Parte 4

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En el salón de biología. Estaba pensando en la libreta de Sheila y sin darme cuenta la elevé. Sheila rápidamente la agarró y la devuelve a su meza. Me volteó a ver y preguntó si hice eso apropósito. Le dije que no. No era mi intención elevar su libreta. En realidad, no sé cómo pasó. Solo pensé en su libreta.

Me fui a Ixhuatán un fin de semana. Y me tocó limpiar el cuarto de mi tío. Debajo de su cama encontré una maleta que tenía un casete de grabación muy antiguo. Y a lado de eso una grabadora. Comencé a escuchar la cinta.

*Mi nombre es Gerardo, Gerardo Matus. Tengo veintitrés años de edad. Y hoy dieciocho de agosto de mil novecientos setenta y tres. Acabo de encontrar una casa muy grande. Se ve que tiene muchos años. Escucho una voz, creo que hay alguien aquí*

La cinta se acabó y le di la vuelta. Para ver si hay más.

*Oh por dios estoy viendo una anciana. Tiene ojos color dorados. Es de piel güero. Parece que mide uno cincuenta y siete. Pues esta jorobada. Tiene el pelo muy largo, lo tiene hasta donde termina su espalda. Sólo trae puesto una capa negra y su
cuerpo está desnudo. Está tomando algo espeso, se ve asqueroso. Está comenzando a elevar las cosas. Si mis ojos no mienten es una bruja. ¡Espera! Está tomando cuerpo de una niña de trece años. Se puso un vestido, su cabello se volvió castaño.... ¡Oh por dios me dio!*

Ahí terminó la cinta, me espanté pues,
hay cosas que tiene que ver conmigo. Pues yo nací el dieciocho de agosto. Y yo tengo los ojos color dorado y mi cabello hasta mi cintura. ¿Será que yo fui una bruja en mi vida pasada? Pues igual tengo la telequinesis. Estuve pensando esto por una hora. Tiene el apellido de mi mamá así que debe ser familia de ella. Pues que raro jamás supe de un tal Gerardo Matus.

Estábamos con la familia de mi mamá. Comiendo todos. Y les pregunté de un tal Gerardo Matus y hubo un extraño silencio e incómodo de diez segundos. ¿Qué rayos está pasando? ¿Por qué será que alguien no dice algo? Volteé a ver a mi mamá y ella estaba pálida como si hubiese mencionado o hubieran visto a la mismísima bruja.

–¿Por qué preguntas eso? ¿Dónde lo escuchaste? –me dijo una tía enojada.

–Mi tío Baltazar lo había mencionado una vez. Y es que como nunca oí sobre un tal Gerardo Matus me dio curiosidad.

–Bueno pues Gerardo Matus era un arqueólogo, él era hermano de tu abuelo –me dijo mi mamá–, ¿contenta?

–¿Qué le pasó?

–Murió de cáncer. Y deja de preguntar y olvida ese nombre.

Aunque haya mentido con lo de que mi tío lo había mencionado, creo que no era la única que mintió en esa conversación, me dio cada vez más curiosidad ese tal hombre así que obviamente iba a seguir escuchando las cintas.

Había más en esa maleta e iba a escuchar todas y cada una de ellas. Para mi buena suerte estaban enumeradas así que ahora seguía el número tres. Regresé a Ciudad del Carmen y llegué a la casa de mi papá. Traté de esconderme en mi cuarto. Como la casa de mi papá era de tres pisos y muy grande. Pero mi cuarto estaba bien escondido, mi cuarto estaba hasta el fondo de los corredores. Así que entré a mi cuarto, puse seguro a la puerta y comencé a escuchar la cinta siguiente...

*Acabó de despertar, no sé dónde estoy, pero estoy seguro que sigo adentro de la casa. Lo último que recuerdo es que la bruja se convirtió en una niña de trece años. Y se veía linda. Adorable. Pero era una bruja. Comienzo a escuchar una voz. Estoy bajando las escaleras ¡ahí está! Ahí está la bruja. Está otra vez en su verdadero cuerpo. ¿Pero qué demonios? Se está comiendo a un bebé. Está usando la sangre de tres bebés y se los está embarrando en todo el cuerpo le quitó un brazo y se lo está comiendo. Esta vieja es una carnívora. ¡Maldición me volvió a ver! Está caminando hacia a mí. De alguna forma no puedo mover mis piernas. Se está convirtiendo en una mujer de veintitrés años, su pelo de nuevo es castaño. Y la verdad si está atractiva. *

Ahí se acabó la cinta. Iba a darle la vuelta, pero alguien tocó mi puerta agarré las cosas y las puse en su maleta y las escondí debajo de mi cama. Era Sheila quien entró a mi cuarto. Me dijo que íbamos a tener una pijamada. Lo había olvidado. Estábamos planeando esta pijamada desde hace semanas. ¡Claro! ¿Cómo se me pudo olvidar? Ni siquiera me había quitado la ropa de salir.

–Oh, veo que estas algo distraída –me dijo mientras sacaba su teléfono y llamaba a Karen–. ¿Karen? ¿Dónde te encuentras?

–Ya estoy llegando no te preocupes estoy ahí en diez minutos.

–Bueno aquí te vemos, adiós –Sheila me volteó a ver y levantó las cejas– ¿Qué te pasa estas muy pálida?

No sabía si decirle lo que encontré o quedarme callada. Pues la verdad es un descubrimiento increíble. Mil novecientos setenta y tres. Estamos hablando de hace cuarenta y cinco años. Estamos en dos mil dieciocho. Así que es de hace mucho tiempo. Sheila notó mucho que tenía algo. Pues podía sentirlo. Se sentó y me obligó a decirle.

–¿No me vas a decir? Vamos soy tu mejor amiga.

Me quedé callada.

–¿Es neta que no me dirás?

–Creo –tartamudeé–. Creo que me gusta Zac.

Ella se levantó en la cama y comenzó a saltar en mi cama mientras gritaba como loca. ¡Vaya! Ella estaba más emocionada que yo.

–¿Por qué no le dices que igual te gusta?

–Sabes que no se me da eso de tener novio.

–Eres un aguafiestas ¿lo sabías?

–Lo sé.

Estábamos haciendo cosas en el cabelli. Y en eso llega Karen. Sheila en un instante le estaba diciendo a Karen que me gustaba Zac. ¡Maldición! Pero bueno son mis mejores amigas y sé que ellas no me van a traicionar. El único que hacía falta en decirle es Miguel. Y de seguro no tardaran mucho en decirle. Estábamos hablando de eso cuando Karen comenzó a decir que Antoni le envió un mensaje. Ella comenzó a gritar pues era raro. Ella era tranquila. Comenzaron a hablar y la invitó a salir. Ella aceptó. Creo que fue la noche más divertida de mi vida. Pues por un momento dejé de pensar en las cintas que me encontré.

Cuando ellas se fueron. Me esperé un rato. Y luego saqué la maleta. Cuando lo puse en mi cama. Recordé que tenía que poner seguro, rápido corrí y cerré con seguro. Y reproduje la cinta.

*–¿Qué haces aquí jovencito? –dijo mientras baja su mano de mi mejilla a hasta mi pecho. No le respondí tengo mucho miedo. Me la quité de encima con un empujón. Y ella se enojó. Está comenzando a gritar y a revolcarse como loca. Esta gritando Yapad. Esta gritando la palabra Yapad. Y ahora está enfrente mío. Y está comenzando a decir unas palabras en otro idioma*

La cinta se acaba y le di la vuelta.

*–Por haberme retado... tú, y tu familia. Tendrán una maldición. Tendrán habilidades, sólo algunos de ellos. Dentro de cuarenta y cinco años nacerá alguien como yo, el dieciocho de agosto. Será del color de mis ojos, mantendrá su pelo del mismo corte que yo, hablará como yo. Y será alguien que me saque de esta casa. Tendrá mis poderes y al final sed de sangre cuando cumpla diecisiete años. Hasta entonces muchos tendrán que sacrificarse para que ella no nazca. Pero nadie sabrá de quien será hija. Y un alma pura que la ame realmente tendrá que morir y ella tomará su sangre para que su alma se limpie y los salve. Esa será la ley. Esa será la maldición, pero si no muere la persona. La niña matará a toda tu familia *

Ahí acaba la cinta. No puedo creerlo, ¿eso dijo la bruja? Yo soy como ella. ¿Seré yo quien maté a mi familia? Esa pregunta fue la que no me dejó dormir.

La Maldición De La Bruja DenisseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora