Parte 21

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Años después en el mismo bosque donde conoció a Aron, se encontró a... Mi tío, se enamoró mi tío Bernardo de ella y él un día le regaló el collar, pero ese no era amor de verdad, en cuanto Denisse le contó sobre ella, mi tío Salió corriendo, le quitó el collar, y se robó el libro.

Después todo se tornó color negro. Era una tremenda oscuridad. Después la cosa peluda y con cuernos muy horrorosa. Me habló.

-El amor no existe. Así que esta maldición nunca acabará.

-Te equivocas, y sí, yo llegué a pensar como tú y como Denisse. Pero el amor, sí existe, viste a Aaron y a Denisse. Surgió una tragedia, pero ella no perdió esperanza, y veme a mí, tengo a Zac y juntos romperemos esta maldición.

La bestia comenzó a reír.
-Eso piensas tú, pero no lograrán nada. No si tienes odio, rencor, y dolor en tu corazón.

-Yo no tengo ni odio, ni rencor a nadie.

Desperté y estaba acostada en las piernas de Miguel. Juntos estábamos acostados en un árbol, en las cataratas de las cenizas. Lo abrasé, pues estaba feliz de volver a verlo.

Ese mismo día los dos nos fuimos a ciudad del Carmen. Lo llevé a su casa. Le dije a su mamá que lo había encontrado tirado en el bosque. Le devolví sus cosas, su auto, sus juguetes. Al día siguiente. Les dije a los demás. A Lulú, a Karen, Zac, y a Sheila. Cuando Sheila lo vio. Lo abrazó, lo abrazó y no lo soltó. Le dijo que lo extrañaba mientras ponía su cabeza en su pecho y comenzaba a llorar. Karen y yo. Nos integramos al abrazo y comenzamos a llorar. Le contamos todo lo que nosotros sabíamos. Les conté la historia de Denisse. La parte donde ella creía en el amor.

Al día siguiente salí de mi casa, con un short crema y una blusa rosa y uno tenis color rosas, y comenzaron a pitar. Miré a mi lado derecho. Y era una Porsche Cayman color negro. y quien lo conducía era Miguel. Él traía puesto un pantalón de mezclilla y una camisa negra y unos tenis negros.

-Es todo tuyo -dijo mientras se bajaba para lanzarme las llaves del coche.

-¡No puedo creerlo! ¿Esta belleza es mía? -le dije mientras me ponía las manos en la boca, totalmente sorprendida.

-Todo tuyo, así que disfrútalo, es mi regalo por cuidar de mis cosas y por rescatarme de la bruja Denisse. -me dijo mientras me daba un abrazo- Ve a dar una vuelta, es muy veloz este bebé.

De la emoción, me subí al carro. Me encantaba ese olor a carro nuevo. Agarré el volante y di toda una vuelta en toda mi colonia. Y sí que era rápido. Me encantaba todo, desde el color hasta su interior. Cuando llegué a mi casa donde estaba Miguel. Él estaba esperando recostado a un árbol que había afuera de mi casa con una sonrisita.

-¿Y? ¿te gustó?

-¡Me encantó! ¡Gracias! ¡Graci Eres el mejor -le dije mientras le daba otro abrazo.

Le dije que vayamos a la casa de Sheila. Le grité a Lulú para que se apurara y cuando salió, le impresionó el carro. Amé a ese carro. Era muy rápido y era hermoso.

Cuando llegamos, comencé pitar, llamando la atención de Zac, Karen y Sheila.

-Lindo carro -hizo el comentario Karen con una sonrisa.

-Hermoso carro -le grité por la ventana.

Cuando me bajé, todos estaban serios. Les pregunté qué pasaba, me dijeron que solo quedaban ocho días. Sólo ocho días para que Zac muera, sólo ocho días para no volver a ver al amor de mi vida. Sólo ocho días para ver si esto acaba o ser una bruja para siempre.

Me senté en la silla. En medio de Zac y de Miguel. Quedé pensando en todo esto. Exactamente en ocho días era luna llena. Quisimos disfrutar esos ocho días para nosotros. Fuimos a la playa ese mismo día. Obvio yo no me metí al agua. Pero sí que ellos se divertían. Después una viejita, borracha me comenzó a hablar.

-¿Denisse? ¿Qué haces aquí? Tú debes de estar en la casa.

-No señora, se está confundiendo, yo no me llamo Denisse.

-Sí, eres Denisse, pues si tú eres quien me curó de la diabetes cuando era joven. Fue el dieciocho de agosto. Cuando tenía vientres años, eras curandera.

La quedé viendo. Me dijo nombre, me dijo día, me dijo edad.

-Llegaste a salvar a mi hijo de la muerte, con tan sólo una palabra.

-Me puede decir ¿Cómo era la palabra?

-Yapad, habías dicho yapad.

-Me tengo que ir señora, gracias.

-Adiós Denisse.

Les grité a los demás todos salieron del agua disparados. Les conté que Denisse era curandera. Que Denisse le quitó la diabetes a una señora y a su hijo lo salvó de la muerte. Ella era curandera.

-Si Denisse tiene poderes curativos, entonces Danna igual los debe de tener. - dijo Karen señalándome.

-Pero Denisse de seguro usaba conjuros, yo no usaré nada de eso - dije mientras negaba con la cabeza.

Al final decidimos irnos.

La Maldición De La Bruja DenisseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora