Capitulo 23

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-¡Exacto! –exclame dándole la razón.
-¿Martina, puedo hablar contigo? –pregunto Diego poniéndose detrás de nosotras.
-Hola estoy bien, gracias –dije sarcásticamente sin quitar mi mirada de unos niños que jugaban con pelota cerca de el agua.
-Martina por favor, déjame hablar contigo –siguió insistiendo.
-Creo que me voy –dijo Lucia sintiendo la tensión.
-¡No! Quédate ya hablaremos después Diego y yo –le dije haciendo que se sentara nuevamente bajándola con fuerza del hombro.
-De acuerdo –acepto Diego sentándose junto a mi.
-Bueno Diego te presento a Lucia, Lucia te presento a Diego –dijo apuntando el uno al otro mientras decía sus nombres.
-¿Lucia? Eres la prima de Facu –dijo Diego mirándola.
-Esos rizos son inconfundible Chachi –dijo ella riendo- . Vaya hace tiempo que no vengo a pararme por acá, mírate que alto estas.
-Si bueno han pasado varios años –dijo con su usual tierna sonrisa.

Era imposible no hablarle a Diego, además el hacia el trabajo para ayudar a su mama y yo estaba feliz con Jorge así que… que mas da.
En eso llego Facu agitado tomando aire exageradamente.
-¡3 kilómetros! ¡Corrí 3 kilómetros! –dijo el inclinándose y tomando sus rodillas con sus manos.
-Ajaa –hizo Lucia mirándolo rápidamente y luego desviando su mirada al agua salada de nuevo.
-Esta bien, corrí como 600 metro solamente –dijo poniéndose derecho.
-Eres un mentirosillo –dije echándome a reír.
-Siempre haces lo mismo –dijo Diego negando con la cabeza.
-En realidad solo camino rápidamente –dijo Cande llegando caminando tranquilamente.

Compartimos unas cuantas historias interesantes y algo vergonzosas, todos se fueron en diferentes direcciones y nos quedamos Diego y yo solos.
-Martina perdón por lo que ha pasado –musito torciendo el gesto.
-Tranquilo que yo no se nada, o al menos hasta que ella se lo diga a Jorge –dije dejando caer mi cabeza clavándola en la arena.
-Pero en serio perdón –dijo mirándome con esa mirada tan tierna y atractiva que solo el sabe hacer.
-Deja de hacer eso –dije apuntando a sus ojos.
-¿Hacer que? –pregunto pero el sabia perfectamente que era, y volvió a mirarme de esa manera.
-Eso, tu mirada sabes perfectamente de lo que hablo –dije evitando reír.
-Es solo para asegurarme de que en serio me perdones –dijo haciendo bizcos con los ojos.
-Eres un tonto –dije empujándolo a un lado por el brazo.

Un hermoso domingo y un resplandeciente sol describía el bello día, al día anterior habíamos quedado en ir al orfanato a dejar un par de cosas que la gente misma del pueblo nos había dado y algunos pequeños detalles, como en la parte trasera de mi troca había mucho espacio pues decidimos echar todas las cajas ahí.
Íbamos de salida Diego y yo había finalizado de atar las cintas de mis tenis, íbamos en el pasillo riendo por que Diego había tropezado torpemente con un pedazo de alfombra mal acomodado, entonces pasamos por la habitación de Jorge que tenia la puerta de par en par y este recostado en la cama, lo mire de reojo al sentir su fuerte vista sobre mi.
-Oye ¿Te puedes adelantar? Tengo que ir al baño –me permiti a mentirle a Diego para poder ir con la razón de mis suspiros.
-Oh te acompaño –se ofreció amablemente.
-Oh no Diego, son cosas de mujeres –dije torciendo la boa echando mi cabeza un tanto para atrás.
-Ah ya entiendo –dijo asintiendo, caminaba hacia ‘mi cuarto’ y entonces le dije ‘¡Hey! Ve calentando el carro’ volteando sobre mis talones lanzándole las llaves con un llavero que lleva una pluma color morado.

Caminaba en pasos muy lentos y cortos hasta que Diego desapareció de mi vista, corrí hasta la habitación de Jorge sellando la puerta tras de mi, y este al escuchar el ruido volteo bruscamente un poco espantado, se levanto en 1, 2 por tres y se acercó a menos de un paso de mi.
-¿A dónde vas hermosura? –pregunto elevándome por la cintura.
-Al orfanato, iremos a dejar unas cosas los chicos y yo –dije sonriendo fascinada de sentirme entre sus brazos.
-Te ves preciosa hoy –dijo mirando mi cabello caer por encima de mis hombros.
-Pues gracias –sonreí ante tal cumplido- . Me tengo que ir, pero nos vemos mas tarde.
-Bueno no te iras sin darme un beso –dijo frunciendo los labios.

