Maldita Obsesión {Severus Snape}

*Capítulo 35: Destrozada

/Laurine Selwyn/

El silencio era todo lo que podía escucharse. Los pájaros no cantaban, el viento ni siquiera soplaba y a pesar de que los rayos de Sol nos abrazaban el clima se sentía frío.

El minuto de silencio finalmente terminó y todos pudimos bajar nuestras varitas. Mi primer instinto fue tomar la fría mano de Severus para sentirme segura de alguna manera y vaya que lo logró.

Mi mirada pronto sé posó al frente donde una destrozada Lily Potter le lloraba a su amado y a un lado Harry maldecía por lo bajo y trataba de comprender como era que su padre se encontraba dentro de aquella oscura caja y no su tan odiado profesor de pociones.

El simple pensamiento hizo que mi estómago se revolviera. Había algo en todo esto que aún no comprendía. ¿Por qué James había dado su vida por Severus?

Una lágrima recogió mi mejilla al recordar la manera tan inocente en la que Lily y yo volvíamos aquella tarde de la cafetería a la habitación de Severus. Y peor aún que al abrir nos encontramos con una fatídica escena: Severus apuntando a la puerta con su varita y tanto James como aquel encapuchado se encontraban sin vida en el suelo. El desgarrador grito de la pelirroja siempre será algo que no podré olvidar.

La ceremonia de despedida para James terminó más rápido de lo que esperaba y poco a poco todos se retiraban incluyendonos.

Llegamos a Grimmauld Place como estos días habíamos acostumbrado pues no podíamos volver a casa era absolutamente peligroso, pero no sólo nosotros estábamos ahí pues Lucius y su familia a encontraban en el mismo estado que nosotros.

Nos habíamos convertido en la principal amenaza a Lord Voldemort por el simple hecho de ser traidores y poseer demasiada información en nuestro poder. No por nada la Orden se había apiadado de tantos mortifagos a la vez.

Al despertar la mañana siguiente el ruido en aquella vieja casa era casi insoportable. Definitivamente los Weasley habían llegado.

Me levanté con pesadez y deposité un beso fugaz en los labios de Sevy quien solo me miraba con una sonrisa.

-Hoy luces preciosa- comentó repentinamente haciendome sonrojar.

-Lo sé- sonreí y me alisté para bajar a la reunión matutina al igual que él.

En la Sala principal se encontraban ya los miembros de la Orden y a un lado tanto Narcissa como Lucius nos miraban con incomodidad.

El bullicio habitual resonó dando por iniciada la junta.

Temas como el Ministerio y el dominio de Voldemort sobre él fue lo primero en acatar.

-Debemos ser cuidadosos, todo esta más vigilado que nunca- anunció Sirius mirando con desconfianza a su propia prima Cissy.

-¿Que hay de los Horrocruxes?- preguntó Allastor inmediatamente. -¿Hasta ahora cuantos se han destruido?- volvió a cuestionar.

-Cinco- respondió Harry sin mirarlo. -El diario, el anillo, el guardapelo, la diadema y la Copa que logramos robar- finalizó.

-¿Cuáles son los dos restantes?

-Tres- corrigió una voz que ninguno esperaba. Todos miramos a Lucius.

-El siete siempre fue un número poderoso en la magia y mi señor.....- se aclaró la garganta. -Y quien-ya-saben supuso que crearía los siete horrocruxes con sus más preciados objetos sin embargo algo falló rotundamente. El último horrocrux es una persona y ya todos saben quien pero eso no es todo pues aquella noche accidentalmente creó dos- finalizó tomando la mano de Narcissa y mirando a Severus.

-¿Que clase de persona es un horrocrux?- preguntó Harry confundido pero nadie le prestó atención.

-Entonces, ¿Cuál es el octavo?- fue Lupin quien rompió el silencio.

Severus se quedó un minuto pensativo y con pesar sacó algo de su túnica mostrándolo.

-¡Mi collar!- susurro Lily confundida.

La junta terminó y Harry seguía preguntando quien era el otro horrocrux, ninguno se detuvo si quiera a mirarlo un segundo por lo que salió de ahí enfadado.

-Sabes que podría venir si descubre que lo tienes- dijo Lucius llegando a nuestro lado.

-Sí por eso debemos destruirlo cuanto antes- anuncio Severus bastante seguro de si mismo.

-¿Dónde lo hallaste?- preguntó Lily cuando se acercó finalmente.

-En tu casa hace mucho tiempo- suspiró mirándome de reojo. Desvíe mi atención a otra parte, no quería tener problemas con él, no de nuevo.

Siguieron charlando por un tiempo hasta que tomaron la decision de destruirlo juntos, en el Valle de Godric. El resto de la Orden no debía enterarse por lo que tanto Lucius como Severus, Lily y yo saldríamos esa misma tarde a terminar con el asunto de una vez por todas.

La noche cayó más rápido de lo esperado y los cuatro aguardabamos en una habitación esperando el mejor momento para irnos sin ser vistos. Poco después de la cena la mayoría de la Orden estaba enfrascado en sus propias actividades por lo que aprovechamos para salir por completo de Grimmauld Place.

Lucius fue el primero en cruzar la calle, seguido de Lily y algunos pasos atras íbamos Severus y yo. Nuestras oscuras túnicas no dejaban revelar quienes éramos en realidad.

Nos adentramos en un parque no muy lejano y ahí sacamos nuestras escobas para irnos de inmediato pero un ruido nos hizo detenernos segundos antes.

-¿A dónde creen que van?- preguntó una oscura sobra al frente.

En un rápido movimiento ambos hombres sacaron sus varitas listos para atacar pero cuando la sombra se dejó al descubierto bajaron la guardia.

-¿Qué?, ¿Creían que no nos daríamos cuenta de sus intenciones?- nos miró desaprovatoriamente al igual que el par de chicos que iban a su lado.

-Debemos destruirlo, así nos quedará sólo un horrocrux y luego Harry- murmuró Severus dando un paso al frente.

-Entonces iremos con ustedes- habló uno de los pelirrojos.

-Señor Weasley no creo que.....

-Ya no es más nuestro profesor- se burló el que al parecer era Fred ¿o era George? De igual manera no importaba pues ambos estaban ahí, junto a Allastor.

-Ya los oiste Severus, iremos con ustedes- replicó Moody y no hubo manera en la que pudieramos negarnos.

Rápidamente tomamos nuestras ecobas y está vez sí nos dirigimos hacia el Valle de Godric.