Maldita Obsesión {Severus Snape}

*Capítulo 8: Pelea

/Severus Snape/

Pasó una semana entera y a pesar de que aun tenia que ayudar a Laurine en ciertas clases, ella no me dirigía la palabra.

En cambio Lily me acompañaba el resto del tiempo, siempre platicándome sobre lo que le gusta hacer o cómo era su vida en Griffindor, incluso hablábamos de temas que jamas habíamos mencionado, como el futuro que nos esperaba.

Era tan perfecto tenerla a mi lado que cada mañana me preguntaba si era un sueño o realmente volvíamos a ser tan cercanos como antes. Pero muy en el fondo no me sentía del todo bien, extrañaba la forma tan elegante y presumida con la que Laurine siempre estaba presente. Y para nada me gustaba verla tan pegada a Malfoy, aunque obviamente fingia que no me interesaba.

Las semanas pasaron hasta formar un mes y ella ya no había vuelto, incluso creí que jamás lo haría.

En el Gran Comedor volví a sentarme tan solitario como antes en la mesa de Slytherin sólo que más alejado de lo normal. las risas de esos idiotas siempre se oían al fondo pero intentaba ignorarlas como siempre.

Tomé un sorbo de mi jugo de calabaza y traté de no escupirlo cuando vi que Lily se había sentado frente a mi. La seriedad de su cara era más que evidente. Me acomodé en mi asiento para mirarla mejor.

-¿Qué ocurre?- pregunté no muy seguro.

-¿Quieres saber qué ocurre?- asentí. -Genial, ocurre que no he visto a mi amiga Laurine en semanas, supe que se habían peleado y vengo a pedirte que te disculpes con ella para volver a verla con nosotros, la extraño y sé que tú también lo haces.

-No lo hago- mentí.

-Deja de ser tan egoísta y trae a mi amiga de vuelta- continuó mirando a unos metros de distancia donde se encontraba platicando animadamente con Lucius.

-¡Yo no haré nada!- dije intentando no subir el tono de voz o todos lo notarían.

-Vamos Sev, fue tu culpa que se alejara, ahora ve y discúlpate, o al menos intenta hablar con ella.

-¡ENTIENDE QUE NO LO HARÉ LILY!- grité de manera involuntaria, me arrepentí al instante porque todos levantaron su vista hacia nosotros. Intenté seguir comiendo como si nada hubiera pasado.

-Eres tan necio. ¡Bien, si tu no lo haces lo haré yo!, pero no te quejes si nosotras ya no te hablamos- agregó con un suave tono y se fue de vuelta a su mesa.

Bajé la mirada avergonzado por haber hecho escándalo.

Noté como poco a poco algunos se iban retirando de la cena, esperaría un poco más para irme. entre todos los que se levantaban pude ver a Laurine caminando hacia la puerta, donde se encontró con Lily y ambas comenzaron a platicar animadamente.

Dudé por unos largos minutos si debía acercarme o mantener la distancia. Me decidí por aquello último. Ambas me dedicaron una larga e incómoda mirada para después desaparecer al doblar el pasillo.

¿Qué habrá pasado? ¿De qué habrán hablado? ¿Por qué me miraron? Esas fueron algunas de la dudas que rondaron en mi cabeza hasta la hora de dormir.