Reí ante su acción y me acerque a el sintiendo sus labios juntarse con los míos, me estremecí al sentirlos como si fuera la primera ves y es que me encantaba la manera en que el me hacia desearlo mas y mas.
-Te amo, mas al rato nos vemos –dije alejándome lentamente de el.
-Yo también amor –dijo robándome un beso rápidamente.
Use mi arma mortal ante él caminando hasta la puerta, volteé a verlo por encima de mi hombro y pude ver que estaba completamente loco por alcanzarme y seguramente hacerme suya con esa delicadeza que sabe perfectamente me gusta.

Salí de su habitación y María se encontraba aspirando la alfombra me miro extraña pues claro que no era usual verme en la habitación de él, ella me miro casi por segundo y bajo su mirada al instante como si yo le fuera a gritar por haberme visto, pero claro que no seria así.
Baje hasta el garaje donde estaba mi troca y Diego esperándome, se miraba un poco desesperado y yo solo sacudí la cabeza al verlo.
-Listo vámonos –dije subiendo al asiento del piloto.
-Los chicos nos esperan en la entrada del camino –afirmo Diego apuntando por el cristal.

Conduje hasta el orfanato, seguramente Facu sentiría alguna sensación extraña de encontrarse ahí.
Bajamos y ahí estábamos bajando las cajas llenas de ropa y juguetes para los pequeños, me hacia sentir tan bien ver una sonrisa incomparable en sus rostros.
Luego de eso ordenamos unas pizzas y ellos estaban aun mas feliz.

En el camino Diego me conto que su madre ocupaba una nueva medicina, que costaba aun mas cara.
-Papa necesito hablar contigo –dije parándome frente a su escritorio.
-¿Qué pasa? –dijo sin despegar la mirada de la computadora.
-¿Podrías ponerme un poquito de atención? Estoy aquí –dije con voz fuerte y clara.
-Si hija ¿Qué pasa? –fue su respuesta.
-Necesito que me prestes dinero –dije sentándome en una de las cómodas sillas color marrón.
-¿Para que? En la tarjeta hay siempre dinero –dijo apuntándome con su mano.
-Si pero no es para mi, has dejado sin un buen empleo al padre de Diego –explique- . Ahora su madre esta más grave papa, tenemos que ayudarlos.
-Lo siento hija, pero el me robo y eso nunca se lo voy a perdonar –dijo lleno de rencor.
-Eres increíble, eres el mismo hombre sin corazón de hace 14 años que dejo a una pobre niña con su madre –dije contando con otras palabras la triste realidad.
-No me vengas con eso ahora –dijo el mirándome con mala cara.
-Es la verdad papa, ¿Qué acaso no recuerdas que tu y el solían ser buenos amigos? –pregunte entrecerrando mis ojos.
-Si lo recuerdo Martina pero simplemente no puedo perdón y olvidar –contesto necio.
-Entonces peleare todo el dinero que nunca le diste a mamá de mi pensión alimenticia –dije elevando una ceja, esperando que con eso aceptara.
-En serio quieres ayudarlos ¿no es cierto? –cuestiono sorprendido.
-Si, por favor –pedí haciendo una cara de convencimiento.
-De acuerdo, yo lo llamare para ponerme de acuerdo con el –dijo convencido.
-¡Gracias! –dije victoriosa, yendo hasta con el dándole un abrazo.

Estaba feliz de que mi padre haya accedido a darle un préstamo al papa de Diego, era increíble.
-¿Cómo te fue? –pregunto con voz delicada a mi oído.
-Fue increíble –dije feliz.
-¿Qué platicabas con tu papa? –cuestiono interesado mientras caminábamos por el pasillo oscuro para ir al sótano.
-Algo sobre la madre de Diego –dije agitando mi cabeza preguntándome que hacíamos ahí- . ¿Qué hacemos aquí Jorge?
-Oh simple tenia muchas ganas de estar contigo –se encogió de hombros.
-¿Ah si? Te extrañe en todo el día, como quisiera poder estar contigo sin tener que escondernos –dije haciendo chueca mi boca.
-Si bueno sobre eso…

Novela Jortini - "Mi Hermanastro" - (Adaptada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora