*Capítulo 22: Castigo

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/Laurine Selwyn/

Y entonces comprendí que Severus jamás estaría quieto con el tema de Lily, no me gustaba verlo alterado y me alegraba que mi amiga fuera feliz, pero odiaba que a mí me afectaran los celos de ese idiota descontrolado.

Creí que al día siguiente tendría un mejor humor, pero no fue así de hecho me molesto toda la mañana hasta que uno de los profesores nos llamó la atención y nos envió a Detención. Y yo ni siquiera había tenido la culpa.

Como castigo aquella tarde nos tocaba arreglar el jardín de Hagrid, el cual era un completo desastre. El Semi gigante nos había dicho lo mucho que quería plantar calabazas pero debíamos limpiar la tierra primero.

Nos presentamos a la hora indicada y nos tendió dos palas, teníamos mucho trabajo por delante. Durante todo el tiempo no miré a Severus, estaba realmente molesta con él.

/Severus Snape/

Sabía que había arruinado nuestra pequeña temporada de paz, y ahora que había probado ambos lados de la relación amistosa, definitivamente prefería ser su amigo, de una buena manera. Pero al parecer ella ya no quería lo mismo. Estaba molesta.

-Lo lamento- dije intentando acercarme.

Ella fingió no escucharme.

Comenzaba a nublarse por lo que tuve que apresurar mi trabajo. Teníamos que cavar un poco profundo, colocar la nueva tierra que Hagrid nos trajo y volver a cerrar haciendo líneas donde las semillas de calabaza serían colocadas, al final teníamos que aplanar la tierra.

Ambos lo hacíamos en silencio, nos movíamos de un lado a otro sin siquiera mirarnos.

Un par de horas y ya llevábamos una gran ventaja en todo.

-Lo siento- intente por segunda vez después de mucho tiempo.

Me miró incrédula. Me revolví incomodo con su dura mirada.

-¡No Severus, así no son las cosas, no todo es tan fácil como pedir una disculpa y olvidarlo!- inquirió molesta. -¡Estoy harta de tus estúpidos celos con Lily y la forma en la que yo pago por eso!- gruñó. Volvió a tomar su pala y continuó con el trabajo.

Las líneas estaban casi cerradas, faltaba muy poco para terminar.

-¡No estoy celoso, entiende!- respondí mirando al cielo, un ruidoso trueno se escuchó no muy lejos. Las nubes grises estaban sobre nosotros ya. Las gotas de agua comenzaron a caer. Una a una y mi molestia aumento. Detestaba mojarme pero aquello era mi culpa y lo sabía.

Baje la mirada a Laurine, aún estaba notablemente alterada y acababa de terminar con su trabajo. Notó la manera en la que la admiraba.

-Deja de mirarme como un idiota- dijo dándose la vuelta y soltando la pala. -¡Vete!- finalizó cruzando sus brazos bajo sus pechos.

Pero no la dejaría ahí, no podía hacer eso y menos cuando la lluvia ya estaba presente, no tardaría en convertirse en algo más grande.

Me quité mi chaqueta que esta vez traía, me acerqué a ella y la coloqué sobre la cabeza de ambos, para al menos protegernos un poco. Me miró sorprendida pero la rabia aún no desaparecía de su mirada.

-¡No te he pedido que me cuides!- miro al frente tratando de evitarlo.

-No lo hago. ¡Ya quisieras que me preocupara por ti!- levanté una ceja. Pero mis acciones decían todo lo contrario. La lluvia aumento con fuerza dejando caer todo lo que tenía. Sin embargo ninguno de los dos se movió, a pesar de que mis brazos comenzaban a acalambrarse.

-Odio la lluvia- rompió el silencio y me miró tratando de recriminarme. -Esto es tu culpa- dijo mirando a nuestro alrededor. Todo era un caos y estábamos empapados hasta las rodillas. El frío calaba nuestros huesos y movernos no era una opción.

Esperaríamos a que terminara. Ahí bajo la lluvia me dediqué a mirarla con atención, algo que no había hecho antes.

Y de nuevo esos locos pensamientos y la voz de Sirius llegaron a mi cabeza. Justo cuando creía que lo había superado.

Maldita Obsesión {Severus Snape}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora