Maldita Obsesión {Severus Snape}

*Capítulo 23: Título Oficial

/Severus Snape/

Desperté con una sola cosa en mente, abrí la ventana de mi habitación y una lechuza no tardó en arribar con un paquete que había encargado hace tiempo. Lo revisé cauteloso mientras pensaba en la mejor manera de mostrarlo. Finalmente salí de mi habitación para caminar por aquello sombríos pasillo.

Al fondo de las Mazmorras había una habitación de la cual muy pocos tenían conocimiento, aquella que usaríamos más tarde para reunirnos. Me dirigí todo el día de manera natural, impartí algunas clases de pociones y pasé el resto del día calificando trabajos pero al acercarse la hora de la cena me limité a terminar mis bocadillos con aparente lentitud y me retiré sin siquiera dirigir una mirada a Laurine.

Detestaba tener que comportarme tan indiferente con ella pero ahora más que nunca ambos nos encontrábamos bajo la exhaustiva mirada de Dolores.

Más entrada la noche, los miembros de la Orden aprovecharon cada pasaje secreto para entrar en el castillo sin ser vistos como lo habíamos planeado y en menos de una hora ya estaban todos en la habitación.

La gran mesa estaba rodeada de los diferentes miembros. Kingsley fue el primero en hablar y a su lado Allastor no paraba de dar indicaciones a los demás. Lupin y Tonks los miraban con detenimiento al igual que Diggle y Jones. Los Weasley fueron los únicos que faltaban, habían tenido un incidente en el ministerio y no se encontraban en condiciones óptimas de ir. La última persona en llegar fue Laurine a quien le pedí personalmente que lo hiciera.

Apareció frente a la puerta unos minutos más tarde, se veía ligeramente abatida.

-¿Tuviste un mal día?- pregunté con un tono burlón.

-Algo así- refunfuñó y depositó un suave beso en mis labios. Hubo silencio en la habitación y no me sorprendió en lo absoluto pues la mayoría seguía aún creyendo aquella máscara de cruel murciélago de las mazmorras sin sentimientos.

-Oye, ¿ella es tu novia?- preguntó Allastor con una sonrisa ladina. -No sabía que Snapy tenía novia- rió y volvió a sus asuntos.

Me limité a rodar los ojos mientras tomaba a Laurine de la cintura y la guiaba a uno de los asientos disponibles. Ambos nos sentamos.

-¿Podrías prestarme tu varita?- pregunté en un susurro sobre su oído. Ella me miró primeramente confundida pero después me la extendió sin pregunta alguna y yo la guardé en mi túnica con un plan en mente.

La junta había tratado primordialmente sobre el tonto de Potter y el reciente descubrimiento del enigma de su familia, al parecer Lupin se había encargado de buscar a sus amigos y estábamos a solo un paso de encontrarlos.

En cuanto a él pergamino que Laurine entregó decía detalladamente la manera en la que debíamos ayudar al chico, pero a esas alturas era probable que pudiera hacerlo junto al intrépido Weasley y la insufrible Granger.

Pero el licántropo intervino de inmediato, él creía más importante la misión en la que visitábamos el Valle de Godric en busca de sus amigos, a decir verdad aquello también me parecía relevante, Potter podía arreglárselas a solas.

-Dumbledore dejó instrucciones claras- dijo Moody golpeando la mesa molesto.

-Dumbledore es ahora un prófugo de la ley y dudo mucho que se aparezca por aquí para demandar el que no se sigan sus órdenes, debemos ir al Valle y cuanto antes- finalizó Kingsley con un tono de autoridad.

Hubo algunos murmullos y poco después una enorme discusión la cual acabó dando por hecho que visitaríamos aquel sitio en busca de los que pudiera estar pasando.

Todos salieron del lugar despidiéndose poco a poco. Lo siguiente que haríamos sería encontrarnos en el Valle de Godric en un par de semanas más cuando la mayoría pasáramos desapercibidos.

-Hasta luego Snapy, adiós novia misteriosa- se burló Moddy y salió con dificultad. Aquel había sido el último dejándonos completamente solos a Laurine y a mí.

-No soy tu novia- comentó divertida recargándose en la mesa cuando la puerta se cerró

-¿A no?

-Jamás volvimos- levantó una ceja con el mismo tono que antes.

-Lo sé, yo solo asumí que era bastante obvio el que nosotros estábamos juntos.

-Lo estamos sí, pero no de manera "oficial", ya sabes no hay un título que nos corresponda- esta vez una mueca se mostró en su rostro

-No aún- murmuré asegurándome de que pudiera oírme. -Por cierto, eso me recuerda algo- rebusqué dentro de mi bolsillo y le extendí su varita.

-Gracias- la tomó inmediatamente e iba a guardarla sin siquiera mirarla pero afortunadamente para ambos ella lo notó. -¿Por qué tiene un....?- la revisó exhaustivamente mirando la joya y comprendiéndolo al instante. -¿Esto es....? ¿A caso tú....?- preguntó sin terminar una sola oración.

-Lo es y creo que tardé un poco- asentí en su dirección tratando de guardar la calma pero en aquella situación era complicado. -Sabes que no soy el más romántico- me encogí de hombros, ella aún miraba sorprendida su varita en la cual había colocado con delicadeza un refinado y pequeño anillo.

-Se...Severus- susurró sorprendida y al no tener más respuesta o movimiento de su parte decidí sacarlo yo mismo y tomar la argolla entre mis dedos.

-Supongo que esto contaría como "título oficial"- me burlé de sus anteriores palabras haciéndola sonrojar. -Laurine- suspire con dificultad tratando de acallar por unos segundos mis sentimientos y guardar la compostura. -Se que es algo tarde, diecisiete años tarde como alguna vez lo dijiste pero ¿Te casarías conmigo?- pregunté mirándola a los ojos con intensidad. Consideré por un instante el hecho de arrodillarme, pero ese no era mi estilo así que solo la miré esperando una respuesta.

-Yo....- sacudió su cabeza ligeramente haciéndome temblar por un instante. -Jamás es demasiado tarde- rió con nerviosismo.

-¿Entonces?- comenzaba a sentirme confundido por el drama en el ambiente que ella había comenzado a crear. Al parecer jamás cambiaría.

-Sí, mi respuesta es sí Sevy- sonrió ya más relajada y al instante solté el aire que había estado reteniendo por algunos minutos.

Entonces la emoción me abordó de inmediato y en cuando pude colocar aquel costoso anillo en su delicada mano, la rodee por la cintura y la atraje a mi.

-Así que me casaré con la elegante sabandija- comenté recordando viejos tiempos.

-¡Hey!- Laurine se quejó haciéndome sonreír abiertamente. Observé por unos segundos más aquel rostro que me tenía completamente perdido desde hace años. -Te amo Sevy- susurró rompiendo el silencio y correspondiendo mi abrazo.

-Y yo a ti futura señora Snape- junté nuestros labios en un lento y suave beso cargado completamente de mis más sinceros sentimientos.