Parte 24

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A la mañana siguiente alguien había tocado a la puerta. Era Vivi. No sé qué rayos me pasó ayer, pero ahora le tenía que decir que soy una maldición. Ella me preguntó si podía pasar, le dije que sí. Nos sentamos en el sillón. Me preguntó que fue todo eso de las preguntas. Le respondí que yo era una maldición. Una persona que en seis días se iba a comer al amor de su vida. Vivi lo tomó de broma, pero luego le mostré mis habilidades. La elevé alto. Y con delicadeza la senté de nuevo en el sillón. Ella me preguntó qué más podía hacer. Le dije que podía hacer que existieran pedófilos. Que casi toda la gente que me conocía se enamoraba de mí. Me preguntó si Aranza lo sabía le dije que no. Y le supliqué que no se lo contara. Ella me dijo que podía confiar en ella.

En eso tocan de nuevo a mi puerta. Era Henna, ¿Ahora que quiere esa tipa? Ella entró sin permiso e hizo un escándalo. Comenzó a gritar que Andrés va a hacer todo lo posible para que él y yo seamos novios. Me comencé carcajear, porque me di cuenta que él si estaba hipnotizado. Pero mi sonrisa desapareció cuando me di cuenta que habrá problemas entre Henna y yo. Conociéndola. Luego me dirá que nos vemos tal hora, en tal lugar y que seamos mujeres y nos golpeemos. Siempre me lo decía cuanto entré a la secundaria. Pero jamás surgió esa pelea. Pero ese día Henna se veía muy decidida. Me dijo hora, y lugar. Le dije que sí. Que ahí la veía.

Ella me dijo que fuera al parque central, a las cinco y media de la tarde. Y exactamente a esa hora fui.

-Pensé que no ibas a llegar roba novios -me dijo con una sonrisa burlona.

-Pensaste, pero no fue así, porque aquí me tienes.

-¿Sabes a quién invité? A tu novio, a tus amigos y a toda la gente que conociste en la secundaria.

-¿Tienes que ser tan dramática? Está bien, no hace falta que respondas, sólo terminemos con esto. -le dije mientras me hacía una coleta alta en mi larga cabellera.

Ella quiso darme el golpe, pero la interrumpí. Le comencé a decir que tuviera cuidado con el piso. Ella bajó la mirada y cuando no vio nada se puso roja del enojo. Yo en cambio me comencé a carcajear mucho. Casi orinándome. Ella quiso otra vez darme un golpe en la cara, pero esquivé su puño. Agarrándola de la mano y empujándola. Crucé los brazos y me puse enfrente de ella.

-¿Ya quisieres acabar con esto o quieres sufrir? -le dije con voz amenazadora.

-Te golpearé -dijo mientras se levantaba

-¡Hay por favor! llevas años diciendo eso -le dije interrumpiendo de nuevo se golpe.

-Ya te tiré, te humillé, ¿Qué más quieres? No podrás conmigo.

Ella se levanta e intenta darme otro golpe. Le empecé a decir de cosas para que se olvidara los golpes. Me intentó golpear cuando me distraje, pero la esquivé que no pudo y al final se cayó de cara. Se levantó y me iba a volver a pegar. Le agarré sus manos y le golpeé en la cara haciendo que se le desangrara la nariz y cayó de nuevo al suelo. Sentí lastima por ella. Henna se limpió la nariz y yo le estiré mi mano para que ella se levantara. Henna la rechazó con un manotazo. Se levantó y salió corriendo.

Vi la hora y se estaba haciendo de noche. Pero me dio igual. Me fui al puente. Eran las once cincuenta. Estaba moviendo el agua. Haciendo olas en formas de animales. Y pasaron diez minutos. Dieron las doce de la madrugada. Y las olas dejaron de hacerse. Intenté volver a hacerlos, pero no se podían, me sentí débil. Casi no podía respirar. Mi cuerpo me dolía y tropecé. Una voz tan conocida me habló.

-¿Estás bien Danna? -alcé mi cara confundida.

Un hombre alto, con cabello casi negro, ojos cafés oscuros, piel morenita, creo que media uno ochenta.

-¿Te encuentras bien? -me dijo mientras estiraba su mano para agarrar la mía y levantarme.

-Si estoy bien Gastelum, gracias.

Ah Gastelum lo había conocido porque fue novio de Aranza. Gastelum me caía bien. Fue el único novio de mi hermana que ganó mi confianza muy rápido. Él era un poco amargado. Pero muy divertido. Le encantaba el béisbol. Yo tenía nueve años cuando ellos dos se habían vuelto novios, cuando yo tenía diez años me había caído bien. Siempre que podían me llevaban al cine o a la plaza. Ellos no tardaron mucho en terminar. Recuerdo que lo vi deprimido. Él estuvo en el aeropuerto cuando me iba a mudar a Japón. Recuerdo que me había dicho que era la mejor cuñada. Que me quería mucho. Cuando lo vi, él tenía los ojos llorosos y rojos.

-Si Gastelum estoy bien. ¿Te pasa algo?

-Hay pues me están pasando muchas cosas mamita. Mi hermana se suicuidó. Tu hermana y yo terminamos. Y extraño mucho a tu hermana. Oye ¿Tú sabías que ella salía con un muchacho?

-Si lo sabía, pero no te podía decir nada por qué. Una no tenía derecho, dos no me podía meter en su vida y tres no me interesaba con quien salía Aranza.

-Descuida, total ya conocí a una muchacha muy linda

-¿Cómo es ella?

-Es linda, divertida, cariñosa, tiene los ojos dorados. Es como de tu altura, tiene el cabello castaño.

-¿Sabes cuál es su nombre?

-Denisse.

-¿¡Fuiste a Ixhuatán!? ¿¡Por qué Gastelum?

-Hey descuida, sólo nos besamos.

Cuando besas a una bruja, estas destinado a morir. Pero solo eres bruja hasta los disiete años.

-¡Ella es una bruja, Gastelum! ¿¡Qué hiciste!? Vas a morir.

-Sólo estás paranoica, te hace falta dormir.

-Hay Gastelum no quiero que nada te pase. No me lo perdonaría.

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La Maldición De La Bruja DenisseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora