Parte 3

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Para ser sincera no creía en el amor. Jamás tuve novio. No quería, temía a salir lastimada. Pero lo que sí pasó es que él y yo nos besamos. Fue de la nada. Estábamos en el campo de la escuela, los cinco estábamos hablando como gente normal, pero Zac estaba a mi lado. Me agarró de la barbilla y me besó. Yo lo que hice fue levantarme agarrar mi mochila e irme muy molesta. No me gusta que me obliguen a hacer algo que no quiero. Estuve muy molesta con él por unos días hasta que me pidió disculpas y dijo que no lo iba a volver a hacer. Decidí perdonarlo pues no me gusta tener rencor a alguien. Desde ese día fingimos que no hubo nada. Pero mi banda de amigos no le quedaba claro.

–Hola chicos que coincidencia encontrarlos aquí –dijo Zac con una sonrisa.

–¡Hola! –dijimos los cuatro en coro.

Zac se sentó a lado de Karen, donde él y yo quedamos frente a frente. ¡Pero qué astuto! Se pone alado de alguien más para que quedemos de frente. Yo comencé a jugar con mi cabello. Pues me miraba mucho que me ponía nerviosa. Miré mi teléfono. Y vi que eran las 3:00. ¡Llegaba tarde a mi casa! Me levanté de la meza y les dije a todos que ya me iba. Para mi mala suerte Zac me dijo que me acompañaba. Pues no lo culpaba éramos vecinos. Me había quedado por unos días en la casa de mi mamá. Así que podríamos decir que era vecino de mi mamá. Yo estaba disgustada. Pues sólo quería alejarme de él, pero obvio no le podía decir eso, así que le dije que sí me podía acompañar.

Mientras caminábamos en las calles de mi colonia para ir a la casa de mi mamá. Me estaba intentando sacar platica. Me comenzó a preguntar que, si tuviera oportunidad de ir a algún lugar, dónde sería. Le respondí que sería Japón, me preguntó por qué, le dije que me gustaba su cultura, me encantaba el anime. Japón, Tokio era un lugar muy moderno y al mismo tiempo tan antiguo al menos eso encontré en internet. En ese momento llegamos a mi casa. Él se despidió con un beso en mi mejilla. Y se fue, ¡Dios, odiaba cuando me hacía recordar con todo lo que hacia ese maldito beso que nos dimos! Entré a mi casa, esa noche no pude dormir muy bien.

Ese beso. Ese beso bendito hacía que sintiera algo raro en mi estómago. Algo que jamás en mi vida había sentido. El día siguiente que fui a la escuela, vinieron corriendo gritando mi nombre los tres hacia a mí. Miguel, Karen y Sheila. Yo me había espantado, pero solo estaban emocionados. Al menos eso sentí cuando los vi.

–¿Te volvió a besar? –me dijo Sheila.

–¿Qué pasó? –me dijo Karen

–¡Habla ya! –dijo Miguel mientras me sacudía.

–¡¿Cómo quieren que les responda si no cierran el pico?! –les dije estresada, pero sonriendo.

Hubo un silencio de veinte segundos. Y les dije que no pasó nada, que sólo hablamos. Karen me preguntó si me había besado. Les respondí que sí, los tres habían abierto los ojos y Sheila y Karen comenzaron a gritar descontroladamente. Miguel comenzó a dar unas carcajadas que se oían en toda la escuela. Los interrumpí y les dije que en la mejilla. Pusieron cara de aburrimiento. Les dije que ya nos fuéramos a nuestro salón.

Después de ese día Zac me perseguía. Me preguntaba si podíamos comer juntos. Miré a mis amigos y ellos sonrieron, estos están pensando que debemos de ser novios. Sinceramente no me interesaba, ni él, ni tener novio. Le dije que sí, ¡pero vamos! Sólo quiero estar con mis amigos.

Pasaron las horas y llegué a la casa de mi mamá. Y mi teléfono sonó. Agarré mi teléfono pensando que era algunos de mis amigos, pero me salió la sorpresa que era Zac. ¿Quién rayos le dio mi número? Tuve que contestar pues ya había entrado al mensaje. Y si salgo lo iba a dejar en visto.

Estuvimos platicando por horas, y la verdad no me arrepiento. Pues era divertido. Supe cosas que nunca me imaginé que él sabría. Sabe tocar guitarra, compone canciones, y a los dos nos gusta el mismo cantante. Tenemos muchas cosas en común. Nunca lo imaginé. Después de ese día ya no lo veía de la misma manera. Ya no era el chico molestoso, obsesionado de la chica popular.

Cuando lo vi pasar, me saludó y le regresé el saludo. Pero lo quedé viendo embobada. Estaba con Karen. Miguel y Sheila fueron a comprar su comida.

–¿Ya te enamoraste? –me dijo Karen levantando tres veces las cejas y sonriendo. Mirando a Zac.

–¿Qué dices? –dije mientras volteaba a otro lado– Yo no creo en el amor. Que cosas se te pasa por la cabeza Ana Karen –. Le dije mientras tomaba un sorbo de mi refresco.

Ella comenzó a dar unas carcajadas, para mi mala suerte en ese momento llegan Sheila y Miguel. Preguntó Miguel qué era tan divertido y Karen les contó. Sheila y Miguel me voltearon a ver y abrieron la boca. Sheila se me encima y comienza gritar como loca. Llamando la atención de Zac, que nos volteó a ver. Sentí que me puse roja, estaba muy avergonzada. Y Zac comenzó a caminar hacia nosotros. ¡Maldición! ¡Ahora cómo me salgo de esta! Él llegó con su sonrisa blanca. Y me quedó viendo.

–¡Hola, Danna! ¿Por qué estás roja?

–¿Yo? Es que Sheila dijo al que me incomodó –dije dudando mientras miraba a Sheila.

En eso suena la alarma.

–Bueno ya tenemos que irnos, hasta luego Zac – me despedí de él, sin mirarlo.

–De acuerdo, adiós –dijo mientras me daba un beso en la mejilla.

Estaba en el salón de biología. Cuando mi mamá me visita, pero la vi llorando.

–Mamá ¿Qué sucede?

–Tenemos que irnos a Ixhuatán.

–¿Por qué? ¿Qué sucede?

–Tu tío Baltazar murió.

–¡¿Qué?! ¡¿cómo?!

–Se suicidó con una cuerda, se colgó.

Era un tío que yo era muy apegada a él desde que era una cría. Me dolió, era horrible, estaba traumada. Lloré demasiado ese día. En la mañana no quería ir a la escuela. Y no fui. Me senté en el parque que estaba atrás de la casa de mi mamá. Eran como las seis de la tarde. Y vi que venía Zac. Preguntó si se podía sentar. Le dije que sí. Me dijo que lamentaba lo de mi tío. Le dije que no se preocupara. Iba a llorar, pero ya no tenía lágrimas que derramar.

–Me quedé con un caballo blanco de él –le hice el comentario a Zac. Mientras me tapaba la cara con mis manos para no sentirme mal.

–Te entiendo, descuida.

La verdad en estos casos todo el mundo entiende. ¿Quién no ha perdido un ser querido alguna vez? Me levanté del piso y me fui a la casa de mi mamá, sin despedirme de Zac. Al día siguiente fui a la escuela. Mis mejores amigos me estaban esperando en la entrada.

La Maldición De La Bruja DenisseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora