunca en mi vida. Mi mejor amigo se había muerto. Me privé en llanto en mi cuarto. Pero el peor error que cometí fue a ver leído nuestras conversaciones. Comencé a sollozar. ¿Qué le iba a decir a sus padres? Comencé a golpear las paredes. Tirar los jarrones de mi cuarto. no lo podía creer. No podía creer que una persona que tanto quería no la iba a volver a ver nunca en mi vida.

Al día siguiente fui a la casa de la madre de Miguel. Le conté a su mamá sobre lo que pasó. Y ella estuvo como yo. La abrasé y lloramos juntas. Familiares de Miguel fueron a buscar. Pero yo les dije que él había desaparecido y que nunca lo habíamos encontrado. Jamás lo encontraron, ni sin vida, ni con vida, no encontraron su cuerpo, no encontraron nada. Sheila estaba en shock, sus padres me llamaron diciendo que ella no comía y que sólo se encerraba en su cuarto a gritar. Les dije que la muerte de Miguel fue muy impactante.

Una tarde que iba corriendo por el parque. Me encontré a Eduardo, ese muchacho que conocí en la fiesta de la prima de Sheila.

–¡Hola Danna!

–Hola –le dije cortante

–Lamento lo de tu mejor amigo. Yo lo conocí y pues fue muy buena onda.

–Gracias –le dije intentando las ganas de no llorar.

Me abrazó y me acarició el cabello, no aguanté y comencé a llorar. Estaba llorando un mar completo. Pues la verdad un abrazo es todo lo que necesitaba, pero no de cualquier persona. Necesitaba un abrazo de Miguel Ángel.

Su mamá me regaló la Porsche y sus juguetes favoritos. Ese carro me encantaba, pero, a veces me dolía. Su carro cuando me lo dieron tenía olor a su perfume. Ese carro me traía muchos recuerdos.

Me quedaban dieseis días para cumplir los diecisiete años. estaba aterrada. Eduardo me dijo que me invitaba a una fiesta. A mí y a mis amigos. No pensé que quisieran ir, pero tenía que intentarlo. Les pregunté y todos aceptaron menos Sheila. Fui a su casa y hablé con ella. Le dije que ya es tiempo de dejarlo ir. Ella me miró como si hubiera dicho algo que no debí. Se molestó conmigo y me corrió de su cuarto, no la culpaba, ella lo amaba y su muerte fue algo muy doloroso.

Me estaba alistando. Siempre que iba a una fiesta o convivio siempre iba acompañada de Miguel. Pensé que iba a ser divertido, pero estaba desconsolada.

Cuando llegué a la entrada. Su casa era color blanco de dos pisos, la puerta era de madera café oscuro. Su casa estaba muy grande. Su patio y el interior de su casa prendía unas luces y se escuchaba la música. Tomé de la mano a Lulú y toqué la puerta. Cuando nos abrió él tenía puesto una camisa azul y un pantalón de mezclilla con unos zapatos rojos y su chamarra de araña.

–Pensé que no ibas a venir –me dijo mientras me daba un abrazo–. Tus otros amigos ya llegaron. Ven pasa, la fiesta se puso en ambiente.

Cuando entré la fiesta estaba muy bueno. Como siempre el primero que me ve es Zac, me dijo que él estaba con Karen y Antoni. Me desconcertó que no estuviera Sheila. Zac me sacó a bailar. Y yo acepté. Estuvimos divirtiéndonos. Le envié fotos y vídeos a Sheila para que se animara a avenir. Ella me marcó y antes de contestar le dije al DJ que le subiera a la música. No la podía escuchar nada y creo que ella tampoco me escuchaba.

Me metí al baño y ahí le hablé.

–Hola Sheila.

–Hola Danna, ¿te estas divierto? –me dijo del otro lado de la línea.

–Sí, debes de venir, se está poniendo genial. Sólo escucha la música.

Ella se quedó callada, y lo pensó demasiado, pero aceptó, pero me dijo que no la podían llevar, le dije que yo pasaba por ella. Estaba a fuera de su casa. Ella salió con un vestido negro. unas sandalias del mismo color. Y tenía el pelo suelto. Se veía hermosa. Sus labios color rosa.

–¿Lista para divertirte? –le dije con una sonrisa.

–Eso creo –me dijo encogiendo de hombros.

–Te divertirás mucho esta noche –le dije mientras encendía el carro.

Cuando llegamos ella comenzó a dudar. Le dije que iba a estar conmigo todo el tiempo. Cuando llegamos le ofrecieron licor. Ella rechazó y comenzó a tomar refresco. Habían puesto una canción que a los cuatro nos gustaba mucho. Pumped up Kicks amábamos esa canción. Y creo que gracias a esa canción ella entró en ambiente. Comenzó a bailar con Eduardo. A tomar cerveza. Y se vio que se estaba divirtiendo, pensé que, con esa canción, Sheila se iba a deprimir, pero fue todo lo contrario.

De lejitos vi a Eduardo sacando a unas chicas de su casa. Me acerqué a ellos y me encontré con la sorpresa de que era Aranza y Vivi.

–Hola amiguita, oye amiguita dile a tu amigo que nos deje estar en su fiesta. –me suplicó Vivi.

Volteé a ver a Eduardo.

–¿Me puedes hacer el favor? Conozco a estas personas y no van a causar un desastre.

–De acuerdo se pueden quedar.

Comenzaron a tomar las dos y se pusieron muy borrachas. Esa canción no acababa. La fiesta se puso en mucho ambiente. Comenzaron a tirar espuma. Fue una fiesta muy genial. Dieron las tres de la mañana. Y Sheila dijo que todavía no se quería ir a su casa. Le dije que, si íbamos a la playa, ella me dijo que sí, pero mi hermana y Vivi nos escucharon y borrachas nos dijeron que si podían venir con nosotras.

   

La Maldición De La Bruja DenisseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora