El día del nacimiento, la matrona mantiene una expresión de pánico involuntaria durante todo el trabajo de parto. Puede sentir el dolor y las contracciones de Matilde, puede guiarla desde el borde de la piscina durante el proceso, pero no puede sentir al bebé.
Su impresión es que el niño tiene muerte cerebral, a pesar de los intentos del padre de hacerle entender lo contrario. Y por primera vez en muchos años en esta zona del planeta, una matrona debe usar equipo externo para comprobar los latidos del bebé.
Ignacio sale de su madre luego de una hora de labor y la matrona lo saca de la piscina para cortar el cordón. El bebé llora y la veterana mujer está desesperada, ningún mensaje atraviesa la barrera mental del niño. Andrés está de pie a su lado, repitiendo con cada roce que el niño es totalmente normal, pero sordomudo.
¿Qué clase de padres condenan a su hijo a una vida incomunicado? se pregunta la mujer. Piensa en qué tipo de denuncia debe hacer ante el Departamento Contra Negligencias de los Progenitores, cuando Andrés toma al niño en sus brazos, balanceándolo suavemente y tarareando una canción recursiva antes de entregarlo a Matilde, quien lo acomoda sobre su pecho y continúa rumiando la misma canción y acariciando su cabecita.
El niño al poco rato se calma y luego de algunos minutos comienza a amamantar.
—¡Grandioso! —ríe la matrona dando un brinco. Se acerca a tocar al niño, pero todavía no oye nada. Andrés le toma la mano y le hace entender casi a la fuerza que hará un traspaso de memes. La mujer indaga en sus intenciones y acepta el traspaso con reticencia.
Un minuto después suspira sentada en una esquina alejada de la piscina. En sus veintinueve años de matrona profesional nunca se topó con un caso de sordomudez absoluta. Siempre hay algo, aunque sea apenas un susurro. Se acerca a tocar a la madre y al niño que ahora reposan en una camilla, a la espera de la ambulancia que los llevará de regreso a su casa. Cancela toda su lista de trabajos para el resto de este día y mañana. Que otros se hagan cargo. Prefiere quedarse cerca de la nueva familia e intentar algunas cosas en conjunto, ver cómo evoluciona el bebé sin contacto empático en sus primeros días de vida.
Estar presente en caso de que muera.
Tarde en la madrugada se duerme con el llanto del bebé que está por fin en su casa, rodeado de equipos de monitoreo usados con niños comatosos. Y sueña en cómo titulará su próxima investigación basada en este fascinante caso.
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Sordomudo
Science FictionSegunda mitad del siglo XXIII. En un mundo en el que la comunicación directa de las mentes a través del tacto es tan normal como respirar, un joven demuestra tener el don más raro de todos: la capacidad de mantener secretos. Sordomudo es una novela...