◄ ▒ Capítulo dedicado a mi fantástica lectora @MerryQuintero1 ¡Feliz cumpleaños!▒ ►
Respiré fuertemente sintiendo mis músculos arder por el esfuerzo.
Mi mano derecha escocía algo debido al fuerte contacto que había sufrido con la cuerda, la cual estaba enroscada alrededor de mi mano haciendo que no me deslizase hacia abajo y cayese. La otra mientras sujetaba a un desmayado Dante.
-Mierda, tendría que pensar en adelgazar joder.-Bufé con algo de rabia.
Nos había salvado, sí, pero ahora no tenía ni idea de lo que hacer a continuación.
Dirigí mi mirada al suelo rezando para que nos encontrásemos a unos pasos de él, para exhalar un suspiro lastimero a continuación dándome cuenta de que era todo lo contrario.
No podía escalar con una mano, no podían saltar y no podía deslizarme por la cuerda o me acabaría hiriendo la mano. Más jodida no podía estar.
Dirigí mi pierna izquierda hacia la cabeza del Bello Durmiente, intentando despertarlo.
-Venga Dante. Por favor, no es hora de dormir la mona.
Nada, ni una muestra de que me estaba escuchando.
Exclamé un suspiro de alivio al comprobar que el gancho continuaba fuertemente anclado a la rama del árbol y que al menos por ahora sobreviviríamos, claro está, si era capaz de soportar el peso de los dos.
Recordé el día que decidí seguir a mi padre en aquella maldita cacería. ¡Maldecía ese día una y mil veces más! Quizás si no hubiese pasado mi padre no hubiese perdido el brazo y yo no me habría visto obligada a realizar esas mierdas que hacía. Quizás ahora me encontraría con un precioso vestido nuevo que habría cosido junto a mi madre mientras la ayudaba a hacer la cena.
Me reí irónicamente al comprobar que antes no había tenido casi tiempo ni de pensar en mi propia muerte, pese a que estaba más cercana que ahora, y en ese mismo momento en el que me encontraba "a salvo" pero sin ninguna mano a la que tomar, sin ninguna salida posible, era cuando me paraba a pensar en esas chorradas.
¿Qué más daba si moría? ¿A quién le importaría? El mundo seguiría exactamente igual, nada cambiaría su curso. Al fin y al cabo no era nadie importante, solo un número más dentro de la plebe.
¿No significa esto que al final todos viviamos un poco muertos?
Entonces la sangre de aquel día pasó como un flash por mi mente ensuciando de nuevo mis manos.
Mi padre había dejado que un lobo devorase la mitad de su brazo para que yo viviese, ¿era justo entonces dejarme morir ahora? ¿Era justificado hacerles llorar de esa manera? Porque aunque yo no importase una mierda en este mundo, ellos en el mio sí.
Miré al chico que colgaba a mis pies.
Sabía que si lo soltaba ahora podría llegar perfectamente a la rama y seguiría sin un rasguño. Podría volver a casa, buscarme otra manera de ganarme la vida, ser capaz de volver a ver la sonrisa de mis padres una vez más, sentir su cálido abrazo y entonces pensar "todo ha valido la pena solamente por esto, por este justo momento".
Sí, podía hacerlo.
Era tan tentador en verdad.
Sentía mi mano sudar y disminuir el agarre en la contraria.
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Catulus
WerewolfLa flecha impactó limpiamente en la madera, clavándose profundamente en el tronco del árbol. Sonrió, una sonrisa mezquina, que avecinaba sangre, que prometía una oleada de destrucción, que quería reflejar que ella no descansaría en paz hasta acabar...