/Severus Snape/El ambiente era tenso en aquella oscura y vieja casa a las afueras de la ciudad. Todos los Mortifagos se encontraban rondando, sin embargo él nos había indicado a unos cuantos ir a una habitación privada.
Al entrar pude divisar a Doholov, Comagusano, Lucius, Narcissa e incluso Draco.
El silencio reinó en el lugar hasta que él apareció con una tétrica sonrisa. Me mantuve quieto en mi lugar, mirando como era que sacaba su varita y con un desconocido hechizo aparecía una enorme caja a su lado. Colagusano fue el primero en avanzar hacia él como la rata inmunda que siempre fue.
-Los he llamado por los recientes sucesos- sonrió de nuevo. -Me gustaría felicitar a algunos por sus logros y castigar a otros por su incompetencia- nos miró detenidamente.
Respiré con calma ya que sabía que no debía temer absolutamente nada, yo había hecho mi parte al pie de la letra.
-Así que comencemos. Doholov- el nombrado miró en su dirección con calma. -Bien hecho, gracias a ti tenemos a gran parte del Ministerio bajo nuestro poder- aplaudió con un obvio tono de burla. -Snape- esta vez me miró. -Bien hecho, gracias a ti aquel viejo ya no se interpondrá en nuestro camino- me dedicó una furtiva mirada y continuó. -Draco, quisiera decir lo mismo de ti. Lograste arreglar el armario de Hogwarts, sin embargo no pudiste con aquella simple maldición, suerte para todos que Severus estaba ahí- me sonrió y desvié la mirada bastante incómodo. -Afortunadamente para ti y tu familia hoy te tengo una pequeña misión que te liberará de tus errores para siempre- caminó hasta detenerse al lado de aquella gran caja. Parece importante para él.
Draco miró a sus padre un tanto asustado y Lucius fue el primero en asentir con seriedad.
-¿Que tengo que hacer?- preguntó resignado.
-Que bueno que lo preguntas. Sólo debes relizar la maldición asesina. Aquí dentro hay algo insignificante con lo que podrías practicar y si fallas ten por seguro que tu familia y tú tendrán un final no tan agradable- siseó con diversión en su tono de voz.
Draco sacó su varita con bastante rapidez y apuntó a la caja decidido.
-Exelente elección muchacho- palmeó su espalda e indicó a colagusano que se acercará a abrir la caja. -Lamentablemente para todos hay otro asunto que debemos tratar- continuó. Sabía que todo esto tenía otro propósito, no por nada estábamos en aquella solitaria habitación. -Me he enterado de que uno de ustedes me ha.....¿como decirlo? ¡A sí!, traicionado- sonrió y sentí que algo pasaba a mi lado. Aquella enorme serpiente jugaba entre los pies de todos los presentes aumentando la tensión.
-¿Teaicionarlo?, ¿pero quien sería capaz de hacerle algo así mi Señor?- preguntó Lucius confundido.
-No estés tan sorprendido Malfoy- reprendió con un tono que me hizo tener por un segundo. -La traición no es algo que tome a la ligera por eso mismo planeo matar dos pajaros de un tiro- comentó. -Literal....- sonrió para si mismo e indicó a Colagusano que abriera la caja por completo. Y lo que vi me hizo temblar totalmente.
-¡Cla....Claire!- dijo Draco sorprendido. Aún tenía su varita apuntando en su dirección.
Y ella se encontraba ahí, sentada, atada y amordazada sobre una silla. Sus muñecas lucían rojas ante el esfuerzo y sus ojos estaban hinchados debido a las lágrimas que aún emanaban de sus hermosos y asustados ojos.
Pronto todas las miradas de posaron en mi.
-Oh Severus, eras de mis más fuertes aliados- comentó con preocupación fingida. -Que mal que ahora tenga que matarte junto a ella- lo miré sorpendido y en mi mente traté de buscar la manera más rápida de sacar mi varita, no se lo dejaría tan fácil, no podía dejarlo ganar. -¿Qué?, a caso creiste que no sabía de tu estúpida criatura?- se burló. -Tú mismo me lo mostraste, has estado tan ocupado peleando con tu estorbosa esposa que no te molestaste en seguir usando la Oclumancia- finalizó.
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Maldita Obsesión {Severus Snape}
FanfictionEsta historia contiene: [Primera Temporada] El Joven Severus Snape se enfrenta a sus dos últimos años en Hogwarts y con ello todo el drama que una nueva chica francesa atrae. Ambos se ven envueltos en peleas y dificultades pero la extraña obsesión l...